@Pablo Sierra del Sol / Raro es ver a un equipo con nueve jugadores sobre el césped, pero más extraño resulta verle golear al rival elaborando buen fútbol. La Peña Deportiva ha hecho esta tarde el más difícil todavía, remontando un gol al Rotlet Molinar sin Pau Pomar ni Piquero en el campo. El lateral mallorquín y el delantero cántabro, dos de los mejores efectivos de Dani Mori, han sido expulsados antes de que se alcanzara la primera hora de juego y con solo cinco minutos de diferencia. Primero Pomar le soltaba la pierna a un contrario en un rifirrafe desde el suelo y se ganaba una amarilla, que serían dos por su protesta posterior. No había corrido apenas el reloj cuando Piquero se buscó la segunda cartulina al intentar un remate con la mano a todos ojos ilegal.
Quedaba un mundo por delante y había que cruzarlo con nueve jugadores y un gol en contra, el que había convertido Pedro a los dos minutos de partido, después de conectar un latigazo desde 25 metros que sorprendió a Ángel Ramírez. La herida no podía oler peor, pero ahí estaba Borja Pando para suturarla. El cerebro peñista se convirtió en líbero a una orden de su entrenador y contuvo las tímidas incursiones del Rotlet durante toda la primera parte. En ataque Winde aguantaba en el verde. Su resistencia se antojaba tan importante como impensable: en la media hora horribilis de los santaeulalienses se había ganado una patada de un futbolista rival que casi le manda a la enfermería. Cuando le cambiaron tras el intermedio, su cansancio era directamente proporcional al trabajo gris pero efectivo que había hecho en favor de los suyos cerca del marco contrario.
Perdiendo por la mínima se llegó al descanso, donde Mori aclaró a su plantilla que se podía jugar a la heroica y suicidarse u optar por poner en práctica lo ensayado durante la semana… aunque se estuviera en franca inferioridad. La Peña le hizo caso y adelantar a Pando a la medular nuevamente (había entrado Ramón para reforzar la defensa) dio sus frutos. El cántabro metió el gol del año, un tanto que hace honor al ’10’ que adorna su espalda. Cazó con un control impecable un pase largo desde la zaga. Estaba en el área contraria y giró sobre sí mismo para zafarse de un rival que le acorraló en la línea de fondo. Pando le tiró el caño y, en un plis plas, burlado el contrario, la diestra dibujó una parábola perfecta que reventó el palo largo del guardameta. 1-1 y delirio en una grada que estaba bien enojada con la actuación arbitral.
La delicatessen de Pando espoleó a los locales. Terán pasó de desgastar a los rivales a quebrarles la cintura regate a regate. Suyo fue el segundo gol, un disparo desde la frontal que se coló en las mallas. Los peñistas no tenían fin y, sin arriesgar demasiado en ataque, parecían más frescos que un Rotlet totalmente desdibujado, superior en número e inferior en todo lo demás. El joven Álex entró en acción desde el banquillo y, después de forzar un penalti no pitado en una contra, utilizó su velocidad para trazar una diagonal frente al área mallorquina que remató con un disparo envenenado que se convirtió en el 3-1.
Del susto se pasó al milagro y Terán se encargó de redondear la tarde en Santa Eulària cazando el cuarto en un rebote. Con fútbol, épica, goles y expulsiones, la Peña asegura el segundo puesto de la Tercera balear a la vez que firma una primera vuelta sin conocer la derrota. Quedan 19 partidos por delante para seguir manteniendo la condición de invicto y optar al título liguero. La diferencia del Poblense es igual a cero después del empate del equipo de Óscar Troya contra el Alcúdia.