@Pablo Sierra del Sol / El West End se convierte en un quebradero de cabeza para la concejalía de Medio Ambiente y Limpieza de Sant Antoni con la llegada del verano. Este barrio, donde se concentra la mayor parte de la actividad del ocio nocturno del pueblo, consume buena parte de los recursos con los que cuenta el departamento, que manejó cuatro millones de euros este año para ocuparse de estas labores, además del acondicionamiento de playas y jardines. Todos los servicios de limpieza empiezan en el West y distorsionan el resto de la jornada. Los retrasos que conlleva adecentar apenas dos o tres calles del centro de Sant Antoni implica que otras vías se queden sin limpiar, según explica Pablo Valdés, responsable de la concejalía.
La zona amanece cada mañana llena de residuos (los más frecuentes son vómitos, vasos que se quedan tirados en la calle, líquidos que terminan en el suelo…) y eso obliga a destinar casi en exclusiva para este barrio a las dos máquinas más potentes con las que cuenta la contrata de limpieza (una furgoneta equipada con una manguera a presión y otro vehículo que expulsa agua por dos conductos).
Según informan desde el departamento de Limpieza, además de estos servicios, dos peones barren esta zona durante las siete horas de su turno. Un camión de recogida de residuos, con dos peones y un conductor, le dedica dos horas y media al West. Además, durante el resto del día, varios equipos de refuerzo recorren esta área.
«Esos recursos podrían dedicarse a la parte alta del casco urbano, ses Païsses o Sol y Descanso, tres de las zonas que suelen quedar más desatendidas por la cantidad de esfuerzo que nos exigen dos o tres calles concretas. Durante muchos años se ha discriminado a otros barrios en favor del West. Casi todos los servicios municipales partían de allí y se extendían radialmente por el resto del pueblo. Entiendo que allí hay una concentración de negocios muy grande, pero no me parece una distribución justa», dice Valdés, que se muestra partidario de revertir la situación.
Para paliar en lo posible esta problemática, el Ayuntamiento instó a los propietarios a que cambiaran lo que, según el concejal de Medio Ambiente y Limpieza, es una conducta normalizada: sacar las bolsas de basura a la calle y dejarlas amontonadas sobre el pavimento esperando a que las recoja el servicio de basuras. «Les pedimos que las dejen en una papelera o un contenedor porque esas basuras acaban generando líquidos y manchas que producirán luego malos olores. También les ofrecimos un espacio en las proximidades para que llevaran los residuos hasta la recogida». Valdés valora positivamente la actitud de algunos empresarios, que sí han cumplido las indicaciones, pero considera que otros no han puesto de su parte para corregir el problema.
Deuda solventada con la concesionaria
El concejal de Medio Ambiente y Limpieza hace balance del primer año y medio de mandato y cree que la mejora de las relaciones entre el Consistorio y la contrata puede ser clave para solventar paulatinamente la suciedad que genera el West. Valdés explica que cuando llegó el actual equipo de gobierno al poder se encontró con una deuda de 600.000 euros que el Ayuntamiento había contraído con la concesionaria. «La relación era bastante tirante, pero conseguimos reconducirla. Rebajamos la deuda a 300.000 euros por la cesión que les hacemos del agua que utilizan. Nadie parecía haberse dado cuenta que durante diez años no se les había cobrado el agua que estaban usando».
El Consistorio pactó para la temporada pasada con la concesionaria que se doblaran ciertos servicios como la recogida de desechos o el uso de la karcher, que tradicionalmente se había pagado aparte y que ahora se incluye dentro del paquete normal de actuaciones.
Ahora se da cuenta que el problema de limpieza de Sant antoni es la sobreexplotacion de alguna zona y no culpa del ayuntamiento como predicaba antes. Por cierto el día que le toque al ayuntamiento limpiar la zona de costa de ses variades a ver cómo se apañan porque hasta ahora lo están haciendo los negocios de la zona…
Hay una maxima que dice: el que consume, paga.
Otra cosa es que las «mentes» del equipo de gobierno
cobren lo que cuesta este servicio, no es un problema del
resto de ciudadanos.
Habra que «reiniciar» a alguno, que parece que esta en
transito a la hibernación.
¿Porque el sector público subvenciona de manera encubierta a las empresas que realizan su actividad en la zona del west?
Si estas empresas internalizaran los costes asociados al modelo de negocio que realizan en esa zona probablemente se tendrian que replantear su viabilidad. Viéndolo en signo opuesto no resulta difícil comprender que este matrimonio entre empresarios de la zona y las entidades públicas resulte altamente lucrativo para los primeros. La no internalización de costes asociados a sus actividades resulta ser una subvención directa a estos negocios. Servicios de limpieza, sanitarios, policía, etc. Esta situación, presumiblemente genere beneficios extraordinarios capaces de atraer capital y refuerce el modelo de negocio.
Un reparto de recursos públicos que favorezca a un grupo o sector reducido en detrenimiento de los demás lleva a cuestionarse si esto se hace primero, con el conocimiento y consentimiento del público y segundo, cuales son las razones por las que la administración pública lo hace.
Si uno lo mira con la suficiente atención parece una operación cosmética el hecho de que el sector público asuma como suyos los costes de una actividad que genera beneficios extraordinarios acotados. En los presupuestos públicos ésta partida debería aparecer como una subvención con beneficiarios con nombres y apellidos. Aunque resulte mucho más cómodo camuflarla dentro de servicios de limpieza. Por parte de la concesionaria y los negocios de la zona la situación se antoja perfecta, la primera factura más cuanto más se ensucien las calles y los segundos pueden generar costes de limpieza sin tener que pagar su totalidad. Obviamente que estos negocios pagan sus impuestos como todo el mundo, pero son beneficiarios de los servicios públicos en mayor proporción que el resto de contribuyentes. La proporción resultante entre los costes de limpieza que asumen y los que generan es menor que uno. Dicho de otra forma, no asumen parte del coste que su actividad genera.
Aquí entra en juego la segunda cuestión, ¿Tiene este sector junto con la concesionaria de limpieza el suficiente peso político para influir en la administración pública?
¿Porqué este coste no se especifica claramente como una subvención en vez de diluirlo dentro de los costes generados por el servicio de limpieza?
Si resulta que esta subvención es socialmente deseable, en cuanto que el público así lo decida, sea por la razón que sea, económica, tradición, afinidad… Debería continuar produciéndose pero con el nombre correcto, subvención. Cualquier otra denominación es un engaño, ya sea a nosotros mismos, lo que resulta remediable, o a terceros, lo que resulta preocupante.