@B.R. / El estudio ‘Análisis de la gestión del agua en la isla de Ibiza’, que ha sido coordinado por especialistas del Departamento de Ciencias de la Tierra de la UIB y ha contado con la participación de los técnicos del GEN-GOB y la financiación del Fondo de la Conservación de Ibiza, también incluye como punto importante la necesidad de contar con una ocupación sostenible del territorio. Un territorio que aglutina hasta 10.436 piscinas y 3.242 safareigs, según indicó el presidente del GEN-GOB, Joan Carles Palerm, quien auguró que debe ser la isla de la Comunitat con más cantidad de piscinas por km2.
Parlerm destacó que en comparación con los datos registrados en 2008, esta cifra supone un incremento de 2.000 piscinas más: «Estas cifras demuestran que el ritmo va rápido», señaló.
Asimismo, Alfredo Barón, uno de los responsables del estudio, indicó que un 10% del agua que se consume en Eivissa es la gastada por las piscinas.
Ante tal cantidad de unidades y la insostenibilidad de los recursos hídricos de la isla, los encargados de realizar el estudio apuestan por realizar ordenanzas municipales que tenga como objetivo racionalizar los consumos y evitar el despilfarro: «Debe regularse con plazos concretos y con la implantación progresiva de contadores individuales. Se deben establecer regulaciones para la utilización del agua de las piscinas, no se puede destacar sus aguas sobrantes», han apuntado. Por ello, resaltan la necesidad de regular la obligatoriedad de recoger las pluviales, por lo menos, en la viviendas aisladas y en plurifamiliares con jardines.
Como curiosidad y comparando los mapas en los que se localizan las piscinas y el estado de los acuíferos en una situación límite coinciden en la zona: sa Serra Grossa. Para los investigadores se trata de una zona «muy castigada, no es casualidad», han indicado.
Las perforadas
En relación a los pozos perforados, Barón ha señalado que se están haciendo «demasiados» después de la modificación de la normativa que hace más flexible la posibilidad de perforar el suelo en busca de agua, «lo que hace también que esta permisividad presente muchos riesgos de contaminación», ha destacado. Ante este cambio en la normativa, Palerm asegura que a día de hoy no se registran las perforadas que se hacen y ha indicado que otras tantas se realizarán sin ningún tipo de permiso. Aún así, Barón se ha mostrado un tanto sarcástico apuntando: «No se deben hacer muchas perforadas ilegales al ritmo que se hacen las legales; no existe suficiente maquinaria como para abastecer a todos». Además, Barón ha señalado que las perforaciones ilegales corresponden a caudales pequeños, que puedan utilizar la energía del inmueble al que se asocia, ya que las perforadas de caudales más grandes necesitan un permiso de la central eléctrica.