@Noudiari/ Agentes de la Policía Nacional, con la colaboración de Europol y la Oficina de Investigación Criminal (BKA) alemana, han desarticulado una red de trata de mujeres nigerianas para su posterior explotación sexual en exclusivas zonas de Ibiza. La operación se ha saldado con la detención de 24 personas, entre ellas las dos máximas responsables de la organización, que estaba dirigida en sus más importantes escalones por mujeres. La red captaba a víctimas muy jóvenes entre las clases más desfavorecidas de las principales ciudades nigerianas, engañándolas con falsas ofertas de trabajo en España. Una vez en nuestro país, las obligaban a ejercer la prostitución en jornadas maratonianas, siendo golpeadas si no ganaban el dinero que exigían sus controladores. En el operativo la Policía ha liberado a 21 mujeres, víctimas de dicha organización, una de ellas de tan sólo 16 años de edad.
Los agentes llevaban tras la pista de la organización desde finales del año pasado, cuando llegó a su conocimiento que dos personas podían estar dedicándose a la explotación sexual de mujeres de origen nigeriano en un polígono industrial de la localidad madrileña de Fuenlabrada. Comenzó así una investigación que ha culminado con la desarticulación de una organización internacional.
Una estructura liderada por mujeres y basada en la especialización
La organización estaba perfectamente estructurada, siendo sus principales pilares dos mujeres absolutamente especializadas en la trata y explotación sexual de ciudadanas nigerianas, actividad a la que llevaban dedicándose desde hacía mucho tiempo, adoptando numerosas medidas de seguridad a fin de evitar ser detectadas por la Policía. Ambas mujeres compartían tanto infraestructura como logística, alojando a las víctimas que explotaban cada una de ellas en los mismos pisos y utilizando a las mismas personas tanto para controlarlas, como para trasladarlas a las diferentes localidades donde eran obligadas a ejercer la prostitución. Con el fin de maximizar los beneficios obtenidos, los traslados de las víctimas por todo el territorio nacional eran frecuentes, especialmente a las provincias de Madrid y Castellón durante el invierno y, en verano, a zonas turísticas, principalmente a Ibiza.
Vudú como “contrato”
El «modus operandi» de la organización consistía en la captación de mujeres muy jóvenes y procedentes de los suburbios más pobres de las principales ciudades nigerianas, mediante falsas ofertas de trabajo bien remunerado en Europa, ofertas que, dadas las condiciones en las que estaban viviendo, no podían rechazar. Una vez aceptaban las ofertas, las víctimas eran sometidas a rituales de vudú, mediante los que adquirían una especie de contrato de fidelidad con la red, siendo amenazadas con toda clase de males, incluso la muerte, tanto ellas como sus familiares en caso de incumplimiento. Dichos rituales eran practicados obligatoriamente en presencia de un familiar directo de las víctimas.
Otra forma de conseguir víctimas era comprándolas a otras organizaciones en Libia o, incluso, durante el trayecto desde Nigeria.
Diferentes rutas, diferentes precios
Comenzaba aquí el viaje de las jóvenes, que eran trasladadas a Europa utilizando dos vías: o bien la terrestre por Libia o, en menor medida, la aérea atravesando Marruecos para acceder a Ceuta y desde allí embarcar en pateras rumbo a la Península o cruzar el Estrecho ocultas en vehículos.
Las víctimas que llegaban a través de Libia, tan pronto ingresaban en campos de refugiados en Italia, eran localizadas por miembros de la organización asentados en la zona que se encargaban de sacarlas de allí y proporcionarles alojamiento. Otros miembros se desplazaban desde España para recogerlas y trasladarlas a nuestro país en vuelos interiores, utilizando documentación de mujeres nigerianas en situación legal para evitar la detección de las víctimas en los aeropuertos.
Una vez en España, eran informadas del verdadero propósito de su viaje, así como de la deuda contraída con la organización que, en el caso de las mujeres que viajaban a través de Libia, ascendía a unos 35.000 € y en el de las que atravesaban Marruecos a unos 55.000. Deuda que tendrían que saldar ejerciendo la prostitución en la vía pública trabajando todos los días, en jornadas maratonianas, sin posibilidad de elegir a los clientes y debiendo entregar todo el dinero obtenido por sus servicios a los tratantes.
Con el fin de regularizar la situación administrativa de las víctimas, los miembros de la organización las instruían para que solicitasen Protección Internacional. De esta manera, desde el primer momento estaban documentadas, al menos temporalmente, y la organización podía empezar a rentabilizar su inversión sin miedo a que pudieran ser detenidas por infracción a la Ley de Extranjería. Para iniciarlas en el ejercicio de la prostitución las víctimas, ya en España, eran sometidas nuevamente a rituales de vudú.
Controlaban las zonas de prostitución más exclusivas de Ibiza
Aprovechando la afluencia masiva de turistas que se produce en la época estival, las víctimas eran trasladadas a Ibiza, con el objeto de maximizar los beneficios de su explotación. Entre las dos responsables de la organización tenían totalmente controlada la prostitución callejera en las zonas más exclusivas de la isla. Ambas se repartían las plazas, ocupándolas con sus propias chicas y no permitiendo que ejerciera la prostitución en las mismas ninguna mujer que no estuviera controlada por ellas. Y si quedaba libre alguna plaza, se las prestaban a otras mujeres, también nigerianas, previo pago correspondiente a las “dueñas” de las mismas. Una vez en la isla, las víctimas eran conducidas a un piso, donde quedaban absolutamente privadas de libertad y del que sólo podían salir para adquirir comida y para ejercer la prostitución, siendo en todo momento controladas por otros miembros de la organización que vivían en el mismo piso y que no les permitían tener llaves, para así conocer exactamente todos sus movimientos.
17 mujeres en 30 m2
Las víctimas eran obligadas a trabajar en la calle todos los días de la semana, con independencia de las inclemencias climatológicas o de su estado de salud, en jornadas maratonianas de hasta 14 horas y no podían regresar al piso hasta que no hubieran ganado el dinero que la organización las exigía, cantidades que llegaban hasta los 1.000 euros por noche. Si regresaban sin haber recaudado suficiente dinero, eran castigadas por los controladores, que las obligaban a ponerse de rodillas durante horas, golpeándolas con palos de fregonas y de escobas de barrer.
A pesar de las cantidades de dinero que proporcionaban a la organización, las víctimas vivían en las más precarias condiciones de habitabilidad y salubridad, habiendo encontrado los agentes en el momento del registro hasta diecisiete mujeres compartiendo un piso de apenas 30 metros cuadrados. Trece de ellas eran víctimas, que dormían hacinadas en camas de 90 cm, que compartían entre tres y cuatro chicas cada una.
Una de las responsables se ocultó en un centro para refugiados de Alemania
Los miembros de la organización adoptaban todo tipo de medidas de seguridad para evitar ser detectados por la Policía. De hecho, durante la investigación, una de las máximas responsables al sospechar que los agentes pudieran estar tras su pista, emprendió un viaje huyendo por Francia y Suiza hasta Alemania, donde finalmente fue localizada en un centro de refugiados, en el que había solicitado asilo con una de las múltiples identidades de las que disponía, desconocida hasta ese momento por la Policía.
Algunos miembros pertenecían a la Supreme Eiye Confraternity
En cuanto a los demás integrantes de la organización, cabe destacar que cinco de los detenidos en España eran miembros de la Supreme Eiye Confraternity, organización surgida a finales de los 60 en la Universidad nigeriana de Ibadan, fuertemente asentada en toda Europa y formada exclusivamente por varones nigerianos. Cuenta con una estructura totalmente jerárquica y piramidal, se organiza en capítulos y se rige por una estricta disciplina interna, sometiendo a quienes quieren formar parte de la misma a estrictas ceremonias de iniciación. Tanto en España como en el resto de Europa son varias las operaciones policiales que se han llevado a cabo contra miembros de dicha organización que se dedica principalmente a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, favorecimiento de la inmigración clandestina, secuestros, estafas, etc.
Los beneficios obtenidos eran enviados a Nigeria
Los enormes beneficios obtenidos de la explotación de las víctimas eran trasladados desde Ibiza por medio de otras mujeres, miembros también de la organización, que viajaban frecuentemente a Madrid, donde entregaban el efectivo a otros miembros que, a su vez, se encargaban de enviarlo a Nigeria evadiendo las medidas de control establecidas, donde quedaba en manos de las responsables. Con el fin de justificar ingresos, la organización disponía de un bar en la localidad madrileña de Fuenlabrada que, además de para dar apariencia de legalidad al dinero obtenido de la explotación de las víctimas, se utilizaba como lugar de reunión de los miembros de la Supreme Eiye Confraternity y para la explotación sexual de alguna mujer dependiente de los mismos.
La operación ha sido llevada a cabo por la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, las UCRIF de Palma de Mallorca, Madrid, Valencia, Barcelona, Toledo, las Brigadas de Extranjería de Ibiza, Guipúzcoa, Vitoria y Pamplona y el grupo de Extranjeros de Tudela. Además, los agentes han contado con la colaboración de la Oficina de Investigación Criminal (BKA) de Alemania y los Oficiales de Enlace de la Policía Nacional en la BKA y en la DCPAF francesa, siendo coordinadas las investigaciones realizadas fuera de España a través de Europol.
En total el operativo se ha saldado con la completa desarticulación de la organización y la detención de 24 personas en Ibiza (7), Fuenlabrada (6), Madrid (2), Parla, Tolosa, Badalona, Castellón, Quer (Guadalajara), Pamplona, Vitoria, Ponferrada y Munich (Alemania). 13 de los detenidos han ingresado en prisión provisional sin fianza por orden de la autoridad judicial y han sido liberadas 21 de sus víctimas, una de ellas de 16 años de edad.
Bloqueadas 20 cuentas bancarias
La Policía ha practicado 7 registros domiciliarios en Fuenlabrada (2 domicilios y 1 pub), Ibiza (2 domicilios), Yuncos (Toledo) y Munich (Alemania), en los que se han intervenido más de 55.000 € en efectivo, efectos para la práctica de rituales vudú, cuadernos de contabilidad tanto de los tratantes como de las víctimas, justificantes de envíos de dinero y anotaciones de los principales países que forman parte de las principales rutas migratorias del norte de África, utilizadas por la organización para trasladar a las víctimas, así como abundante material informático y terminales móviles, todo lo cual está siendo analizado por expertos policiales. Además, por orden de la Autoridad Judicial, han sido bloqueadas 20 cuentas bancarias de algunos de los miembros de la organización.
Día Internacional contra la explotación sexual y la trata de mujeres, niñas y niños
Esta operación se enmarca dentro del Plan de la Policía Nacional contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual puesto en marcha en abril de 2013. Desde entonces, la Policía ha realizado más de 850 operaciones contra organizaciones criminales dedicadas a este tipo delictivo que han permitido la detención de más de 2.800 personas, habiendo identificado los agentes a más de 39.200 víctimas potenciales de las mismas.