Por Soldat: Las redes de blanqueo de dinero de la trama que estaba al frente del Ayuntamiento de Marbella van más allá del litoral andaluz y de los bancos de Suiza. También alcanzan a Eivissa. Uno de los que intentaba aprovecharse de estos negocios ‘públicos’, el exteniente de alcalde del Grupo Independiente Liberal (GIL) Pedro Román Zurdo, compró en 2004 un restaurante y sala de fiestas en Port des Torrent, el Racó des Pins, un lugar hasta entonces emblemático para muchos banquetes y que ahora sufre una decadencia absoluta gracias a la intervención de la justicia. De celebrar multitudinarias bodas y comuniones, en los últimos años, con el ingreso en prisión de Pedro Román, ha visto sustituida su actividad empresarial por la supervivencia de un grupo de ‘okupas’.
Pedro Román Zurdo fue uno de los beneficiados con los millones de euros de las arcas públicas que saquearon los adlátares de Jesús Gil, el difunto presidente del Atletico de Madrid y líder del Grupo Independiente Liberal (GIL), el supuesto partido político con el que se aprovecharon sistemáticamente de los tejemanejes de la administración en Marbella y otros municipios andaluces.
Los secuaces del ínclito Jesús Gil y Gil ya estaban conectados con Eivissa a raíz de las propiedades adquiridas en la isla con fondos de dudosa procedencia por parte del cerebro de toda la trama, Juan Antonio Roca, el asesor de urbanismo y estratega del Ayuntamiento marbellí pese a que jamás fue en listas electorales. El latrocinio organizado que llevaron a cabo se pierde en una trama de delitos urbanísticos recopilada en miles de folios del sumario del ‘Caso Malaya’. Ahora, Pedro Román Zurdo vuelve a salir a la luz porque la justicia le embargó ayer hasta 41 propiedades adquiridas irregularmente, entre ellas una finca en Eivissa.
El sumario del ‘Caso Malaya’ revela que Pedro Román es el propietario de una tapadera llamada Veram AG, que «se sirve de testaferros, en este caso su hija María del Pilar Román –para ocultar esta condición–». Las cuentas de Veram AG se diluyen en todo un conglomerado de inversiones y de paraísos fiscales, aunque en su difusa actividad comercial se registra que en 2004 destina más de un millón de euros, concretamente 1.114.520,61 «para la adquisición de un inmueble –el complejo industrial destinado a sala de fiestas y restaurante, conocido como ‘Recó des Pins’, en Ibiza, que tiene una superficie total construida de 1.324 metros», según consta en el sumario.
Una visita a día de hoy al Racó des Pins dista mucho del glamour que se podría inferir del sumario del Caso Malaya. Se trata de una superficie rodeada de un enorme muro, abandonada en tercera línea de mar de la Playa de Port des Torrent, con las entradas tapiadas y dejada de la mano de Dios. Las pocas personas del barrio que se pueden encontrar en una noche de martes de enero cuentan que «allí hay un grupo de okupas». «Yo me casé allí hace 20 años, pero hace unos siete que está abandonado y se va a caer de las ruinas», cuenta uno de los tres vecinos visibles.
Hace unos 35 años, el Racó des Pins era una sala emblemática para banquetes multitudinarios, pero con el tiempo perdió las vistas al mar y sus promotores fueron vendiendo el negocio. Su abandono actual no crea muchos disgustos al escaso vecindario que queda en temporada baja. Incluso, la pareja de la Guardia Civil que circula con su vehículo para vigilar semejante páramo desconoce tanto el Racó des Pins como su uso por parte de okupas. Seguramente, los okupas también desconocen que la propiedad que habitan pertenecía a la misma sociedad de Pedro Román Zurdo a la que, además de 40 fincas, le acaban de embargar un avión privado y un helicóptero.
Y Pepe Sala, ¿tiene algo que ver?