@Susana Prosper/ Vivo en el campo, a menos de diez kilómetros de uno de los pueblos más grandes de la isla. Voy al pueblo un día a la semana a hacer la compra. Lo llamo “bajar a la civilización”. Digo lo de bajar, porque, de mi casa a allí, casi todo el camino es cuesta abajo. El trayecto es precioso. Una carretera estrecha que sortea montañas de bosque y tras alguna curva aparece el mar al fondo. A veces, hasta se puede ver la península posada en el horizonte. Un sueño.
Cuando bajo, hago acopio de víveres y de todo lo necesario para siete días. Voy al supermercado, a la farmacia, a la ferretería, al estanco, incluso aprovecho y tiento a la suerte con una bonoloto o un euromillón. ¿Mira que si un día me toca?
Voy al pueblo un día a la semana a hacer la compra. Lo llamo “bajar a la civilización”.
En esa pequeña civilización hay de todo. Al menos todo lo que necesito. Hay desde tiendas de informática, a una clínica veterinaria que ha salvado la vida a varios de mis animales. También hay tiendas de productos ecológicos, perfumerías, papelerías, un cine que proyecta, de vez en cuando, películas en versión original, y hasta una de las cooperativas agrícolas y una de las cofradías de pescadores más importantes de la isla. No necesito más. Si necesitara más, probablemente no viviría en el campo y seguiría viviendo en Madrid.
No sé si es suerte, pero allí siempre trato con gente encantadora. Tienen el relajo que hay que tener en un pueblo. Conocen bien a sus vecinos, charlan, comentan y me alegra ver que me consideran una vecina más aunque, al final, sólo vaya unas cuantas veces al mes. Me gusta hablar con la lotera, con la charcutera, con la frutera… El caso es que siempre vuelvo a casa con buen rollo. Siempre alguien me ha hecho reír o, como poco, sonreír y eso se agradece.
Este pueblo del que os hablo con tanto cariño es Sant Antoni de Portmany. A los que no sois de la isla os sonará por sus famosas puestas de sol, por su maravillosa bahía y por estar considerado un lugar turístico masificado y lleno de guiris borrachos haciendo de las suyas. Para los que sois de la isla no hace falta que os cuente nada, ya lo conocéis. Pero como veis, a mí me gusta centrarme en el lado bueno, en que es un pueblo encantador.
Sant Antoni, en los inicios del boom turístico, se echó a perder. Ese pequeño pueblo de pescadores, se pervirtió. Se construyó a lo loco, se masificó y se llenó de un turismo joven con ganas de desmadre barato. Echar para atrás y rectificar todo aquello es imposible, así que no nos queda otra que echar para adelante. Ahí es donde entramos todos los portmanyins: los de nacimiento, los de adopción y los satélites que, como yo, lo consideramos la civilización más cercana. Entre todos formamos una panda bien rara. Eso nos hace aún más especiales. Somos un cocktail con ingredientes muy dispares, pero que bien preparado puede llegar a estar riquísimo.
Ahí es donde entramos todos los portmanyins: los de nacimiento, los de adopción y los satélites que, como yo, lo consideramos la civilización más cercana. Entre todos formamos una panda bien rara.
En Facebook pertenezco a algunas páginas de Sant Antoni. En ellas veo que los vecinos están preocupados por el pueblo y veo también que tienen muchas ganas de mejorarlo. Se habla de los problemas que hay, del vandalismo, de la inseguridad, de la suciedad de calles y jardines, en fin, de todo. Esto es buena señal, porque aunque casi todo lo que allí se dice son críticas, no deja de ser un buen comienzo. Sacar a la luz problemas ayuda a que se puedan solucionar. Pero también hay que tener claro que no vale sólo con denunciar, hay que actuar. Es decir, hay que querer al pueblo y tratarlo como una extensión de nuestra casa. De nada sirve lamentarse de lo desordenado que tenemos el salón si luego somos los primeros que dejamos las cosas por el medio.
En verano, ante la avalancha de turistas, nos quejamos de lo poco que toda esa gente cuida el pueblo. Olvidamos que en invierno, cuando sólo estamos nosotros, tampoco lo cuidamos mucho. En esas páginas de Facebook veo fotos de basura tirada sin control o de jardineras llenas de desperdicios y se nos tendría que caer la cara de vergüenza. En invierno no vale la excusa del guiri descontrolado. En invierno los vándalos somos nosotros.
No vale sólo con denunciar, hay que actuar. Es decir, hay que querer al pueblo y tratarlo como una extensión de nuestra casa.
Así que desde este espacio, hago un llamamiento a mis vecinos portmanyins. Propongo que cambiemos la actitud y empecemos a hablar también de las virtudes del pueblo, que son muchas. A veces poner el foco en lo positivo hace que cambie lo negativo. Propongo que empecemos a cuidarlo e incluso a mimarlo. Propongo disfrutarlo, pasearlo y darle vida. Hacer peso y que se note que estamos. Propongo vivirlo más, comprar en sus tiendas, disfrutar de sus restaurantes y de sus terracitas al sol. Propongo, en definitiva, quererlo y que se note. Cuando todos vean cuánto lo queremos y cuánto lo cuidamos, todos lo querrán y lo cuidarán igual.
Hagamos ese cocktail que os comentaba antes. Con ganas saldrá riquísimo. Ya veréis como al final todos van a querer probarlo.
Maravilloso, de verdad. Gracias Susana
Hermoso relato Susana, gracias, ha puesto en palabras sentimientos y pensamientos que comparto. Para mí, Sant Antoni de Portmany es «mi lugar».. hay que verlo con los ojos de que todo puede mejorar, porque de por sí, es todo bello igual que la gente…Saludos, ahora , desde Argentina..
precioso .
Pero si solo vienes 1 dia a la semana… tampoco haces pueblo¿¿¿ no?? vuelve mas a menudo …
Fantástico como siempre, me encarna
Muchas gracias. No sabéis que ilusión me hace que os guste.
Votante tiene razón, tengo que bajar más veces a la civilización. 🙂
Yo también soy forastero; quiero al pueblo y a sus gentes y coincido contigo en todas tus apreciaciones. Lamento los innumerables cambios que han habido a peor. Viviendo en el centro, en verano desearía poder desaparecer para regresar en octubre.
Susana, en un solo artículo has tocado varias teclas
que darían para otros tantos artículos.
Felicidades y saludos.
Gracias Jose. Entiendo perfectamente lo que cuentas del verano.
Yo soy un nativo que he tenido la suerte de conocer la evolucion de San Antonio desde la llegada de los primeros turistas hasta la actualidad. En la bahíade San Antonio solamente habia el Hotel Ses Savines y porel psseigde Ses Fonts había el hotel Portmany. Las aguas eran cristalinas y había surtidores de agua dulce que sobresalian de la superficie del mar y un pozo de agua dulce que daba nombre a una playita «es Puet» donde nos bañabamos para quitarnos el salobre del agua del mar. En el otro extremo habia sa Cova de ses Llagostes donde los pescadores guaraban las langostas que despues venderìan por unos precios irrisorios. Toda la bahía era un vivero de peces de todas clases: roges, meros massots, llavionas etc que nosotros niños pescabamos conuna simple caña. Como no quiero aburrirte y si deseas saber màs cosas podrmos continuar- Psonas como tu son los que pueden cambiar la mala fama de San Antoni Un abrao
Vicente
Qué maravilla lo que cuentas, Vicente. La verdad es que me gustaría saber más sobre todo aquello.
Llevo 27 años en la isla. Es mi hogar y la adoro.
Llevo en Ibiza más de 30 años y se podria hacer cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor… es lo que tiene y da de simla añoranza.
Hace tres años pase por mi pueblo el cual no visitaba desde que vine a Ibiza. Tuve una mezcla de sensaciones dominadas por la pena.
Imagino que será la misma que sentiran mis hijos dentro de 40 años cuando visiten sus referencias.
De lo que dices me quedo con una cosa tras separar la pasión…
Si se identifica «un problema» no basta con señalarlo, hay que actuar… lo complicado empieza ahi, lo facil es señalar los problemas el resto ya es harina de otro costal.
Aun con todas gusta y llena la amabilidad y prosa de tus artículos.
Salu2
Gracias!
Con 27 años que llevas ya en Ibiza habrás visto muchas transformaciones en San Antonio que supongo no habrán sido de tu agrado. Yo puedo ir poco más atrás.Viví el periodode la postguerra donde a pesar de las carencias se vivia en jun ambiente familiar. La población era escasa y todavía se mantenia en los lugares de origen:Vila estaba dentro de las murallas, la parte de Sa Penya y la Marina. Al final de Vara de Rey se habia acabado la ciudad; Ses Salines tenia una iglesia refugio y Sa Revista una iglesia para uso de los trabajadores de la sal; Potmany dispo nia de un pequeño pueblo(San José) donde nací yo con unas pocas casas y una iglesia con una y un cura ,Cocas, que era el terror de la juventud que ya empezaban a ir detras de las turistas que eran más liberales que las nuestras y nos las podiamos llevar con la moto a las playas. (continuará) Vicente
Qué bueno! Sí, por favor, sigue contando cosas.
El pueblo de San José disponia de un ayuntamiento con cuatro personas:un secretario como aquel del cuento que no sabia leer y ni firmar y mediante un borrador lo haci
á como podía, el caso es que se llamaba :Lucas Gomez y en una ocasión que no disponia el papel para consultarlo puso:Laca Gamos, Habia otros dos que se veia que escribían pero nunca supe qué y despues estaba mi padre que lo hacía todo. Mi padre había aprendido a leer con un tío que nunca conocí y a los 14 años marcho a América, Buenos Aires, de alli regresó y junto con su hermano y con algún dinero que llevaron construyeros dos casas contiguas. Se trajo un bagaje cultural muy importante que nunca he podido comprender como lo había conseguido sin ir a escuela alguna. En casa encontre una pequeña biblioteca con practicamente todos los clásicos españoles y muchos estranjeros.Una vez instalado en el pueblo por aquello de que en casa de los ciegos el tuerto es el rey lo metieron en el Ayuntamiento. Se empezó de cero y una vez recuerdo que presento un sr. que le enseñó que con unos puntos y unas rayas se podia escribir asi fue que a la mañana siguiente empezó a recibir cintas y traducirlas y asi empezó a funcionar el telégrafo.Cuando había que recaudar impuestos me llamaba a mi nos instalábamos en Cas Sac, en San Jorge y alli en plan amistoso todo el mundo pagaba y cargados de dinero regresábamos a casa. En mi casa llegaba u reguero de gente unos por unas cosas y otras el caso es que conocí a todas las personas del municipio, sus nombres y los nombres de las casas. Para cálculo era una calculadora, unas sumas larguisimas las resolvia al instante. Susana sigue ahi que quedan muchas cosas por contarte
En el último párrafo del escrito anterior he de decir que el que conocia a toda esta ente era mi padre y el que hacia todas esas cuentas kilométrias tambien era él. Ambos compartiamos la afición por la pesca de caña que realizábamos cuando él tenia libre, El día anterior al que debíamos salir, encargabamos al chofer del autobús que realizaba el trayeco de S. José -Ibiza unos botes de «gambas» camarones que comprabamos a unos pescadores que mediante unas pequeñas chalanas (embarcacones de fondo plano pra moverse por esas aguas pantanosas donde crecian unas algas verdes que daban cobijo a estos pequeños crustaceos) que con unos salabres sujetos a un flotador pescaban. Este lugar se llamaba la BARRA. Hoy desaparcido y ocupado por el paseo Juan. Carlos 1º y por la Avda. 8 de agosto. En este lugar convergian las aguas del mar saladas con las de la Feixes dulces que daba lugr a una fauna marina y de agua dulce. Se mezclaban las anguilas y las ranas y a poca distancia con las doradas, lubinas etc.formando un parque natural inigualable.Una vez en nuestro poder esas «gambas» y preparados los enseres necesarios para tal fin nos íbamos a dormir, cosa que yo no hacía. Soliamos salir de noche, con la única luz del lucero del alba «gruasopes» (planeta Venus ) y alguna que otra estrella fugaz que cruzaba el firmamento. Cruzábamos torrentes, muchas veces con agua, saltábamos rocas , nos adentráamos en lugares donde nadie antes habia visitado, pero al final casi siempre llegábamos con la barsa (cesto especial para llevar el pecado) llena de peces,
En el último párrafo del escrito anterior he de decir que el que conocia a toda esta ente era mi padre y el que hacia todas esas cuentas kilométrias tambien era él. Ambos compartiamos la afición por la pesca de caña que realizábamos cuando él tenia libre, El día anterior al que debíamos salir, encargabamos al chofer del autobús que realizaba el trayeco de S. José -Ibiza unos botes de «gambas» camarones que comprabamos a unos pescadores que mediante unas pequeñas chalanas (embarcacones de fondo plano pra moverse por esas aguas pantanosas donde crecian unas algas verdes que daban cobijo a estos pequeños crustaceos) que con unos salabres sujetos a un flotador pescaban. Este lugar se llamaba la BARRA. Hoy desaparcido y ocupado por el paseo Juan. Carlos 1º y por la Avda. 8 de agosto. En este lugar convergian las aguas del mar saladas con las de la Feixes dulces que daba lugr a una fauna marina y de agua dulce. Se mezclaban las anguilas y las ranas y a poca distancia con las doradas, lubinas etc.formando un parque natural inigualable.Una vez en nuestro poder esas «gambas» y preparados los enseres necesarios para tal fin nos íbamos a dormir, cosa que yo no hacía. Soliamos salir de noche, con la única luz del lucero del alba «gruasopes» (planeta Venus ) y alguna que otra estrella fugaz que cruzaba el firmamento. Cruzábamos torrentes, muchas veces con agua, saltábamos rocas , nos adentráamos en lugares donde nadie antes habia visitado, pero al final casi siempre llegábamos con la barsa (cesto especial para llevar el pecado) llena de peces,(18-3-2ol6)
Me esta encantando el relato….
En mi pueblo de pequeño yo cogia un camino largo entre trigales llegando a una chopera en donde brotaba un manantial también repleto de fauna.
En la chopera había prados inmensos acotados por muros vegetales que protegían grupos de ganado.
Al lado de los trigales viñedos. La siega, la siembra, la recolección y el trillo, los carros de bueyes en la vendimia, acudían todo el pueblo.
De todo aquello no queda nada, los lugares mágicos de la infancia se han visto ocupados por asfalto y naves industriales.
Esto ha ocurrido en todas partes y aunque se rememora con gusto los viejos del lugar dicen que «ahora se vive demasiado bien». Los tiempos de sabañones pasaron… pero se cargaron prados, trigales, viñas, vacas y manantiales.
El progreso lo llaman.
Me encanta todo lo que cuentas! Iré pasando por aquí para ver si has escrito algo más. Gracias Vicente 🙂
Hay otro comentario en el dia de hoy ¿Donde está?
Qué pena! ¿se ha perdido algún capítulo de la historia?
Mi padre, una vez llegado de América se caso con mujer de casa rica que mi abuelo JAIME se la cedió con condicioes que le hizo firmar por escrito (espolidS). PUÉS UNA HIJA NO SE DEJA ASI COMO ASI, que queria decir que en caso de ir mal avenidas se dejaba media piel,a ella le dejaba la legítima que le correspondía de su finca más la emprendada. lo normal en aquellos casos. El por su parte presentaba como aval , las dos manos, y un bagaje cultural aprendido en la escuela de la vida, cosa que no hacen ahora. Asi los dos con todas la ilusión se enfrentaron con el devenir, que no ibas a ser de color de rosa. Empezaron a salir hijos y llegamos a juntarnos seis niños varones y tres niñas, nueve en total. Un servidor era el primer hijo varón, sería el hereu, eso queria decir que sería el responsable de la familia en caso de incapacidad o muerte del padre. La cosa si que era seria. Cumplimos todos con nuestra obligación y salimos adelante: 5 se dedicaron a la enseñanza, l militar l carpintero l mujer a S.L.y otra con cierta incapacidad psiquica ( que ya se encargó mipadre de que tuviera ayuda estatal permanente)
Me tienes enganchada a los relatos de tu vida como a una serie de televisión. Me encanta
La organización de este pequeño núcleo que empezó a formarse era el siguiente y cada uno adquiría sus obligaciones correspondientes: El padre que venia a ser el Rey a su derecha se colocaba mi madre; los hijos así como iban apareciendo se iban colocando a su lugar correspondiente, los varones al lado del padre, el primero en aparecer era L’hereu, a continuación se iban colocando los hijos varones ; si eran mujeres se colocaban al lado de la madre. Cada uno era responsable del que le seguía y así con todos.En caso de peleas el culpable era el responsable o sea el mayor. Al padre se le trataba de VOS y era el que daba las ordenes que se aceptaban sin comentario alguno.Las horas de las comidas eran sagradas y se exigía la máxima puntualidad . Recuerdo que a mi me tocó el ir a buscar la leche del desayuno que debía de recoger de unos cabreros que estaban como más de dos Km.por unos senderos difícilmente reconocibles por entre arbustos y algarrobos enormes que poseían nidos de lechuzas que me daban un pánico que no os podéis imaginar y esto con seis o siete años que tenía.Esto tenia que hacerlo de noche porque tenia que esperar que llegaran las cabras de los prados. Otras veces teníamos que recoger higos de una higuera monumental que poseíamos en Cala da Bou donde pasábamos todo el día. Esto nos gustaba porque podíamos ir a bañarnos;recogíamos almendras y algarrobas de nuestros campos etc Fui a la escuela del pueblo hasta los 10 años
Qué tiempos, Vicente. Qué diferente era la vida. Me encanta leer todo lo que cuentas.