R. Beltrán/ Convierte en agua el aire. Sara Fratini (Puerto Ordaz, Venezuela, 1985) dibuja a sus heroínas flotando en una realidad transparente, una realidad que poco importa porque ellas son el centro, la médula ósea del optimismo crujiente de esta autora. La buena vida (Lumen, 2015) recoge un gran número de sus viñetas, divertidas y tiernas, cuyo mensaje podría definirse rizando el rizo de la filosofía adlib: haz lo que te dé la santa gana pero, sobre todo, disfrútalo a tope.
La librería Hipérbole acogerá el lunes 11 de mayo a las 20.30h la presentación de la obra en Ibiza, que estará acompañada de una exposición de dibujos originales de la autora. Además, los que se acerquen hasta allí podrán disfrutar de ver a Fratini empuñar los rotuladores en directo, ya que pintará un mural en el escaparate de la librería que permanecerá allí… Hasta que se lo lleve el viento. La que quedará para siempre será la payesa-sirena que Fratini ha creado para el cartel de la edición de este año del Formentera Film Festival, al que ha acudido en esta edición para pintar un mural en vivo en la plaza de Sant Francesc.
Venezolana residente en Italia… ¿Qué te ha traído a las Pitiüses?
Me invitaron a crear el cartel del Formentera Film Festival y me sirvió como excusa para conocer las islas y, además, presentar La buena vida. Tengo muchas ganas de conocer Ibiza y Formentera, ha sido toda una suerte.
¿Qué encontraremos en la exposición de originales que vas a inaugurar en Hipérbole el día de la presentación?
Entre quince y veinte obras de pequeño formato que componen una muestra que arrancará en Ibiza pero viajará por librerías de toda España. Además, quienes se acerquen a la presentación verán cómo decoro uno de los escaparates de la librería con uno de mis dibujos.
Aunque no hayas estado antes en Ibiza ni en Formentera, seguro que tienes en la mente una idea formada de cómo son estas islas. Te propongo un juego: tienes sólo dos rotuladores para dibujarlas…
Mmm… Por lo que he visto y he leído, diría que sus paisajes tienen mucho blanco y verde. También azul, por el mar, pero ahora tendré la oportunidad de ver con mis ojos los colores reales de estas dos islas.
La buena vida es un libro muy sincero. Algunas viñetas derrochan optimismo y valentía, pero otras muestran a una protagonista mucho más insegura. Las ilustradoras que estáis conquistando las librerías (Agustina Guerrero, Pedrita Parker…) soléis coincidir en la creación de heroínas imperfectas. ¿A qué se debe este regreso a la naturalidad?
La presión de ser ‘la mujer perfecta’ según los cánones impuestos por otros está presente en todas partes, en todos los ámbitos de la vida. En mí, esta vuelta a la naturalidad ha sido ‘natural’, valga la redundancia. Comencé con dibujos más infantiles, mucho más flaquitos, y de repente comenzaron a engordar ellos solos, sin que yo me diese cuenta. Y ahí conseguí expresar muchas más cosas, así como llegar a más gente, a gustar a más personas. Los artistas tenemos que reivindicar la naturalidad porque sólo así seremos más libres.
Dices que las curvas de tus personajes te conectaron más con la gente. ¿Qué te cuentan tus seguidores? ¿De qué edad son?
En su mayoría son mujeres de todas las edades, desde 18 años hasta 50 y pico… ¡Y mucho más! Me comentan que les gustan porque ellas también son ‘caderonas’, que se identifican mucho con mis dibujos.
Yo crecí en Venezuela y con 18 años ya había hecho todas las dietas posibles. Allí existe una presión enorme para que seas delgada, perfecta, que no te sobre ni un rollito… Sin embargo, cuando vine a España a estudiar mis amigos me liberaron de esa presión y me relajé. Al mismo tiempo, mis dibujos comenzaron a engordar, como comentaba, y a conectar mejor con el público.
En Venezuela están obsesionados con la estética… ¡Somos el país de la cirugía plástica! Fíjate que publiqué en Mi petit Madrid una ilustración con motivo del Día Mundial del Topless con tres chicas tomando el sol y un chico me dijo que ninguna de ellas era venezolana “porque no tenía las tetas grandes”… ¡Tenemos que huir de esa ‘fábrica de mujeres’!
Hace unos años se pusieron de moda los libros de fotografía. En cambio, ahora la ilustración está muchísimo más de moda. ¿Cuáles serían las diferencias y similitudes entre ambos géneros?
Tanto la ilustración como la fotografía tienen un componente muy personal, muy expresivo, que nace directamente del creador. Pero creo que la ilustración ofrece más libertad para ello, te permite recrear la realidad de una forma muy diferente. En definitiva, cabe más la fantasía.
¿Y por qué está triunfando precisamente ahora la ilustración?
En este boom del género, en el que casi todas las artistas somos mujeres, las redes sociales han ayudado muchísimo. Siempre ha habido mujeres en el mundo del cómic, pero el salto que hemos disfrutado últimamente se debe a que la ilustración se ha convertido en algo cotidiano gracias a Facebook, Instagram…
Muchas mujeres antes no consideraban la ilustración como algo propio, pero de repente y gracias a las redes sociales hemos compartido viñetas sobre la regla, la depilación… Temas considerados tabú que gracias a las redes sociales se han popularizado muchísimo.
En tus viñetas, ¿qué nace antes, la ilustración o la parte escrita?
Van de la mano y se alternan en esto. Cuando no tengo ideas, por ejemplo, me pongo a dibujar y algo sale, eso seguro. Otras veces voy caminando por la calle y de repente pienso u oigo algo que me hace decir “¡Voy a dibujar esto!”.
¿Cuáles son tus útiles de trabajo? ¿Qué llevas a cuestas a todas partes?
¡Tengo un estuche que es una maldición! Pesa muchísimo y está lleno de rotuladores negros con la punta de diferente grosor, más o menos de siete tipos diferentes, así como portaminas, goma de borrar y dos rotuladores Uni Posca (de pintura acrílica) en rosa y negro. ¡Llevo hasta rotuladores que ya no sirven!
Gracias a mi amigo Miquel Murillo llevo este estuche, ya que antes cargaba conmigo a todas partes plumas y tinta china. Y cada vez que se me abría el bote… ¡Tengo un montón de ropa manchada!
El vestido, el rostro, los pies diminutos, la melena leonina… ¿Qué te hace disfrutar más mientras lo dibujas?
Me encanta pintar las botitas, pero el pelo… ¡Es relajación total! Me encanta dibujar las melenas y meter objetos dentro de ellas.
En las Pitiüses dibujarás dos murales: uno en la librería Hipérbole y otro en Sant Francesc para el Formentera Film Festival. Aparte del tamaño, ¿qué diferencia hay entre ilustrar una viñeta para un libro y crear un mural?
A la hora de pintar un mural, primero tengo que ver el espacio y el tiempo del que dispongo. Pero aún con esas restricciones, me siento más libre cuando dibujo un mural, es curioso. Sobre el papel puedo borrar, modificar… En una pared no y todo va más rápido, pero para mí resulta más liberador.
¿Tienes algo pensado para tus obras en Ibiza y Formentera?
No sé qué saldrá al final, pero por ahora pienso en sirenas…
¿Qué se está cocinando en tu estuche actualmente?
Varios libros empezados que tengo que terminar, un cuento infantil… ¡Necesito tiempo para centrarme frente al escritorio!
Además de ilustradora, organizas un festival de cine y una escuela itinerante de cine e ilustración.
Sí, todos los años celebramos del 7 al 11 de agosto en Amantea, una ciudad del sur de Italia, La Guarimba Film Festival, donde ayudo en todo lo necesario y coordino en cada edición una exposición de artistas de todo el mundo. Además, también tenemos en marcha una escuela de cine e ilustración itinerante de tres semanas de duración que viaja allá donde dispongan de fondos para que nos desplacemos. ¡Estáis todos invitados a venir!
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