@Noudiari / Hay cosas que son difíciles de explicar. Por ejemplo, cómo un equipo de Segunda División B es capaz de ganar a uno de Primera División en su campo, ante su gente y en una competición de la que es un maestro, exactamente el segundo equipo del país que más títulos acumula en la Copa del Rey por detrás del FC Barcelona. Esto es lo que ha hecho el Formentera, que sigue creciendo a pasos agigantados como club, como equipo y como Isla y que después de estar el pasado curso en esta misma ronda de dieciesiavos, esta temporada estará también en la de octavos.
La euforia se apoderó entonces de los visitantes, del equipo pequeño, del que nadie daba un duro antes de empezar por las dos categorías que median entre unos y otros. Pero esta es la grandeza del fútbol, un deporte donde el dinero para fichar y la calidad de los futbolistas no lo es todo y en el que quien cree en sus posibilidades es capaz de hacer saltar sorpresas mayúsculas, como la que se ha producido esta noche.
El júbilo de unos contrastaba con la cara de circunstancias de otros, de los futbolistas de un Athletic que no daban crédito a lo que había ocurrido cuando el colegiado señalaba el final justo después del tanto de su rival. Fueron superiores los vascos, que tuvieron el balón, controlaron el juego y dispusieron de muy buenas oportunidades de marcar. La fortuna, sin embargo, esta vez vestía la camiseta del adversario.
Problemas
Supo sufrir el Formentera para llegar vivo a los últimos instantes. El plan se desarrolló como estaba trazado desde el laboratorio técnico de Tito García Sanjuán. Supervivencia pura y dura a lo ancho del duelo para estirar líneas en los últimos instantes. A todo esto, el Athletic demostraba no estar fino en los metros finales, llegaba pero no definía con certeza mientras su afición se desesperaba en la grada por el juego de los suyos, que no están teniendo una temporada cómoda.
A diez minutos para el final, el Formentera salió de la cueva, dejó de lado todas las precauciones para ir a por el gol que necesitaba para pasar la eliminatoria tras el empate a cero registrado en la ida en el campo de Sant Francesc y estuvo suelto. Especialmente incisivo fue por banda izquierda, donde Riera parecía imparable. Fue ganando metros para acabar embotellando a un Athletic que en este tramo tuvo varias contras para matar el partido que tampoco supo aprovechar.
Perdonó el cuadro vasco y lo acabó pagando con la eliminación, con el sonrojo que produce que un club de Segunda B, de una isla de 12.000 habitantes, te deje clavado en la cuneta en la Copa del Rey, una competición que, si las cosas vienen mal dadas en la Liga, puede ser un salvoconducto ideal para que los grandes, como lo es el Bilbao, se cuelen en Europa.
Ocasiones
Aketxe, Williams e incluso Aduriz, que entró en el segundo tiempo, pudieron marcar y sentenciar la eliminatoria. Hubo incluso acciones de carambola en la que el balón salió de la línea de gol del rival cuando el público ya cantaba gol. No pudo marcar por mucho que lo intentó, pero no fue únicamente por deméritos propios, ni mucho menos. Al otro lado del campo se topó con un rival dado a la hazaña, un Formentera que puede tener limitaciones técnicas pero al que nadie le puede acusar de falta de fe y de esperanza. Cree en lo que hace, en la forma de hacerlo y en sus posibilidades, a las que nadie se atreve ahora a poner cota.
El partido en sí fue del Athletic, pero la falta de gol le penalizó. Empezó el partido con el balón y los primeros 15 minutos fueron un suplicio para el Formentera, que poco a poco se fue haciendo al campo, a la superficie y al escenario, la nueva Catedral, uno de los mejores estadios del país y el de un club atípico como el Athletic, uno de los grandes de España y Europa.
Una vez asentado sobre el rectángulo de juego, el bloque insular se mostró consistente atrás y aunque eso no evitó las aproximaciones del contrario, minimizó las consecuencias. La segunda parte fue igual que la primera hasta que restaban un puñado de minutos para el final. La responsabilidad atenazó a los jugadores de casa, que no pudieron impedir que, en la última acción, llegara el único gol del partido. Un tanto histórico, para el recuerdo y para los anales de la hemeroteca de un club que hace un lustro estaba en Regional.
Ahora, el Formentera espera rival y, como en el sorteo anterior, quiere el premio gordo cuando se aproxima la fecha de la Lotería de Navidad, el FC Barcelona o el Real Madrid. La fiesta de la Copa sigue en Formentera.