Por D.V: La devolución al obispado del espacio donde se debía ubicar el centro de interpretación para visitantes del Parque Natural de ses Salines, supone el último paso en la larga historia de demoras de una iniciativa que parece condenada a perderse en el limbo por culpa de la desidia de la clase política. Una década después del inicio del proyecto y tres años después de la finalización de las obras, el centro de interpretación cada vez está más lejos de ser una realidad.
Cuando a cualquier gestor medioambiental del resto del Estado se le informa que el Parque Natural de ses Salines carece de un centro de interpretación o de la más mínima infraestructura que sirva para informar a los visitantes, lo lógico es que le miren a uno con extrañeza o estupefacción. Es difícil concebir que un Parque Natural un poco serio carezca de un espacio así, ya que resulta imprescindible para poner el valor el espacio. De hecho, el proyecto del centro de interpretación ya constaba en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) aprobado en el año 2002 y en el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del 2005 y, una vez constituido el Parque -2001- su construcción era una de las prioridades. Aunque, en ocasiones, hablar de “prioridad” es muy relativo.
Un poco de hemeroteca
“El conseller balear de Medio Ambiente, Jaume Font, aseguró ayer que el inicio de las obras del centro de interpretación del Parque Natural de ses Salines es inminente”. De esta manera, el 31 de agosto del año 2005 el Diario de Ibiza informaba de la inminencia del inicio de las obras para la adecuación de la casa parroquial Sant Francesc como nuevo centro de interpretación del Parque de Salinas. De entonces hasta hoy, la cronología de este camino de despropósitos ha sido la siguiente.
En el año 2005 la Conselleria Balear de Turismo inició las obras con un presupuesto de 482.000 euros obtenidos gracias a la ecotasa. Una vez finalizadas las obras, Turismo cedió el centro a la Conselleria de Medio Ambiente. El local escogido fue la casa parroquial de Sant Francesc, un espacio que el Obispado alquila durante 25 años a cambio del pago de mil euros anuales. La ubicación en la casa parroquial genera algunas suspicacias ya que algunas voces aseguran que su superficie de 80 metros cuadrados es insuficiente para acoger las instalaciones con un mínimo de garantías.
Las obras se prolongan durante más de tres años hasta febrero de 2009, cuando se produce la instalación de los primeros paneles informativos a la entrada del Parque Natural que anuncian la existencia del centro de interpretación. En marzo de 2009 su apertura parece inminente. No obstante, llegados a este punto, se produce un problema aparentemente indisoluble: la instalación eléctrica. ¿Quien la tiene que pagar? ¿La Conselleria de Turismo o la de Medio Ambiente? A partir de aquí, treinta y seis meses de oscuridad y silencio.
Entre 2009 y 2012 el proyecto permanece estancado y paralizado hasta que, recientemente, el conseller balear de Medio Ambiente, Gabriel Company, desliza que las obras de acondicionamiento de la electricidad y el agua están finalizadas pero que no hay dinero para mantener el espacio ni para instalar unos mínimos recursos que vistan con un poco de dignidad a este espacio. No hay dinero ni para comprar unos sencillos paneles informativos y la apertura del centro de visitantes ha dejado de ser una prioridad, si es que alguna vez lo fue.
Dada la situación, la Conselleria de Medio Ambiente decide que no puede permitirse pagar los mil euros anuales que comporta mantener el uso del espacio y, haciendo caso omiso a las peticiones del Consell Insular, opta por devolver el espacio al obispado. Un negocio redondo para el obispo, que cedió un centro parroquial en ruinas y que recibe un edificio reformado, restaurado, perfectamente equipado, además de los ingresos por haber cedido el local.
Finalizamos este rosario de desdichas con un poco de esperanza. El centro de interpretación de ses Salines suma su primera década de retrasos pero recordemos que el Canal de Panamá tardó 32 años en construirse. No bajemos los brazos. Ses Salines todavía tiene 22 años por delante para tener quien lo interprete.