@Susana Prosper/ Ayer vino Vicent a casa. Vicent se dedica al transporte de agua. Mientras se va descargando el camión, nos sentamos a charlar en el pequeño poyete que hay junto al pozo. Siempre empezamos hablando del calor, pero enseguida cambiamos de tema y pasamos a hablar de muchas otras cosas. Me cuenta cosas de su vida, de la isla y, por supuesto, del agua. El agua siempre es nuestro tema principal. Nuestra gran preocupación.
En casa hay dos cisternas donde se recoge el agua de lluvia. Antes, el agua que recogíamos, nos daba para el consumo de todo el año, pero desde hace un tiempo fue lloviendo cada vez menos. Con mucho cuidado y sin malgastar ni una gota, conseguíamos aguantar hasta agosto. Recuerdo el primer año que tuvimos que encargar un camión de agua. Me sentí mal. Llegué a culparme pensando en que quizás, con más cuidado aún, podríamos haber aguantado hasta las primeras lluvias. El año pasado, la cosa fue peor, hubo que comprar agua a primeros de julio y por supuesto también en agosto y también en septiembre. La lluvia tardó en llegar y en invierno apenas llovió. Este año ha sido terrible. Una mañana de abril, abrí el grifo y no salía agua. Quise pensar que sería una avería en el motor. No quería ni imaginar lo que realmente era: nuestra reserva de agua, después de las escasísimas lluvias del invierno, se había acabado. Se había acabado en primavera. Me dieron ganas de llorar.
Llorar, porque una sequía es algo muy serio. Llorar, porque esta isla se está quedando sin reservas de agua. Llorar, por la poca importancia que durante décadas se le ha dado a este problema, tan anunciado y evidente. Llorar, por quienes ni siquiera se paran a pensar en que en Ibiza, o en cualquier isla, el agua potable es más importante que el oro y malgastarla debería ser más que un delito, más que un pecado.
Llorar, porque esta isla se está quedando sin reservas de agua. Llorar, por la poca importancia que durante décadas se le ha dado a este problema, tan anunciado y evidente.
Ayer Vicent me contaba, con la voz triste, cuántas perforadas se han secado. Cuántos pozos están bajo mínimos. Dice que en la zona de Sant Josep, ya no hay agua, ni siquiera de las perforadas de agua salina. Esa zona se está abasteciendo con agua de Santa Gertrudis y Sant Rafel y estos pozos no van a dar para tanto. Antes, un camión tardaba quince minutos en llenar el depósito. Ahora tarda cerca de una hora en hacerlo. El agua viene cada vez de más abajo, de más profundidad. Y ¿hasta cuando podrán seguir abasteciendo?
Vicent me comentaba que le queda poco para jubilarse. Durante los meses de calor se levanta a las cuatro de la mañana y se acuesta, como pronto, a las once de la noche. Dice que su siesta de cuarenta minutos es sagrada: “Caigo redondo”. En los pozos, las colas de camiones esperando para poder cargar agua cada vez son más largas y es que cada vez hay más casas, más piscinas, más hoteles, más jardines con césped, más derroche. Todavía hay mucha gente que no piensa en lo insostenible que es este crecimiento desmesurado y sin sentido. La avaricia pronto nos pasará una factura que no podremos pagar.
En los pozos, las colas de camiones esperando para poder cargar agua cada vez son más largas y es que cada vez hay más casas, más piscinas, más hoteles, más jardines con césped, más derroche.
Ya está descargada el agua. Vicent recoge las mangueras, las enrolla y las guarda en el camión. Desde la ventanilla, con el motor en marcha, siempre me grita sonriendo: “¡Esperemos que llueva pronto!” Le sonrío, y diciendo adiós con la mano, contesto: “Que así sea, Vicent”.
Cuanta razón tienes el agua es un bien muy preciado y no somos conscientes de lo mal que estamos. Espero que este otoño se algo más lluvioso. No te deprimas, guapa.
Como le suelo contestar a Vicent: Que así sea.
La verdad es que este tema me preocupa muchísimo.
Estoy de acuerdo es un tema preocupante en el presente y futuro. Por eso tenemos q hacer una prevision de cuanta gente aguanta nuestra isla y limitarlo de una vez por todas. Pero las grandes empresas y grandes partidos solo les interesa el ahora mismo.
Desgraciadamente en esta isla los gobernantes tienen otras prioridades, no ven mas allá de sus propias narices.
Hoy El Roto ha publicado una viñeta que resume muy bien el momento actual. El absurdo en el que vivimos. Pongo aquí el enlace:
http://elpais.com/elpais/2015/07/21/vinetas/1437498421_895542.html
Y por esto mismo es por lo que me entra una irá asesina cuando en los días lluviosos de invierno (que son cada vez menos), no hago más que escuchar a los mediocres de turno decir: ay! «Que asco de frío, que llegue ya el veranito y haga sol».
No saben lo que dicen, panda de ignorantes.