La semana pasada, coincidiendo con el Día Internacional de la concienciación sobre el ruido, tuve oportunidad de asistir a la charla que organizó el Ayuntamiento de Sant Antoni y en la que participó como conferenciante D. Antonio García, abogado director de Abogado del Ruido. Horas más tarde se aprobaba en el mismo municipio una nueva ordenanza que presumiblemente reducirá este grave problema que padecemos todos los habitantes de la isla aunque algunos más que otros porque vecinos de Sant Josep o del casco antiguo de Vila siguen sufriendo los efectos que esta moderna contaminación produce a diario. Y desde estos ayuntamientos no parece que se combata esta lacra con rigor porque, por ejemplo, desde Sant Josep se presume de haber cerrado más de 200 expedientes sancionadores pero no se dice que las cuantías económicas de dichas multas no evitan en absoluto que el problema siga existiendo y a los infractores les siga compensando seguir igual. Pero sobre todo, lo que es un clamor es que se sigue sin investigar a los “peces grandes”. Discotecas de Platja d’en Bossa que todos conocemos ¿verdad?
La Ley General Turística de Baleares del 2012 ( Carlos Delgado, PP ) nos trajo, entre otras, la proliferación de espectáculos musicales y audiovisuales en establecimientos sin licencia para dichos fines. Y en la zona del puerto de Vila conocen bien esta realidad. Si se hicieran los mapas de ruido que son obligatorios, y que deben actualizarse cada 5 años, es evidente que en esta parte de Eivissa (y más lugares de la isla ) habría que meter las tijeras. El ruido supera con mucho al permitido y la vibración, que normalmente no se contempla en las quejas, al venir desde todas direcciones y a distintos niveles provoca grandes daños al organismo. Consulten enlaces médicos para conocer los efectos nocivos de las vibraciones. ¿Cumplen estos locales con los límites permitidos? ¿ Tienen medidas de aislamiento acústico y de vibraciones?
Lo que es claro es que está en manos de los ayuntamientos limitar el problema mediante ordenanzas municipales. Por lo menos hasta que en un futuro, confío próximo, se aúnen voluntades para modificar dicha ley y no esté tan descompensada en contra del merecido descanso al que todo el mundo tiene derecho.
Luisa Costa