@Ben Clark/ Todas las noches vemos ‘First Dates’. No podemos evitarlo. Vemos ‘First Dates’ y criticamos a la gente. A gente normal. A gente que no está, como nosotros, viendo ‘First Dates’ en pareja en el sofá con una gata encima. Ver ‘First Dates’ nos hace sentir bien. Nos gusta. Nos gusta no estar esperando en la barra del bar junto al camarero macizorro de acento encantador. Nos gusta no tener que describir y confesar nuestros deseos a Carlos Sobera (eso nos gusta mucho). Nosotros ya nos conocemos casi del todo. Sabemos lo que pedirá el otro cuando abrimos la carta del restaurante. Comprendemos los miedos de la persona que tenemos al lado. Sus dudas. Sabemos a qué huele cuando se despierta. Pero, sobre todas las cosas, nos conocemos lo suficiente como para saber cómo seríamos en nuestra primera cita, y nos perdonamos de antemano los lugares comunes, la risa tonta y la forma errática de jugar con nuestras propias manos. Cada noche vemos ‘First Dates’ como si fuera la primera vez, y nos hacemos amigos de los más tímidos y destacamos cualidades de los humanos más desastrosos. Pero hay días en los que vemos ‘First Dates’ en silencio.
Cada noche vemos ‘First Dates’ con la expectación de la primera cita y el aburrimiento de la última. Nos gusta ver desfilar a gente que querría poder ver ‘First Dates’ desde su casa.
Es un silencio que sólo rompe alguno de los dos para comentar lo gordo que está el gordo, lo maleducada que es la maleducada. Esos días presiento que no volveremos a ver ‘First Dates’ nunca más y busco en tus comentarios alguna referencia sutil a mi cintura, a mi pelo, a mi forma de vestir. No se van a querer nunca. ¿Pero no se han dado cuenta? ¡Apenas se conocen y ya se odian un poco! Pero el productor lo sabe, Carlos Sobera lo sabe, hasta el camarero guaperas y su novia guapísima lo saben. No se pueden querer ni hoy, en su primera cita, ni nunca. Me lo comentas. Asiento. Es cierto, no se querrán pero hoy es su primera cita y hoy, justo hoy, todo es posible, si no probable, todo podría dar un giro si él, si ella, si alguien lanza el comentario oportuno. No sucederá porque no ha sucedido nunca, me comentas. Pero para todo hay una primera vez y esta noche estamos viendo ‘First Dates’ como si fuera la primera vez, juntos, con casi toda la información esencial intercambiada y los cuerpos amoldados. Cada noche vemos ‘First Dates’ con la expectación de la primera cita y el aburrimiento de la última. Nos gusta ver desfilar a gente que querría poder ver ‘First Dates’ desde su casa. Nos gusta decir lo que no diríamos nunca en la primera cita ahora, juntos, viendo ‘First Dates’ quizá por última vez, como todas las noches, hasta que al fin dejen de echarlo un día y salgamos al mundo, a un restaurante con bar, a esperarnos el uno al otro junto a cualquier señor con canas que agarremos allí, y sé que estaré nervioso, sé que estarás nerviosa, y sé que intentaré omitir los defectos que ya conoces y tú intentarás ser más simpática de lo que realmente eres. Eso sí, sé que al final dirás que volverías a tener otra cita, que puedes llegar a imaginarte una vida conmigo en el sofá, viendo cualquier mierda que echen por la tele.