@G. Romaní / La vieja Joven Dolores, un hito/mito en la historia de Formentera, ha ganado merecidamente el primer premio de carrozas en el carnaval celebrado en Sant Francesc. La carroza estaba formada por tres partes, la primera de las cuales era una réplica de la Joven Dolores, un barco histórico para la Pitiusa menor, en segundo lugar figuraba un inmenso puzzle conformado por 11 piezas de alrededor de dos por dos metros que unidas conformaban la totalidad de la isla con sus elementos más representativos, iglesias, faros, torres, kioskos de playa, higueras u ovejas y, finalmente, cerraba el séquito la rotonda de la posidonia, la que está situada frente al Centre de Dia que cuenta con una escultura de Aaron Keydar inspirada en la posidonia oceánica.
El mérito de esta colosal puesta en escena reside en que gran parte de los elementos que integran la isla han sido realizados por los propios usuarios del Centre de Dia, personas mayores, personas con discapacidades o jóvenes de APMIPTEA, Asociación Pau Mayans para la Integración de Personas con Transtornos del Espectro Autista, el auténtico embrión y motor de la idea. Y lo más bonito ha sido que los propios usuarios del Centre de Dia han desfilado disfrazados, han bailado, saludado y reído disfrutando como los que más del evento.
Las otras dos carrozas tenían igualmente mucho mérito, una de payeses compadreando con hippies, mezclando tareas tradicionales, mobylettes, tractores, minifaldas, desparpajo y ovejas entre otros, mientras que el Col.legi Públic de sant Ferran ha escenificado una encendida defensa del Mare Nostrum del que el lema era claro ‘Al mar, peixos i sal, oli no cal’ en el que sobre vestimentas negras aparecían todo tipo de especies marinas. Además de Joven Dolores, isla y rotonda, los otros premiados fueron La niña del exorcista, La Gioconda y Lego.
El tiempo ha dado una tregua
Ha sido un carnaval de risas, una fiesta popular que por postergada era más esperada, y ha provocado que la gente saliera a la calle con ganas de divertirse. Aunque el viento había aumentado considerablemente a partir de las nueve de la mañana no ha sido, final y felizmente, obstáculo para que se desarrollara un Carnaval en condiciones. Incluso se ha celebrado una pequeña rúa justo premio para el gran trabajo realizado por todos los participantes, desde los disfraces individuales hasta las carrozas pasando por conjuntos, comparsas o grupos familiares.
Tras la depresión general del domingo pasado cuando el mal tiempo obligó a suspender la fiesta, en esta ocasión y pese a los pronósticos que la hacían poco menos que inviable por lo que se ha concentrado la mayoría del festejo en el interior del módulo deportivo del IES Marc Ferrer, la gente ha salido a la calle con más ganas que nunca. Y los hados han sido favorables.
Para gustos, colores
En esta ocasión había hasta seis caballos presentes en la rúa, hecho absolutamente inusual y más lo era el hecho de que los jinetes eran en su mayoría, muy jóvenes. Pero también había cosas lógicas, las de moda, desde los Minions, los Lego, personajes galácticos fueron unos de la NSA y otros de Stars Wars, y esos disfraces agradecidos y desenfadados de brujas, pasotas, ochenteras, malas muy malas mujeres, lapiceros, personal subida en una montaña rusa, princesas, hadas, tortugas ninja, transformers, uvas de buen ver y algunos disfraces especialmente logrados como el de un grupo que iban vestidos con papel de periódico, pero con una elegancia exquisita que les ha hecho ganar el premio en su categoría.
También abundaban los disfrazados para divertirse, no por concursar y hasta haciendo honor al día, San Valentín, una pareja de jóvenes acarreaban cada una su medio corazón.
Comida, baile y diversión
Tras la rúa el personal ha ido entrando en el módulo polideportivo del IES Marc Ferrer que se ha quedado pequeño por la gran cantidad de participantes y espectadores, con muchas ganas de fiesta. Dentro del recinto un jurado totalmente femenino, que a uno le ha hecho exclamar ‘eso ya no es paridad ni ná de ná sino feminismo a ultranza’, pasaba revista de los disfraces, el diseño, el trabajo, las coreografías caso de que las hubiere, en fin una multitud de detalles que muy seriamente anotaban en sus papeles.
Mientras se comenzaba a comer, gratis para los disfrazados, de pago para los espectadores, DJ Pharma amenizaba el sarao como antes lo había hecho una banda local y mientras unos comían, otros bailaban o se arrumbaban hacia la barra del bar de la APIMA. Luego los premios, más música, más baile, más jajajá y más jijijí y poco antes de las cinco de la tarde, el diluvio…
Parecía un ‘plou i fa sol’, que luego se ha convertido en una cortina de agua que ha culminado con un espectacular doble arco iris, entero, que se ha mantenido durante muchos y muchos minutos. Afortunadamente los once bloques del puzzle que estaban al aire libre habían sido retirados poco antes. El fin de fiesta perfecto para un día de gran colorido en el cielo y entre el personal.