Por Raúl Medrano/ Fátima Sanz (fotos): Son cuatro amigos: Jesús, Benavente, Fernando y el Negro. Todos ellos están en el paro excepto Benavente, el único que trabaja y, por tanto, quien paga las cañas. Estos cuatro personajes se encuentra cada día en un bar y, mientras alargan la caña -que no está el bolsillo para derrochar- charlan sin parar de infinidad de temas.
Son cuatro personajes de ficción, pero esta mañana Jesús, Bena, Fer y el Negro se han encarnado en la piel de cuatro actores: Alberto San Juan (Goya al mejor actor por ‘Bajo las estrellas’), Carlos Areces (‘La hora chanante’, ‘Balada triste de trompeta’), Adrià Collado (‘La que se avecina’, ‘Aquí no hay quien viva’) y Eric Francés (‘Aislados’, ‘Bandolera’). Junto a ellos, dándoles instrucciones, el director ibicenco David Marqués. Y, a su alrededor, cámaras, cables, focos, monitores, técnicos, electricistas, el regidor, el de sonido, el director de fotografia, la maquilladora, los meritorios, la fotógrafa del plató, la scrip, los guionistas -que están de visita-, los productores y los dueños del bar donde se está grabando este episodio piloto. Un enjambre que se calma y aguanta la respiración cuando suena la claqueta: “El Club del Paro. Secuencia 1. Plano 1. Toma 1. ¡Acción!”
“El Club del Paro es una historia que empezó como una broma y ahora es una bola de nieve que se hace cada vez más grande”, comenta Marqués. Hace un año, durante unos meses de parón profesional, el director de Sant Antoni quedaba todas las semanas con un grupo de amigos que también se encontraban desempleados. De aquellos lunes al sol nació la idea de una serie de humor que hablara del drama del paro desde una óptica irreverente y gamberra. Un año más tarde, esa idea se hace realidad en el plató que se ha montado en el interior del bar Álvarez, en el barrio de La Latina de Madrid.
Un club de rostros populares
Para configurar el reparto, Marqués cuenta con sus viejos amigos Collado y Francés -habituales en sus películas- y todavía se pellizca por la suerte de haber conseguido enrolar a dos actores con tanto tirón mediático como Alberto Sanjuan y Carlos Areces: “Están aquí porque leyeron el guión y les encantó. Es una alegría y un espaldarazo para el proyecto”. Que se ruede un episodio piloto no significa que la serie finalmente se convierta en una realidad, pero la presencia de rostros conocidos ayuda, ¡y mucho! No obstante, director y actores tocan madera y no dan nada por seguro: la superstición afirma que no se puede dar por hecho ningún proyecto hasta que no esté en pantalla.
“Si estoy aquí es porque el guión me gustó”, afirma Carlos Areces durante un descanso del rodaje. Interpreta a Benavente, un ser mediocre y anodino que, paradójicamente, es el único de los cuatro que tiene trabajo: una personaje que es una metáfora de España, ese país que encumbra a los mediocres. Después de repetir cuatro veces la misma toma, Areces aprovecha un descanso del rodaje para tomarse un cortado: “Me gusta este trabajo. Hasta no hace mucho yo trabajaba en una oficina y, claro, es mucho más divertido hacer de actor”. Areces, además, acaba de finalizar el rodaje de la última película de Pedro Almodóvar, ‘Los amantes pasajeros’, una experiencia que ha sido como un sueño hecho realidad: “Siempre he sido un fan de Almodóvar y participar en este rodaje ha sido mitomanía pura”. Y, antes de reincorporarse al rodaje, Areces se pasea por el plató cantando ‘Águila negra’ de Rapahel.
Conspiranoia pura
Alberto Sanjuan interpreta a Jesús, un tipo obsesionado con las teorías de la conspiración, los reptilianos, el Nuevo Orden Mundial y el apocalipsis futuro. Sanjuan se ha tomado muy en serio su papel y se ha documentado a fondo: “Jesús tiene un batiburrillo mental porque mezcla al club Bindelberg, que es algo serio, con lo de los reptilianos, que es una tontería” comenta Sanjuan. Mientras le maquillan, como si fuera un actor del Método, el actor sigue disertando sobre conspiraciones y nuestra conversación acaba derivando en los chemtrails y la arqueología nazi. Luego, cuando suena la claqueta, Sanjuán se convierte en Jesús: “yo sólo creo los reptilianos y en el Niño Becerra, el economista con nombre de torero”.
Francés y Collado forman parte de la troupe habitual de los rodajes de Marqués. Francés ya era el protagonista de ‘Cualquiera’, su primer largometraje, y la relación con Collado se inició durante el rodaje de ‘El sueño de Ibiza’. Los tres han trabajado juntos, se conocen perfectamente y eso ayuda cuando preparan los rodajes y ensayan los diálogos.
Collado interpreta a Fernando, un periodista que se considera a si mismo alguien brillante y que siente una gran frustración por estar en el paro. Francés, en cambio, es el Negro, un buscavidas que vive a salto de mata y que siempre cobra en negro. “Cuando inventamos el personaje de l Negro, inmediatamente pensé en él”, comenta Marqués. El actor admite que el personaje le cae bien y que cuando leyó el guión se partió de risa: “Siempre es más fácil participar en proyectos que te gustan y te divierten”. Collado le da la razón, y admite que alguna escena le hizo llorar de la risa.
Una nueva vida en Madrid
Dicen que nadie es profeta en su tierra y David Marqués cumple el refrán a rajatabla. Después de residir durante toda su vida en Sant Antoni de Portmany, el cineasta ha cambiado -de momento- Eivissa por el barrio de Carabanchel. En Madrid, muy cerca de la industria y de los productores, todo funciona más deprisa y es más fácil vender un proyecto: “Siempre me he resistido a abandonar Eivissa, pero lo cierto es que me he adaptado muy deprisa a Madrid. A las pocas semanas de estar aquí, el proyecto de El Club del Paro se desbloqueó y surgieron otros proyectos interesantes”. Lo peor de Madrid es, sin duda, el frío, y Marqués se aloja en el que debe ser el único piso de la capital que no está preparado para las bajas temperaturas: “Una auténtica nevera”, comenta con una sonrisa.
Tras grabar dos veces cada escena -para tener los planos y los contraplanos- y repetir hasta ocho veces cada frase, y tras dar el último golpe de claqueta y rodar la última toma, Marqués anuncia el “¡Corten!”. Los actores se levantan del set y los técnicos aplauden. “Espero que nos volvamos a ver” comenta Sanjuán, “y que no sea en un piloto, sino con la serie ya en antena”.
Ahora toca editar todo el material, entregarlo y esperar el veredicto de las televisiones. Sólo es un episodio piloto, no hay nada atado, pero Marqués tiene el pálpito de que gustará. Los productores están convencidos de que El Club del Paro se hará, pero mejor no adelantemos acontecimientos. Seamos prudentes, ni que sea por superstición, y toquemos madera.