Marc Ribas Hornburg, Figueretes, se ha ido muy joven, sí, demasiado joven.
Ayer una gran multiud de personas, familiares y amigos le despedimos en la iglesia de Sant Antoni, con música de fondo tal como a él le gustaba.
Después de que los sacerdotes pronunciaran el típico acto religioso de un funeral, hubo tres intervenciones para recordar y despedirse de Marc.
Primero fue el costumbrista Vicent Serra, que recitó un verso del poeta ibicenco Marià Villangómez (La Calma després de la tempesta).
Después fue su tío Xicu Figueretes (gran orador), que relató un pasaje bíblico con unas palabras muy emotivas, de memoria, con mucha fuerza que le salía del corazón, con gran expresión y con un gran sentimiento.
En el templo, como es obvio siempre hay un silencio respetuoso, en esta ocasión si cabe, todavía más, pues interpretó con mucho ímpetu y con voz muy alta, algo que se ve en raras ocasiones, pero que fue muy bonito y muy profundo.
También su padre Toni Figueretes quiso decir unas palabras en la despedida de su hijo, allí con la iglesia llena de gente, pero como es comprensible por la pérdida de un hijo, Toni estaba abatido y hundido, resignado tuvo que desistir al no poder pronunciar palabra alguna.
Como no podía ser de otra manera, al igual que a su hermano Xicu, la gente les rindió una calurosa y fuertes ovación de amor, comprensión y de ánimo hacia su familia.
¡Ay, Marc…! Demasiadas veces constatamos que la vida es injusta, como en este caso. Sí cuarenta y tantos años… pero un niño todavía, con más de media vida por delante, que deja a su hijo Toni con tan solo 13 años. Me resigno a creer que esto sea justo.
Pero como que ya no hay vuelta atrás, me quedo con unas palabras de un momento concreto que él estaba feliz, fue un 24 de junio cuando el propio Marc subió junto a una foto de su perfil de Facebook, diciendo:
¡LA VIDA ES MARAVILLOSA!
Mi más sentido pésame a toda la familia y en especial a sus padres Toni y Vicky.
Y a ti, Marc… Descansa en Paz y sigue tocando música, que fue lo que te gustó hacer.