@Noudiari / El valor del índice de sequía del mes de marzo calculado para la isla de Eivissa está dentro del escenario de normalidad por tercer mes consecutivo, hecho por el cual deja de estar vigente el Decreto 34/2016, de 17 de junio, por el cual se declara la situación de sequía extraordinaria en la isla de Eivissa y se adoptan las medidas urgentes y excepcionales de gestión de los recursos hídricos para paliar y corregir los efectos.
El también conocido como Decreto de sequía de Eivissa se empezó a plantear el mismo julio de 2015, con la entrada del actual Govern, cuando los acuíferos llegaron a estar en su mínimo histórico, al 25% de su capacidad, y se constató que la isla sufría una sequía técnica por segundo año consecutivo «sin que la anterior administración hubiera alertado ni tomado medidas ante esta situación», según apunta el Govern balear en un comunicado. Las consecuencias fueron la disminución de la calidad del agua y dificultades serias en algunos abastecimientos.
«Cuando llegamos al Govern, en Eivissa salía agua salada del grifo, ahora los recursos se van recuperando, marcando cifras que no se veían desde hace diez años, gracias a la gestión integral del ciclo del agua,» ha recordado Vicenç Vidal, que se ha mostrado «satisfecho» y ha aprovechado la ocasión para ponerse una medalla por el resultado de la gestión de la crisis. En sus manifestaciones no señala, sin embargo, que poco o nada ha hecho el Ejecutivo balear en la recuperación de los acuíferos, cuya capacidad ha crecido como consecuencia de las copiosas lluvias de finales y principios de año.
«La sobreexplotación de los recursos en la isla de Eivissa es un hecho histórico, tal como muestran los datos de los últimos diez años», indica el Govern en la misma nota de prensa, en la que agrega, asimismo, «que esta situación se ha visto agravada los últimos años por la elevada presión turística, así como por la falta de gestión del recurso en todos los ámbitos.
«En vista a la situación, el 18 de septiembre de 2015, el Consell de Govern acordó ordenar la elaboración de una disposición de carácter reglamentario mediante la cual se declarara la situación de sequía extraordinaria en la isla de Eivissa, al tiempo que aprobó la adopción de medidas provisionales con el fin de gestionar el recurso mientras se tramitaba el Decreto.
Auditoría del agua
Estas medidas consistían en la reducción de la extracción de agua mediante la reducción de los volúmenes autorizados para todos los usos excepto el de abastecimiento a la población. También preveían la suspensión de la tramitación de nuevas concesiones y autorizaciones en toda la isla, que los suministradores con acceso a agua desalada -incluidos los vendedores de agua en camiones- sustituyeran la totalidad del agua de pozo por agua desalada durante los meses de menor demanda y que el Govern instara a los ayuntamientos de la isla a hacer una auditoría del agua.
«A partir de este momento, todos los agentes implicados empezaron a trabajar: los ayuntamientos ordenaron ejecutar auditorías y los suministradores empezaron a optimizar el funcionamiento de las redes, reparando las principales fugas. También se coordinaron con otros agentes para llevar a cabo una campaña de concienciación. Eso permitió que, a pesar de la ausencia de precipitaciones durante el otoño de 2015 y el invierno de 2016, la temporada turística del año pasado empezara con una situación sensiblemente mejor que la del año anterior. Por ejemplo, en mayo de 2016 los acuíferos estaban al 41% de su capacidad, 7 puntos porcentuales más que los recursos del mismo mes de 2015», dice el Govern en su comunicado.
El verano de 2016, se aprobó el Decreto por el cual se declara la situación de sequía extraordinaria en la isla de Eivissa y «se adoptan las medidas urgentes y excepcionales de gestión de los recursos hídricos para paliar y corregir los efectos». Esta norma «incorporaba, matizaba y completaba las medidas provisionales anteriores con la finalidad de reducir el consumo de las aguas subterráneas y favorecer la recarga de los acuíferos de manera que permitieran almacenar agua con el fin de utilizarla durante el verano, cuando la demanda no puede satisfacerse sólo con recursos naturales, o con agua desalada, sino que se tienen que utilizar conjuntamente».
Durante aquel verano, «y aunque hubo en torno a un 12% más de turistas en Eivissa y Formentera, no hubo problemas de abastecimiento ni de calidad en la isla», señala el Govern, aunque en el municipio de Sant Josep y más concretamente en la zona de Sant Jordi el agua siguió siendo de una calidad ínfima y provocó el malestar y protestas reiteradas de vecinos.
Otras acciones
El reinicio de las obras, paradas desde el 2011, del anillo de interconexión de las desaladoras de Eivissa que ha ejecutado el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente «gracias a que el Govern ha asumido la dirección de obra y las expropiaciones pendientes también ha sido clave para hacer llegar el agua desalada a determinados núcleos urbanos y mejorar su calidad», apunta el Ejecutivo.
Por otra parte, «la recepción de la desaladora de Santa Eulària des Riu, su conexión con la red en alta de la isla y su puesta en marcha hará que Eivissa sea, este año, la primera isla en tener todas las desaladoras conectadas», indica el Govern.
La directora general de Recursos Hídricos, Joana Garau, también ha querido reconocer «el esfuerzo que ha llevado a cabo la población y los agentes de la isla» e insta a «continuar con esta nueva política del agua consistente en la gestión conjunta del recurso para favorecer la recuperación de nuestros recursos naturales, los acuíferos, y garantizar así la disponibilidad del recurso a medio y largo plazo».
En este sentido ha subrayado que no se puede «bajar la guardia» y que hay que «seguir trabajando en la gestión integral del ciclo del agua que ya ha dado los primeros resultados».
Sigan malgastando, aquí no ha pasado nada.