@Noudiari / Can Cires es otra historia. Alejado del bullicio estival, el ya emblemático restaurante de Sant Mateu simboliza el arte del buen comer, o más bien del arte del buen vivir, porque es un placer para los sentidos alcanzar este oasis gastronómico, entre viñedos y frondosos bosques, donde se cuidan todos los detalles para que cada cena sea memorable.
Can Cires cumple diez años. Para celebrarlo, Francis y Victoria, con su afabilidad y esa filosofía del amor por las cosas bien hechas, abrieron su casa a las joyas de la corona del Grupo Codorníu, la empresa más antigua de España (1551) y la que simboliza la fusión entre la tradición y la modernidad en sus reputados caldos de distintos viñedos y bodegas.
La cita funcionó. El idilio entre platos y copas fue dulce, mucho mejor de lo esperado gracias al fundamento del sommelier Xavi Nolla. No se puede esperar menos de un Abadía Rosé de Raimat acompañando a un exquisito tartar de salmón.
O la célebre carrillera de ternera al estilo de Borgoña dando la mano a un fabuloso reserva de La Vicalanda, de Bodegas Bilbaínas, otro emblema del Grupo Codorníu.
Cinco parejas
Y así hasta cinco parejas de delicias gastronómicas coincidieron bajo la luna, en el florido jardín de Sant Mateu, con velas, con un servicio esmerado y con una seductora banda sonora a cargo de un elegante trío de jazz. Una de esas veladas imborrables. ¡Y que cumplan muchos más!