@Pablo Sierra del Sol / Tres bebés han nacido de media cada día en Can Misses durante el mes de diciembre. Ese ha sido el promedio de partos en el hospital ibicenco, pero entre el último bebé nacido en 2016 y el primer niño que ha venido al mundo en 2017 han pasado 24 horas. Las que van desde que Jean Carlos Britos Martínez salió del vientre de su madre, Patricia, pasadas las cuatro de la madrugada del 31 de diciembre hasta que María Isabel dio a luz a Axel a la misma hora del 1 de enero.
El nacimiento de Jean Carlos es el último que no trae bajo el brazo el permiso ampliado de paternidad, que pasa de 15 a 30 días en el año que acabamos de estrenar. Carlos, su padre, desconocía hasta hoy el cambio de normativa y reconoce que no hubiera venido nada mal tener un mes de libertad laboral para ayudar a su pareja en la cría del pequeño.
«Hablaremos con el jefe, a ver qué se puede hacer», ha bromeado ante los medios de comunicación que han querido conocer al último ibicenco que llega al mundo en un 2016 que ya es historia. El permiso de paternidad ampliado se le ha escapado a su progenitor por los pelos porque, como ha explicado Patricia, Jean Carlos ha nacido «con tres semanas de antelación».
«Estaba previsto que naciera a partir del 20 de enero, pero el 30 empecé a sentir contracciones y vinimos corriendo al hospital», dice Patricia. En el centro hospitalario decidieron esperar al 31 para que se completaran las 37 semanas de gestación. No fue necesario provocar el parte, que ha sido natural y no ha tenido complicaciones. Ella se encuentra bien y conserva la emoción de unas horas que no se les olvidarán a ambos en la vida, las de la emoción por la llegada del primer hijo.
Los padres, naturales de Ciudad del Este, la segunda metrópolis de Paraguay, 300.000 habitantes pegados a la doble frontera con Argentina y Brasil y a las cataratas de Iguazú, están contentos y relajados porque el bebé ha llegado sano y con casi tres kilos de peso, haciendo innecesario el uso de la incubadora pese a tratarse casi de un ochomesino. Esta tarde, la criatura pasaba de los brazos de su madre a los de su madre, y viceversa, sin quejarse ni llorar. De momento, cuentan los dos, se porta a las mil maravillas.
Al tener poca familia en la isla, donde Patricia lleva viviendo tres años y su pareja algún tiempo más, solamente han recibido la visita de un hermano de Carlos. Los dos tienen presente que, aunque esté el Atlántico de por medio, los abuelos de Jean Carlos están deseando ver a su nieto a través de la pantalla del ordenador o del móvil, un niño al que no saben aún qué regalar en su primer Día de Reyes y al que esperan llevar pronto a tierras paraguayas para que conozca a los muchos primos que allí viven.