Opinión: Si no querías ecotasa, toma dos tazas, por José María de Lamo

La buena marcha del turismo puede ser una auténtica pesadilla para los hoteleros del archipiélago y, por ende, para los propios trabajadores. O al menos mientras gobiernen las islas los partidos de izquierdas que, en cuanto ven que el sector se recupera y empieza a funcionar para que suba el Producto Interior Bruto de Baleares y la riqueza global gracias a las contraprestaciones, se afana en buscar la fórmula para seguir exprimiendo de mala manera al turista que sólo desea pasar unos días felices y de descanso en alguna de nuestras islas.

A las mentes pensantes del Govern sólo se les ha ocurrido, para tapar los agujeros de una gestión poco meditada y cargada de pagos de favores a través de contratos a dedo, seguir fastidiando de mala manera a hoteleros y turistas. Para ello se plantean, en lugar de hacer desaparecer la tan dañina y falsa ecotasa (porque de ecológica no tiene nada ya que el dinero no se destina a asuntos medioambientales), incrementar este absurdo e injusto impuesto para cuadrar de una manera fácil lo que sin esta imposición que perjudica la competitividad turística de las islas sería un quebradero de cabeza para sus cuentas públicas.

Bien es verdad que Baleares es la tercera comunidad de España que tiene menos impuestos propios, pero también es cierto que siempre que se dispara contra el contribuyente se hace contra el hotelero, contra el turista y contra la competitividad turística de las islas.

Tendrían que recordar las mentes pensantes del Govern balear que la bonanza turística que se está viviendo en el archipiélago en los últimos años no es únicamente por lo bien que se están haciendo las cosas desde el sector, sino también por la grave crisis de seguridad que están padeciendo parte de nuestros principales competidores por culpa del terrorismo fundamentalista.

Esta situación de inseguridad, si Dios quiere y por el bien de la humanidad, esperemos que no dure demasiado, y será entonces cuando tengamos que volver a competir con uñas y dientes contra unos destinos que tienen que recuperar el terreno perdido y que lo van a hacer a través del precio. Será entonces cuando ya no solo baste el buen nombre de las islas, especialmente el de Ibiza, ni el buen hacer de los hoteleros. Habrá que competir también en precios y eso supondrá que, como en otras ocasiones, el hotelero tenga que asumir el coste de la ecotasa para poder atraer al turista.

Y que tampoco se engañen las mentes pensantes del Govern que opinan que, con la subida de la ecotasa, se va a disuadir a los turistas a los que consideran “malos”. Craso error. Para alguien que viene con un grupo de amigos a divertirse, a beber y a ir de clubs no le importa en demasía pagar uno o dos euros al día. Al que sí que le preocupa este sobrecoste es a la familia de 4 miembros o más de clase media para la que desplazarse en vacaciones supone un gasto importante y para la que este aumento sí que va a ser un hándicap a la hora de escoger destino.

Y mientras nuestros dirigentes se plantean seguir maltratando al ya más que maltratado sector turístico, esconden en los cajones un informe elaborado por un economista de la UIB que propone, entre otras medidas, bajar el IVA balear del 21 al 15% para compensar los 7.000 millones de euros que cuesta la insularidad cada año.

Claro, el problema de las soluciones que ofrece este informe es que hay que pelearlas en Madrid, y eso parece que no apetece. Es más fácil rascar los bolsillos del dócil sector turístico que enfrentarse a un duro proceso de negociaciones con uno o más ministerios que ya tienen bastante con satisfacer las exigencias catalanas y vascas.

Mentes pensantes del Govern, por favor dejen de sangrar a un sector que ya está más que sangrado y dedíquense a luchar por lo que realmente nos corresponde a los baleares. Mírenlo de esta forma, si el coste de la vida nos sale más barato a lo mejor nos pueden meter mejor y con vaselina todos los impuestos que nos quieran endosar.

Por José María de Lamo.