@Pablo Sierra del Sol / Hace diez años se desdoblaron las dos carreteras principales de Ibiza. La obra iba a costar 12 millones, pero el presupuesto se disparó hasta los 172. Un desfase grande que parece pequeño cuando el contribuyente ibicenco se entera de que aquellas obras acabarán costando casi 600 millones de euros por culpa del «peaje en la sombra», gadget económico de siniestro nombre que se utilizó durante la «época del pelotazo español» para hinchar los negocios que hacía la Administración por la mañana con los mismos empresarios neoliberales que pedían la desaparición del Estado por la tarde.
Entender en qué consiste el «peaje en la sombra» parece más difícil que fechar el inicio de la «época del pelotazo español», teniendo en cuenta la afición inmemorial de algunos compatriotas por meter la mano izquierda en la caja común mientras agitan con la derecha la bandera del progreso económico. Cuando se acuerda un «peaje en la sombra», las cantidades de los pagos a plazos que las instituciones (es decir, todos los ciudadanos) realizan a las empresas constructoras (es decir, algunos de esos ciudadanos) están condicionadas por el número de vehículos que pasen por las autovías.
En medio de esta tormenta de cifras nadie atina a saber hasta cuándo se ha hipotecado la isla. La única certeza es que a Ibiza la ruina llegó por autovía. No somos un caso aislado. Muchos creyeron justamente lo contrario, que por aquellas veloces rutas llegarían toneladas de modernidad y riqueza a 120 kilómetros por hora. Poseídos por el optimismo de quien cree jugar en la Champions League de la economía global, varios gobiernos autonómicos se pusieron manos a la obra para crear su propia red de autovías o presionaron al Ministerio de Fomento para que se ensancharan las viejas Nacionales. Esos dirigentes regionales le pusieron al asunto la misma fe que derrochaban por entonces muchos padres cuando convencían a sus hijos de que estudiar ADE suponía tener un trabajo de por vida en La Caixa. El plan era perfecto, pero estalló la burbuja económica dejando montañas de facturas por pagar, kilómetros de autovías que mantener y cientos de licenciados en ADE engrosando las listas del INEM.
Esas carreteras que se construyeron por encima de nuestras posibilidades nos hermanan con Madrid, Castilla-La Mancha o Murcia, comunidades con las que podríamos constituir una plataforma de regiones afectadas por la avaricia de los cuatro carriles. Pero hasta en esa hipotética asociación de dolientes del asfalto Ibiza is different. Si en la Península no saben qué hacer con las autopistas que impulsó el PP durante el final del aznarismo porque nadie quiere pagar para circular por ellas cuando otra vía rápida y gratuita cubre la misma ruta, en la isla hemos colapsado en tiempo récord las autovías que se construyeron precisamente para descongestionar aquellas humildes carreteras comarcales que hoy nos resultan tan lejanas.
En parte, la culpa la tiene el crecimiento insostenible de una isla donde hay más vehículos a motor que personas: en los últimos diez años hemos pasado de 120 a 140 mil habitantes, pero los coches, camiones y motos subían de 100 a 145 mil. En parte, la culpa la tienen, directamente, las características de una obra tan chapucera como las expropiaciones que se llevaron por delante ruinas arqueológicas, casas y molinos centenarios, además de las ilusiones de más de una familia.
Porque, más allá del despilfarro o justamente a consecuencia del mismo, la gran obra pública que nos dejó en herencia Jaume Matas en nuestra isla tiene más boquetes que el currículum de Ana Obregón como bióloga. Desde la berlanguiana compra de unas máquinas quitanieves que ni están ni se las espera hasta las trincheras inundables de Sant Jordi, pasando por el túnel que se construyó en Sant Rafel sin necesidad de agujerear montaña alguna, el proyecto parece diseñado por un corral de pollos sin cabeza en vez de por un equipo de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Sería injusto olvidarse de las curvas que dibujan las autovías para acercarse o alejarse, según convenga, de negocios propiedad de la familia Matutes o los absurdos circuitos de Scalextric en los que se convirtieron las rotondas de entrada a Vila, principal foco de los atascos cada vez más intensos que soporta la isla cuando calienta el sol. Puestos a pedir un remate final para esta coreografía de despropósitos, hubiera sido de justicia encargarle un puente con forma de peineta (que nadie piense mal) al ingenioso hidalgo de la arquitectura Don Santiago Calatrava. Pero el genio valenciano estaba muy ocupado atendiendo a los encargos que le llovían en su ciudad natal y debía tener en aquellas fechas el buzón de voz del móvil colapsado de llamadas de concejales y consellers.
Tomando prestadas las palabras dichas por Fanny Tur en la comisión parlamentaria que trata de encontrar el porqué de todos estos desmanes, esas infraestructuras abrieron una brecha social, territorial y económica en Ibiza que todavía no se ha cerrado. Las autovías nos han arruinado, pero soñar sigue siendo gratis: ¿Qué habría pasado si en 1999, cuatro años antes de la llegada de Matas al poder, el primer Govern y el primer Consell de izquierdas de la historia hubieran invertido fuerte en el transporte público y las energías renovables? Quizás hoy no reconoceríamos, para bien, la isla en la que vivimos. Traten de imaginarla.
Creo que el señor que escribe este artículo ha asistido a pocos accidentes en la carretera de san antoni a ibiza y por supuesto ninguna persona cercana a el ha fallecido en esta , en caso contrario criticaría el sobrecoste pero no la infraestructura
Per favor, ja està be d’emprar es morts per justificar awuesta berració mediambiental, econòmica i social. Ses solucions podrien haver set de moltes formes però es va triar sa pitjor. A més senyor «otro más» no pensi que les obres es feren per salvar vides, es feren per altres temes molt diferents…
De 12 millones e euros a 600 millones, y recortes en educacion y sanidad. Y las autopistas de la peninsula en quiebra.
Ruina a Eivissa?
No hay nada mejor que la necesidad para cobrar soluciones.
Hay gente que gana dinero vendiendo coches. Hay gente que gana dinero reparándolos. Hay gente que gana dinero vendiendo repuestos. Hay gente que gana dinero asegurándolos, financiándolos, transportándolos, alquilándolos, emitiendo licencias de conducción, realizando inspecciones técnicas, aparcándolos, conduciéndolos. Hay gente que gana dinero vendiendo combustible. Hay gente que gana dinero construyendo carreteras, vendiendo asfalto, señales de tráfico, diseño, planificación, financiación de infraestructuras. Y no hay que olvidarse todos los proveedores de servicios y materias primas que intervienen en el proceso, que también ganan dinero con ello. Además de ciertos servicios de transportes de pasajeros que también ganan dinero realizando su actividad, es decir, ganándo más cuanto más transportes logren realizar.
¿A quién le interesa que se reduzca el parque automovilístico?
Hay mucho militante del libre mercado, sobre todo en el sector empresarial, dispuesto a saltarse el dogma en cuanto ve peligrar sus ingresos, convirtiéndose pronto en el mayor defensor de la regulación, amigo de la instituciones públicas y beneficiario del marco jurídico-legal.
¿A quién le interesa Uber, el transporte público, la bicicleta, energía eléctrica auto-producida?
No a las autovias!! No al Aeropuerto!! No al Puerto!! No al turismo!! No a Inditex!! No a Mercadona!! Todos en taparrabos a comer algarrobas!! La nueva politica…
Simplememente, NO A LOS LADRONES. Hay mucha diferencia entre 12 millones y 600 millones de euros
Per jo, el sobrecost és el gran punt de l’assumpte, i no es pot culpar a les protestes de «perroflautes mursianus» de tant desproporcionat esperpent. És veritat que les autopistes són molt segures pels cotxes. Però també és cert que es van «oblidar» del transport públic al vial de l’aeroport a Jesus. Que no es va pensar en els que no van en cotxe i han quedat zones aïllades. Que l’escalèxtric a més de lleig és una xapussa. Que no necessitàvem llevaneus. Que ja sabíem que augmentar el fluxe de cotxes en faria arribar cada vegada més a les ciutats, i avui ens trobem que és més lent accedir en cotxe o autobús a les ciutats, i no es va posar cap remei. Que les obres es van fer a mesura de la Consellera Estela i sa seua família, aprofitant terres i desviant camins. Que les obres estaven quebrades des de l’inici, però tenen uns avalistes molt rics obligats a pagar contra la seva voluntat, utilitzin les autopistes o no: els ciutadans eivissencs i balears.
Brillant article… i punt.
Este articulo dice todo que pienso sobre las autovías y su instalación.
Gracias por hacerlo publico!
SIN…..VERGUENZAS=INIGNOS
¿El carnet de iluminado donde lo dan?