En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.
En tercera posición general se alzó el ibicenco Daniel Ramón, que, al volante de su Demon Car, realizó la Pujada en un tiempo de 2,24.187 en su segunda manga, a menos de un segundo de distancia de Moya con un vehículo claramente inferior en prestaciones y estabilidad, en una prueba de este tipo en el que deben superarse los 311 metros de desnivel con una pendiente media del 5%.
Ramón aseguró que para la próxima edición no se conforma «con ser el primer ibicenco y repetir el resultado del año pasado. Voy a ir a ganar en la general». Y es que el pitiuso está en trámites de adquirir una «barqueta» con la que poder dar batalla a los pilotos de cabeza. «Lo tengo muy claro», dijo, «y el año que viene voy a salir a ganar».
En la prueba cronometrada, el más rápido fue el piloto José E. Escandell, que, acompañado de Maria Pau Huguet y a mandos de un Citroen C2 1.6, alcanzó la cima con un tiempo de 2,38.6 por delante de Jorge Berruezo y José Montserrat con un BMW 325 y Miguel A. Escandell y Bartolomé Ramón en un Renault 5 GT T.
5.000 personas
Cerca de 5.000 personas, según la organización, se acercaron hasta Sant Vicent para disfrutar una vez más de la carrera a motor más popular de Ibiza, en un día perfecto para este tipo de eventos y donde no hubo que registrar ni un solo incidente, lo que demuestra la sensatez y el buen hacer tanto de la organización, con sus correspondientes voluntarios, y del público en general. Todo ello hacen que un año más la Pujada a sa Cala sea un evento ejemplar en seguridad.
Este ejercicio también se realizó por primera vez la prueba Copa Drifting, donde los pilotos deben realizar el circuito derrapando las ruedas al máximo en cada curva, una especialidad muy espectacular y que sin duda alguna hizo las delicias del público asistente.
Fue uno de los participantes en esta prueba, Rubén Bolaños, el que sufrió el accidente más aparatoso al salirse de la trazada en la tercera curva y dar varias vueltas de campana con su BMW turbo. Por fortuna, el piloto salió indemne a pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedara seriamente dañado en un terraplén.
Y es que una prueba de estas características da lugar a multitud de acontecimientos que pueden tener consecuencias en el devenir de la misma, como cuando al tercer clasificado, Daniel Ramón, se le caló su vehículo en la misma línea de salida en la primera manga. Tras unos angustiosos intentos de arrancar el motor, éste lo hizo cuando apenas faltaban diez segundos para su salida. Menos suerte tuvo Manuel Fernández, que rompió el motor de su Citroen AX 1.6 a pocos metros de la salida, lo que provocó el monumental enfado del piloto, que no pudo reprimir dar un buen par de patadas al frontal del coche.
Compañerismo
No puede dejar de comentarse el suceso ocurrido a José Antonio Vázquez, que en una de las curvas su Honda Cívic 1.6 hizo un recto en la trazada golpeando el frontal de su coche con uno de los guardarrailes. Una víctima colateral de este incidente fue el piloto que le seguía, Vicente Bufí, que encontró restos del parachoque en el asfalto, lo que provocó que su tiempo en la primera manga no fuera el esperado.
Al regresar al pit lane, Vázquez preguntó a los jueces si podía realizar la segunda manga sin parachoques delantero, recibiendo la negativa por parte de la dirección de carrera. Sin apenas tiempo y demostrando un compañerismo ejemplar, el propio Vázquez, junto con pilotos de otros equipos como JJ Fernández, Toni Villalonga, el copiloto de éste último, Higinio Molina, o Manuel Fernández se pusieron manos a la obra y con bridas y cinta americana lograron reconstruir el frontal del Honda y sin tiempo ni para tomar un poco de agua volvieron todos ellos a la línea de salida.
El propio José A. Vázquez reconocía al final de la carrera que en esos momentos la adrenalina «estaba tope», pero que entre los pilotos ibicencos «siempre que podemos nos ayudamos como han hecho ellos hoy conmigo, cosa que les tengo que agradecer».
Una campeona
Y esta XXXI edición también será recordada por la participación de la joven piloto Micaela Tur, que, al volante de un Peugeot 205, cubrió los cuatro mil metros con un tiempo de 3,04.729. La misma piloto se mostraba muy contenta al término de la competición: «Me ha encantado», aseguró. «Cada vez me encontraba más cómoda y confiada y he ido bajando tiempos manga a manga en casi medio minuto de la primera a la última», prosiguió.Micaela Tur, que justo acaba de cumplir los 18 años, declaró que el año que viene seguramente repetirá en esta prueba, y que espera que alguna piloto más se anime a competir.
El vencedor de la general, Pedro Mayol, a pesar del triunfo, se mostró crítico con su actuación. «Podríamos haberlo hecho un poquito mejor», afirmó tras la carrera. El mallorquín indicó que uno de los motivos del tiempo realizado era una mancha de aceite de un accidente del sábado que hizo que en algún tramo del trazado el agarre no fuera el óptimo. El de este domingo es el tercer triunfo que logra Mayol en la competición ibicenca. El piloto declaró que si encuentra los patrocinadores necesarios dará el salto y tratará de competir en el Campeonato de Catalunya.