@Carlos Vidal / Nunca he visto en directo a Pink Floyd y, a estas alturas de la película, tengo pocas opciones de hacerlo. El tiempo no perdona ni espera por nadie. Este viernes, sin embargo, me imaginé por un momento presenciando un concierto de la mítica banda británica mientras me desgañitaba coreando canciones como Shine on You Crazy Diamond, Brain Damage o Comfortably Numb. The Other Side ha cumplido su promesa y me ha transportado lejos, muy lejos, concretamente a mis años de adolescencia.
El viaje comienza con los primeros compases de In the Flesh?, el impresionante tema de apertura del no menos impresionante ‘The Wall’ (1979). Pedro Sánchez Tuomala hace su aparición en el escenario de Can Ventosa con un largo abrigo militar y saludando al público con los brazos en cruz a imagen de Bod Geldof (Pink) en el film de Alan Parker (1982). La puesta en escena, aunque modesta, te atrapa y, una vez superada la primera impresión cuando empieza a cantar -lógicamente su voz no es como la de Roger Waters- no tardo en meterme en el papel.
La primera parte del espectáculo se centra exclusivamente en el Muro, con canciones como The Thin Ice, Mother, Young Lust o la imprescindible Another Brick in the Wall. Me faltan algunos temas, pero no importa. Shanti Gordi se suma a las voces y Simó Bosch, el guitarrista, nos regala unos increíbles solos de guitarra al estilo de David Gilmour. No hace falta decir que el público, cerca de un centenar de fanáticos de Pink Floyd, estamos disfrutando de lo lindo y aplaudiendo a rabiar.
Los casi 17 minutos de duración de Dogs, del álbum ‘Animals’ (1977), cierran este primer bloque acompañadas por las imágenes de Rebelión en la Granja, de George Orwell. Todavía quedan dos horas de actuación, pero ya se sabe que éso del tiempo es relativo y que vuela cuando te lo estás pasando bien.
Puro trance
The Other Side vuelve a la carga tras un ligero descanso de siete minutos con la versión íntegra de Shine on You Crazy Diamond, más de 25 minutos de puro trance floydiano, un estado al que se llega no sólo por la música, sino también por las imágenes y la iluminación. El repaso al genial ‘Wish You Were Here’ (1975) concluye con el tema homónimo, una canción tan hermosa y, a la vez, triste, que me hace desear que estuvieras aquí para escucharla conmigo.
Nuevo cambio de rumbo. Ahora es el turno de ‘The Dark Side of the Moon’ (1973), el disco que hizo grandes a los Pink Floyd. Auténticas joyas como Money o Us and Them retumban en nuestros agradecidos oídos antes de llegar al clímax con la versión de The Great Gig in the Sky, en la que las coristas, Eva Pons y Clara Gorrias, sacan brillo a sus voces, aunque hay que reconocer que es imposible hacer sombra a Clare Torry, la intérprete del tema original. Brain Damage, otro de los grandes temas del álbum, pone el colofón perfecto a las casi tres horas de espectáculo.
Pero un concierto de Pink Floyd no está completo sin Comfortably Numb, una de las canciones más conocidos de ‘The Wall’. Es el momento de la despedida –the final cut– y los músicos clavan el tema, con un público totalmente entregado. Quizá hay que ser floydiano para disfrutar con la propuesta de The Other Side, pero los que no pudieron asistir el viernes todavía pueden hacerlo este sábado a partir de las 21.30 horas. La experiencia, créanme, merece la pena. En todo caso, ya saben, nos encontraremos en el lado oscuro de la luna.