Bembelé, bembelé, bembelé
¡Ay… el amor! ¿Qué haríamos sin él? El noventa y nueve por ciento de las canciones hablan de amor, el uno por ciento restante habla de todo lo demás. La proporción deja claro que a los músicos les importa el amor. Así como también importa a escritores, pintores, escultores o cineastas. Todos ellos alguna vez han plasmado en su arte el amor. El amor es algo inevitable.
Hay gente que enferma por amor, hay gente que enloquece por amor, hay gente que muere de amor, pero aún así, hay quienes intentan hacer ver que el amor no va con ellos, que a ellos no les afecta. No me los creo.
Sí, no puedo negarlo, soy una romántica. Hace ya bastantes años me quise hacer la dura, la mujer moderna, la que está de vuelta de todo, y decidí que no iba a tener pareja nunca jamás. Tan convencida y segura estaba de ello que salí con una amiga a celebrar mi nueva decisión. Bueno, pues ese mismo día apareció el hombre con el que estoy desde entonces y con el que quiero seguir estando. Del amor nadie está a salvo.
Hay quienes intentan hacer ver que el amor no va con ellos, que a ellos no les afecta. No me los creo.
Pasado mañana es San Valentín. Ya sé, ya sé… Que si vaya tontería, que si eso se lo inventó El Corte Inglés, que si el consumismo, que si el amor no existe…. Bueno, pues os diré que justamente estamos viviendo un momento en el que está quedando claro que el amor, no sólo existe, sino que está más vivo que nunca. El amor mueve montañas, el amor ciega, “l’amour est un oiseau rebelle” según Bizet nos cuenta en un aria de Carmen.
Estamos viendo casi a diario la fuerza del amor. Tenemos la prueba en los periódicos. Sí, en los periódicos, no en consultorios sentimentales, ni en mesas camilla… ¡En los periódicos!
La retahíla de mujeres enamoradas que aparecen en las noticias es cada vez más larga. Son mujeres de todo tipo; mujeres jóvenes, mayores, cultas, incultas… Afecta a tonadilleras, a amas de casa, a ministras, a infantas… Todas ellas han llegado casi, o sin casi, a delinquir por amor, a encubrir, incluso a pasar por tontas en los juzgados, sin ningún pudor, sin importarles el qué dirán. Y todo, ¡por amor!
Afecta a tonadilleras, a amas de casa, a ministras, a infantas… Todas ellas han llegado casi, o sin casi, a delinquir por amor.
¿Qué tendrán esos hombres que las encandilan hasta el delito? ¿Qué artes usarán para embelesarlas así? Su amor las dopa de tal manera, su devoción por ellos es tal, que las hace firmar papeles al tuntún, sin importarles qué haya allí escrito – ¡Qué importancia tienen unos papeles ante, este, nuestro amor! – Llegan a recoger bolsas de basura, llenas de billetes en curso, como quien recoge setas una tarde de otoño. El amor llega incluso a cegarlas hasta el punto de no ver, de no ver nada, de no ver ni siquiera coches enormes aparcados allí mismo, en sus mismas casas, en sus mismas narices.
El amor las hace comportarse con la misma dulzura e ingenuidad con la que Doris Day hacía de esposa de un viril Rod Hudson. El amor es así, cegador, enloquecedor, ambicioso, insaciable, ladrón.
Ortega y Gasset decía que el amor es un estado de imbecilidad transitoria. Hijo, Ortega, ¡qué poco romántico!
No sabemos nada del amor. Sólo sabemos que llega así de esa manera… Ya nos advertían los Gipsy Kings, aunque la verdad es que entenderles es casi tan difícil como entender el mismísimo amor. Les dejo aquí, copiado de internet, parte de la letra de ‘Bamboleo’ a ver si entre todos conseguimos descifrar este galimatías. Quizás en estas palabras esté la clave para comprender estos amores, tan arrebatadores y ciegos, que han llevado a estas pobres mujeres enamoradas, al banquillo de los acusados.
Este amor llega así esta manera
No tiene la culpa
Caballo le ven sabana
Porque muy depreciado,
Por eso no te perdón de llorar
Este amor llega así esta manera
No tiene la culpa,
Amor de comprementa
Amor del mes pasado
Bembelé, bembelé, bembelé
Incomprensible, ¿verdad? Así el amor.
Sensacional, como siempre que te leo. Además ni una sola corrección habría hecho. Está muy bien escrito. La canción la pinché ayer, en origanl, Caballo Viejo por Roberto Torres y de Simón Díaz, que ponía sintonía a la serie de igual nombre. Ese original sí se entiende y la letra no tiene desperdicio:
«Cuando el amor llega así de esta manera uno no se da ni cuenta.
El carutal reverdece y el guamachito florece
y la soga se revienta. (bis)
Caballo le dan sabana porque está viejo y cansao
pero no se dan ni cuenta que un corazón amarrao
cuando le sueltan las riendas es caballo desbocao.
Y si una potra alazana caballo viejo se encuentra
el pecho se le desgarra y no le hace caso a falseta
y no le obedece al freno ni lo paran falsas riendas.
Cuando el amor llega así de esta manera uno no tiene la culpa.
Quererse no tiene horarios
ni fecha en el calendario
cuando las ganas se juntan. (bis)
Caballo le dan sabana y tiene el tiempo contao
y se va por la mañana con su pasito apurao
a verse con su potranca que lo tiene embarbascao.
El potro da tiempo al tiempo porque le sobra la edad
caballo viejo no puede perder la flor que le dan
porque después de esta vida no hay otra oportunidad».
Original como siempre sabes como arrancar sonrisas, sigue asi
Perfecta!! Sí señora, el amor es así de sencillo y no hay que darle más vueltas. Nacemos del amor, y con eso se dice todo. Bravo Susana, pocas personas hacen oda al amor, y felicidades por vuestro amor!!
Gracias a los tres! Por cierto habrá que buscar esa versión que recomiende Pepe, así de paso nos echamos un bailecito.