Por D. V: El formenterés Alfredo Montero (1978) ultima los detalles de su segundo largometraje, ‘La cueva’. Después de las satisfacciones y de los dolores de cabeza que le supuso su primer largometraje, ‘Niñ@s’, Montero se ha propuesto elaborar una historia que refleje su universo personal y que, a la vez, se pueda vender y distribuir por las principales salas de cine del país. El resultado es una película de terror psicólogico ambientada en el interior de una cueva de La Mola. Después de exhibirla en el festival de cine fantástico de Sitges y de recibir muy buenas críticas, Montero ha decidido rodar unas escenas más y preparar el montaje definitivo para dar el salto a las salas de exhibición.
-¿Qué nos cuenta ‘La Cueva’?
-Es la historia de un grupo de excursionistas que se pierde en el interior de una cueva, y una vez allí deberán hacer frente al fantasma más terrible: su propio miedo. Es una película de terror que está hecha sin música, lo cual es un reto ya que la música en el cine es el gran instrumento para provocar el miedo.
-¿Por qué volvéis al rodaje? ¿No estaba la película completa?
-La película ya estaba hecha pero después de presentarla en Sitges y de mostrarla a gente de la industria, nos hemos percatado de que con unos pocos cambios podría dar un gran salto cualitativo. Así que he convencido a los actores para que vuelvan a Formentera a grabar unas tomas más durante un fin de semana.
-O eres muy convincente o tienen unos actores implicadísimos en el proyecto.
-¡Mas bien lo segundo! Los actores están muy implicados. Les encantó la historia, lo dieron todo en los ensayos y se dejaron la piel en el rodaje.
-Se dejaron la piel literalmente, porque tengo entendido que el rodaje fue muy accidentado.
-Efectivamente. Rodamos en el interior de la cueva de Sant Val·lero, en La Mola, y casi no había espacio, estaba lleno de estalactitas, había poca luz, y más de uno se llevó unos golpes muy fuertes. Algunos actores terminaron el rodaje con marcas indelebles en el cuerpo.
-Al ser una película hecha con la técnica de la cámara subjetiva y con un único punto de vista, se la ha comparado con ‘REC’ y con ‘El proyecto de la Bruja de Blair’. ¿Estás de acuerdo?
-Por estética y por el uso del “falso documental” pueden tener elementos en común, aunque la historia es distinta. Esas dos películas son de género fantástico, mientras que en ‘La Cueva’ no hay brujas, ni zombis, ni fantasmas, ni muertos vivientes. El miedo viene por lo que sucede en el interior de la cabeza de los personajes.
-Tras el pase de la película en Sitges participaste en un debate con el público. ¿Qué fue lo que más les interesó?
-Nos preguntaron si había guión, ya que pensaban que los diálogos y las situaciones eran improvisadas. Lo cierto es que todo está trabajado y medido hasta el más mínimo detalle.
-He leído que, para escribir el guión, estuviste encerrado en la misma cueva de la película para inspirarte. ¿Es cierto? Suena muy místico.
-Es cierto pero no fue para buscar alguna inspiración extraña, sino por temas prácticos. Si la película transcurre dentro de la cueva y debo disponer de los actores y crear situaciones, debía estar allí dentro para tener controlados todos los recovecos de la cueva. Sólo por eso.
-¿Cuanto ha costado la película?
-Treinta mil euros, aproximadamente. Los actores no cobran, aunque si hay beneficios recibirán su parte.
-¿La podréis vender? ¿Encontraréis distribuidor?
-Estamos en ello. Toquemos madera. Después del enorme trabajo de escribir la película, hay el trabajo de rodarla y montarla. Y ahora queda el trabajo más ingrato y complicado: moverla y convencer a un distribuidor de que ‘La Cueva’ merece una oportunidad.
-¿El cine te da muchos dolores de cabeza?
-Es un dolor de cabeza gozoso. Si no me gustara, no estaría en esto, no sería tan masoquista. Yo no me dedico profesionalmente al cine y todas las horas que he sacado para escribir, rodar y trabajar en la película son horas que he robado de mi vida personal, social y familiar. El cine es un 90% de sufrimiento, pero el 10% restante es de un placer maravilloso.
-Y la pregunta típica y tópica: ¿cuales son los directores que más admiras?
-Spielberg, evidentemente, es inevitable no admirarle. Kubrick, por su perfeccionismo y porque estaba muy loco, loco por el cine, y eso hacía sus películas especiales; y David Fincher, porque creo que es otro gran perfeccionista.