Lo hicimos bien, pero no lo suficientemente bien
como para hacer una película sobre lo bien que lo hicimos.
Peru Saizprez
@Ben Clark/ En las películas hay millones de dólares que garantizan un beso apasionado entre dos actores que, en ocasiones, apenas se conocen. En las películas ella siempre llega a tiempo al aeropuerto y consigue acceder, sin tarjeta de embarque y sin tener que quitarse los botines ni dejar los geles y los líquidos en una bolsita de plástico en la bandeja, a la puerta de embarque justo antes de que él le entregue el billete a la simpática chica de American Airlines que no tiene prisa. Por suerte el terrorismo no ha llegado todavía a las comedias románticas. Tiempo al tiempo. En las películas él dice lo que tiene que decir en el momento exacto, casi siempre mientras llueve sin que haga viento ni frío y ella responde con la frase que todos, incluido él, esperan. En las películas nadie discute por los preparativos de la boda salvo que la película esté protagonizada por alguien que organiza bodas, aunque en ese caso tampoco. En las películas la gente hace el amor con banda sonora y nadie dice espera un momento que antes quiero ir al baño a hacer un pis. En las películas hay un guion. Mejor o peor, pero hay un guion. Fuera de las películas la vida es un conglomerado de placeres y frustraciones y más frustraciones sin objetivo aparente, pero en las películas, ah, sí, en las películas, uno sabe casi desde el principio cómo acabará el asunto y, sobre todo, que los protagonistas podrán amarse tranquilamente en ese loft con vistas a Central Park sin tener que preguntarle en la cama al otro y si ha ingresado el alquiler.
Fuera de las películas la vida es un conglomerado de placeres y frustraciones y más frustraciones sin objetivo aparente.
Pero nosotros lo hicimos bien, vigilamos la marea y nos dijimos hoy menos que mañana como en el anuncio. Compramos todos los electrodomésticos perentorios y hasta el coche que aparca solo mientras todos los ocupantes se ríen. Lo hicimos bien, fuimos al restaurante de las vistas y a París. Por cierto que hacerlo bien es carísimo, pero no importa, hicimos como si no importara y recordamos todas las fechas, los aniversarios íntimos y los nombres de los hoteles que visitamos. Ahora que lo pienso, lo hicimos de puta madre, pero por lo visto no lo suficientemente bien como para hacer una película sobre lo bien que lo hicimos, y eso que nos conformaríamos con poco, de verdad, todo interiores y sin director de fotografía ni nada. Hasta aceparíamos que la dirigiera Jim Jarmusch, llegado el caso. Deberían hacer una película sobre lo bien que lo hicimos. Podríamos actuar nosotros mismos. Sabríamos hacerlo sin apenas presupuesto e improvisar unos diálogos frescos y no exentos de tensión dramática. Podríamos rodarlo todo en una sola toma. Estamos acostumbrados.