@Noudiari / El pasado sábado, a mi mujer y a mí se nos ocurrió ir a cenar y pasear por el puerto de Ibiza con unos amigos y los niños para disfrutar de nuestra maravillosa ciudad. De vuelta a casa, sobre las 00:30 horas, observé estupefacto como un turista vestido de forma inmaculada, como un pincel y sin la más mínima arruga en la camisa (no era precisamente un turista pobretón), se disponía a subir a un taxi de la parada cercana al puerto junto a su grupo de amigos, pero antes decidió dejar sin ningún miramiento, un vaso de cubalitro lleno de restos de comida y papeles, tirado en el suelo, antes de subirse en el citado taxi. Fue tanta la rabia y mala sangre que me entró en el cuerpo, hasta las pelotas (con perdón) de este turismo que viene y se piensa que en Ibiza está todo permitido, que no pude evitar casi espontáneamente, recoger sus restos de basura, abrir la puerta del taxi justo antes de arrancar y devolvérsela amablemente.
La cara a cuadros del guiri en cuestión no tuvo desperdicio. Encima el tipo tuvo la cara dura de hacerse el loco y decir que no era suyo. Tras increparle su comportamiento incívico y cerrar la puerta del taxi, no antes sin pedirle disculpas al conductor explicándole lo indignante de lo ocurrido, me sorprendió que el taxista, se giró a recriminarle su acción al guiri-pincel y le obligó a salir y depositar la basura en el contenedor que había a escasos cuatro metros de la parada de taxis antes de iniciar la carrera. Chapó por el señor taxista. La gente que pasaba por allí, al observar curiosos la surrealista escena, tras preguntar lo que había pasado y explicarles lo ocurrido, me agradecieron y aplaudieron mi proceder y remarcaron que ojalá los ibicencos hiciéramos más este tipo de cosas como antiguamente era habitual.
Parece que en Ibiza nos hayamos especializado en no hacernos respetar con el paso del tiempo quizás, por culpa de que pensemos que si “maltratamos” al turista diciéndole lo que puede y lo que no puede hacer, dejarán de venir y se nos acabará el “chollo” de la gallina de los huevos de oro. O quizás por un miedo irracional a que si le decimos algo a alguien podamos salir escalados. Pero nada más lejos de la realidad. Los ciudadanos debemos recuperar la idea de que educar en valores es cosa de todos pero sobretodo, hacerles ver a los turistas (y no turistas) que respeten el lugar donde vivimos, también. Sino, estaremos cada vez más vendidos, pues esta pasividad autoimpuesta de mirar hacia otro lado, que hemos hecho nuestra durante décadas, es la culpable de que cualquiera que visite Ibiza se piense que aquí todo está permitido y que nuestra isla es poco más que una especie de Parque de Atracciones Temático, donde ya si eso, los que trabajan aquí ya recogerán la mierda cuando pase el temporal. ¿Esa es la imagen de impunidad y resignación que queremos dejarles a nuestros hijos? Yo tengo claro que a los míos, no.
En definitiva, señores, seamos valientes. Hemos de hacernos respetar desde la entereza y recuperar la dignidad de un pueblo, el de la gente que vive y ama Ibiza por encima de todas las cosas, porque si esperamos sentados a que venga otro a arreglar semejante retahíla de despropósitos, lo llevamos claro.
Nadie dice que tengamos que ser supermanes, ni superpatriotas, ni superjusticieros, pero con los pequeños gestos cotidianos del día a día, entre todos, podemos cambiar un mundo, nuestro mundo, que parece que nos esté hablando a gritos pero que no sepamos o no queramos escucharlo y del que, a este paso, acabaremos siendo expulsados.
José Antonio Iniesta Navarro, Licenciado en Física. Profesor de Secundaria.
Yo también lo hago, llamo la atención a los que trapichean a plena luz del día cerca del parque en San Antonio, a los extranjeros que compran y consumen esa droga en mi misma calle, a los que dejan sus vasos en las jardineras; el otro día a unos «turistas» que rompían un columpio, me ayudaron a reñirles las africanas que «leen las manos». Al final me enfado de que mi niña de un año me vea enfadada cuando paseamos, y de que algún día alguien nos haga daño. Conclusión: no salgo de casa, esto es San Antonio. Seguridad ya!!!
Yo también lo hago cada día a los jipiluertas que tienen la habilidad de conducir y hablar por el móvil a la vez . En estos casos no son guiris ,sino gente de aquí que apoyan el merecido manifiesto en favor de la seguridad de los ciclistas , pero que al mismo tiempo sobrados de faciultades atienden el móvil mientras conducen . Chapó por el físico ( cuando el oso toca el pito , el mico pasa el plato …Qué tiempos ) y por el taxista .
Ay, Iniesta, Iniesta… No te lo crees ni tú!!! Pero gracias por las risas.
Bien hecho Iniesta! Hace falta más gente así menos vendidos a la plata que aceptan cualquier cosa contal de no contrariar al guiri de turno. Ánimo y adelante.