Día 27 de esclavitud.
Si hay una cosa que echo de menos en la cuarentena es poder ver un buen partido. Me da igual de qué.
Ya podría ser de fútbol, de baloncesto, de volley o el torneo mundial de la petanca de la tercera edad. Me va bien cualquiera con tal de sentarme en el sofá un rato viendo jugadores haciendo rodar una pelota y comentando el partido con mi padre.
En casa para quitarnos el mono, tenemos un par de competiciones en marcha. La «Champions de pasillo», que ya se ha llevado los cristales de una lámpara. La «Asobal» que se juega en el mismo campo y con la misma pelota y se ha llevado la otra lámpara que quedaba. El «Pin Pong entre sartenes» que comparte estadio con la sandwichera y la «NBA al descubierto» que se juega en la terraza con minipelota de plástico junto a la «Vuelta Ciclista a la Azotea» que hace mi hermana con un ruedín.
Normalmente jugamos mi padre, mi hermana y yo. Mi madre hace de árbitro y asistente médica asegurándose de que no nos lesionemos que siempre dice que «no está el patio para acabar en urgencias».
El «patio» dice. A ver cuando vuelvo a tener uno…
Creo que se te augura un futuro de monologuista.
Ánimo¡