Con la que caía a las siete de la mañana, nadie apostaría por la celebración del Día de las Zonas Húmedas –éste es el día mundial que toca hoy– con la visita programada al Parque Natural de ses Salines. Pero a las diez, la hora de la cita en la iglesia de Sant Francesc, el sol ha surgido milagrosamente y han ido llegando más de 25 personas interesadas en conocer los valores de este espacio y su diversidad ornitológica.
Encima, sorpresa generalizada antes de empezar la excursión hacia los estanques de sa Sal Rossa. La educadora ambiental de la jornada, Marta Tur, ha colocado un telescopio junto a la escultura de Pedro Hormigo. Otea y… «sa peixetera! mira, mira!». Sobre uno de los muros que divide los estanques, se divisa un águila pescadora engullendo el pescado que acaba de capturar. Los niños y adultos se agolpan para ir turnándose.
No es muy habitual y no ha faltado la fortuna, pero Marta ya le tiene pillado el tranquillo a este ejemplar. «La vi hace unos días y siempre viene a esta hora a pescar a por aquí». Las águilas pescadoras son uno de los mayores tesoros de los estanques de ses Salines, sobre todo después de que desapareciera la pareja que permanecía estable en la zona de es Cap des Falcó, la última de la que se tiene constancia que nidificara: «El macho fue cazado cerca de es Vedrà, ya que antes la gente las cazaba porque las consideraba àguiles bordes. La cría que habían tenido murió electrocutada en la línea de alta tensión que cruzaba el Parque y luego eliminaron, y la hembra ya hace tiempo que desapareció».
Ahora ya no hay águilas pescadoras permanentes en ses Salines, pero temporalmente sí que emigran ejemplares hibernantes, como ahora, que se calcula que pueden haber tres o cuatro.
Tras la extraordinaria contemplación de lo que ahora es una excepcionalidad, los participantes emprenden la excursión hacia sa Sal Rossa.
El Día Mundial de las Zonas Húmedas se celebra desde que en 1971 se realizara la declaración de Ramsar, la ciudad iraní donde se decidió valorar la biodiversidad de estas zonas, ya que hasta el momento fueron los ecosistemas más castigados. La insalubridad que producían por la proliferación de insectos provocaba que muchas de ellas fueran desecadas, aunque así también se exterminaba su riqueza ornitológica y botánica. Ses Salines de Eivissa y Formentera se incluyeron en el catálogo Ramsar en 1993. Ses Feixes también están parcialmente incluidas en este listado.