@D.V./ En la discoteca secreta, hoy rescatamos un incunable, una pieza de coleccionista, un vinilo legendario, un EP con cuatro canciones extrañas, fascinantes y eternas. Doce minutos que valen su peso en oro. Una obra de arte de bolsillo, una miniatura que se llama exactamente así, ‘Miniatura’, un siete pulgadas publicado en 1969 por el sello Concèntric y en el que encontramos cuatro temas de unos nombres que apenas empezaban su carrera musical: Pau Riba, Jaume Sisa, Albert Batiste y Bravo ‘El Cachas’.
Cada uno de ellos firma una canción distinta y este recopilatorio sería el equivalente musical a aquella antología poética de los ‘nueve novísimos’. Es decir, artistas de la nueva generación presentan armas y tras, un primer éxito -Sisa viene de ‘L’home dibuixat’ y Riba de ‘Taxista’, ambos publicados en 1968- demuestran su voluntad de marcar perfil y crear un sonido generacional, rompedor, propio. Estamos en 1969 y ya se pueden imaginar el resultado del cóctel: mucha psicodelia, folk alucinado, letras surrealistas y ajustes de cuentas con la generación anterior, muy en la línea del Mayo Francés.
Al margen de que nos encontremos ante un disco absolutamente coyuntural, lo importante, lo realmente importante de verdad, es que 45 años más tarde estas canciones aguantan el paso del tiempo y se revelan como lo que son: auténticas maravillas, melodías deliciosas, clásicos absolutos.
La primera canción es la más atípica y funciona como introducción perfecta. Se trata de un extravagante tema instrumental firmado por el madrileño José Manuel Bravo ‘Cachas’ y que es un anticipo de lo que éste ofrecerá en su posterior grupo ‘Música dispersa’, que en 1970 editaron un lp que es otro objeto de coleccionista y piedra angular de la psicodelia autóctona.
Tras este prólogo, es el turno de la canción más extraña del EP: ‘El trist i desconsolat enterrament de la meva esposa’ de Jaume Sisa. Pieza de orfebrería, puro chamber-pop al estilo de los Beatles de la era psicodélica, con una letra delirante, Sisa recita con voz morosa, apagada, recreando la tristesa que le embriaga, y detallando el onírico cortejo que acompaña el ataúd de su mujer muerta.
El cotxe anirà tot pintat de colors
barrets de bombero pels enterradors
la caixa guarnida amb 10 fulles de pi
i un mico al darrera tocant el violí.
Els acompanyants amb carrets de llautó
Amb boines de goma i cavalls de cartró
Porteres, serenos, pintors de carrer
Soldats, policies i els cors d’En Clavé
Però jo ploraré i ho sentiré molt
I diré a tohom que m’he quedat sol
Que m’he quedat sol, que m’he quedat molt sol.
Una canción extraña, hipnótica, redonda.
El tercer tema es un canción con vocación de himno generacional. Se trata de ‘Noia’ de Albert Batiste. Tres años antes de ese disco prodigioso llamado ‘Un gran día’ que firmó a medias con Ia Clua -menudo nombre- Batiste mostró su talento con una canción que es hija del 68. Melodía extraordinaria y letra que realiza una fotografía precisa de una época, de un contexto y de una generación. Batiste ajusta cuentas con la generación de sus padres, con la represión sexual del nacional-catolicismo del régimen franquista y, como ya hicieron los surrealistas, convierte el Amor en un acto revolucionario.
Noia, si vols saber
com és mentida el que t’han dit
com t’han omplert el cos de por i t’han enganyat
queda’t amb mi, queda’t amb mi
Noia, jo vull saber
com és mentida el que m’han dit
com m’han omplert el cos de por i m’han enganyat
queda’t amb mi, queda’t amb mi
I sabrem com ens han enganyat, i sabrem com ens han enganyat
El crescendo final de la canción, con ese “i sabrem com ens han enganyat” que se repite y estalla y se eleva se convierte en un momento épico, perfecto, redondo. Un gran canción.
‘Miniatura’ termina con otro tema muy coyuntural, muy 69, pero que también aguanta divinamente el paso del tiempo. En ‘Al matí just al trenc d’alba’ en la que Pau Riba ejerce de hippy oficial de la Catalunya tardofranquista. Riba, que en 1969 grabará una obra maestra -‘Dioptria’-, en1970 irá como público al Festival de la Isla de Wight -y, además, vestido con una camiseta del Barça- para posteriormente trasladarse a vivir a una comuna hippy en Formentera, donde nacerá su primer hijo, echa mano aquí de todas las hierbas del recetario del folk hippista: guitarra acústica, evocación nostálgica de la naturaleza y atmósfera tenue y brumosa.
Vols saber quan és que veig
d’entre una grisor espectral
una vaga lluïssor que s’encén amb suavitat
I mil núvols de colors
que es poden tocar amb les mans
mil efectes d’aigua i llum mil tonalitats suaus,
com un film de Hollywood?
Al matí just a trenc d’alba
quan el sol talla el meu nocturn viatge
i tinc el cos adormit com una pedra de bruixot.
La pedra de buixot, el nocturn viatge, núvols de colors, mil efectes d’aigua, grisor espectral… El sol, la luz de la mañana, la naturaleza mágica e idealizada… no falta nada en ese brebaje. Y lo mejor de todo es que el estribillo es magnífico, rotundo, la producción deliciosa y el tema no tiene nada que envidiar a los grandes del folk de entonces como Fairport Convention, The Incredible String Band o Donovan. Otro tema redondo, un clásico instantáneo y la mejor forma de terminar un disco concebido en estado de gracia.
Falta lo más importante… escuchar las canciones. Lo podeis hacer en este enlace de youtube. Feliz viaje.