@Noudiari / Este domingo se cumple una semana de la desaparición en aguas de Formentera de la plusmarquista mundial de apnea Natalia Molchanova, cuyo cuerpo todavía no ha sido hallado, por lo que las causas de su muerte siguen siendo un misterio.
La buceadora rusa, de 53 años de edad, desapareció sin dejar rastro el pasado domingo mientras estaba dando clases privadas de inmersión a pulmón libre a dos millas al norte de la playa de ses Illetes. Molchanova se sumergió hasta una cota de unos 35 metros, algo sencillo para una mujer acostumbrada a tres veces esa profundidad, y no volvió a salir a la superficie.
Salvamento Marítimo y Guardia Civil iniciaron el operativo de búsqueda sobre las 17.00 horas, con un amplio dispositivo que incluía el helicóptero Helimar 202, con base en Palma, la embarcación Salvamar Markab, un barco patrulla de la Guardia Civil y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS).
Las primeras noticias eran imprecisas. Sólo se sabía que era una mujer extranjera de mediana edad. Hasta dos días después no se hizo público que la mujer desaparecida en Formentera era Natalia Molchanova, toda una leyenda de este deporte extremo, con 23 títulos mundiales y 41 récords a sus espaldas, entre ellos el de ser la primer mujer en superar la barrera de los 100 metros en septiembre de 2009.
Los interrogantes
Los medios de comunicación de medio planeta se hicieron eco del trágico suceso, incluidos periódicos del prestigio de The New York Times y The Guardian. Pronto surgieron los primeros interrogantes. No se trataba de una inexperta. Todo lo contrario. Molchanova era una veterana, con más de 13 años en la élite mundial, por lo que se temió un accidente fatal.
Todos los expertos señalan que cualquier inmersión a ciertas profundidades no está exenta de riesgos, incluso para los apneístas más experimentados. Hay que cuidar unas determinadas medidas de seguridad, algo que no se cumplió en el caso de Molchanova, que estaba dando lecciones a un millonario compatriota suyo, Pavel Tyo y, al menos, otra persona más. El nivel de los estudiantes no era tan avanzado, por lo que no pudieron acompañar a su instructora en su inmersión. De esta forma se incumple una regla básica de este deporte, que es vigilar siempre a la persona que inicia el descenso por si surge algún problema. Sin embargo, teniendo en cuenta la preparación de Molchanova, nadie esperaba ese desenlace.
Lo que se desconoce, y quizá nunca se sepa, es qué le sucedió bajo el agua. Las hipótesis son varias, desde las corrientes marinas, que son bastante fuertes en esa zona, hasta que perdiera la consciencia antes de llegar a la superficie y se ahogara, lo que se conoce como síndrome de hipoxia. «Es un suceso que deja perplejo. Debió sucederle alguna cosa allí abajo. Eso sí, llevo practicando esta disciplina desde que era niño y lo de la corriente no me convence», asegura otra leyenda de este deporte, el italiano Umberto Pellizzari.
La búsqueda
La labor de búsqueda se prolongó durante todo ese primer día, hasta que la falta de luz obligó a interrumpir esa labor. Los dos días siguientes continuaron registrando el fondo del mar, uniéndose un robot submarino aportado por la familia. Pero todo ese trabajo no dio frutos. El miércoles, la Guardia Civil decidió suspender la búsqueda submarina y continuar con la vigilancia a la espera de que el cuerpo de la submarinista salga a flote.
Molchanova, con un peso corporal de 50 kilos, llevaba un cinturón de lastre de 6 kilos, por lo que no hay muchas posibilidades de que el cuerpo emerja a la superficie. La corriente marina, además, puede haber arrastrado sus restos muy lejos del lugar del accidente, lo que hace casi imposible rastrear una zona concreta.
«Creo que nunca la encontraremos y que se quedará en el mar. A ella le gustaría así», aseguró, desesperanzado, su hijo Alexey Molchanov, que también es plusmarquista mundial de apena. «Era una gran estrella de este deporte y pensábamos que nunca podría sucederle algo así», comentó, por su parte, el presidente de la federación internacional de apnea, Kimmo Lahtinen. «Los apneístas no somos superhombres ni supermujeres», recordó, por su parte, otro campeón francés, Alain Richioud.