@Noudiari / Un diario irlandés publica una crónica en su dominical sobre tres días de fiesta en Ibiza, sin descanso, ingiriendo desde cocaína, éxtasis, ketamina a gas de la risa. Según exponen, es la práctica habitual entre los jóvenes (y no tan jóvenes) irlandeses que visitan la isla cada verano.
En un extenso reportaje, una persona con nombre ficticio, cuenta su regreso a la isla, por cuarto verano consecutivo y relata sus encuentros con compatriotas durante esos tres días de fiesta. El relato comienza por el final, en la puerta de embarque del Ibiza – Dublin. «Tres días de fiesta son suficientes para un cuerpo, para mi disgusto el Wi-Fi no funcionaba y no podía transferir dinero entre mis cuentas, así que tuve que renunciar a una reparadora comida con agua. Me moría por una hamburguesa guarra, una botella de agua fría y un trago de cualquier whisky canadiense fuerte para centrarme. Por desgracia no tenía nada de eso», relata la cronista, alias ‘Barbara’.
Explica que, como todos los demás, había gastado en exceso en los últimos días. También se lamenta de que: «Mi amigo y yo fuimos en taxi a todas partes, nos timaron 20 € por cada Jack Daniels con Cola y 15 € por Jagermeister».
«No hemos dormido en cuatro días seguidos, tomamos coca, éxtasis, MDMA, lo habitual», le cuenta Phil, un compatriota con el que se topa. «Fuimos a todos los clubes: Amnesia, Pacha y algunos otros, y gastamos alrededor de 2.000 € en seis noches, 800 € de drogas», añade el tal Phil de 26 años, piloto de profesión, según relata.
Tras una explicación de los efectos de la Ketamina, como las ganas de «bailar como lunáticos» o de tener muchas ganas de relaciones sexuales y de cómo te desinhibe para enseñar tus partes íntimas por el calentón. Explica que los irlandeses no son miembros con antigüedad de la «hermosa comunidad de Ibiza», un privilegio que está reservado para italianos, españoles o sudamericanos.
Relata que algunos de sus compatriotas les aseguraron que trajeron ellos mismos las drogas desde su país, camuflados en condones introducidos en sus agujeros corporales, sin embargo, la cronista explica que no tiene sentido hacer esto cuando puedes encontrar de todo aquí. «Nuestro hotel está un poco alejado de todo y como queremos ponernos enseguida que aterricemos, nos traemos algunas pastillas», le cuenta Alison de 36 años. Ella y su amiga querían más, así que compraron en un bar de Sant Antonio y también a un vendedor callejero de origen Senegalés, según cuentan. Dicen que al no tener dinero en efectivo, el vendedor les llevó hasta un bar en ses Salines donde pudieron hacer la transacción económica vía tarjeta de crédito.
El reportaje continúa relatando la facilidad de comprar óxido nitroso en Sant Antoni y que para su sorpresa no sufrió ningún robo durante su periplo del que tiene lagunas. Describe varios clubs nocturnos famosos de la isla y como, con 42 años se siente ya algo mayor para esta fiesta, como en el día de la marmota, con los mismo DJ’s de finales de los 90.
Así que apunta que para su próxima visita a Ibiza volverá a Ushuaia, alquilará un coche, no darlo todo en la primera noche y no perderse la puesta de sol en Café del Mar… «Siempre digo, ‘la próxima vez’ cuando hablo de Ibiza. Tiene una fuerza magnética que te atrae una y otra vez».
Va llegando al final de la crónica con los testimonios de otros irlandeses que han llegado a estar siete días seguidos de fiesta en Ibiza para los cierres de los clubs, otros que tras tres días sin dormir, pasan un día en Formentera donde aprovechan para dormir en la playa, beber agua, comer algo y reponerse.
Llegan los relatos de cómo se siente el cuerpo después de tantos días de drogas y alcohol sin freno, la locura que les invade, el temblor que les sacude todo el cuerpo, «el bajón», que incluso puede provocar ganas de cometer suicidio y en algunos casos ha llegado a suceder o han tenido que ser tratados en terapia para superarlo.
Finaliza mandando un mensaje tranquilizador. «Para todas las mamás preocupadas, no se asusten demasiado, no todos vienen a drogarse a Ibiza. Atrae a más de dos millones de personas al año, muchos de los cuales nunca verán en un club drogándose. Me encantaría traer a mi hijo de dos años aquí, es un lugar con una paisaje increíble, algunos de los mejores restaurantes de Europa. Hay sitios familiares. Anteriormente he estado aquí escribiendo artículos de otro tipo y me he acostado temprano». Termina diciendo que mientras estaba aquí escribiendo este reportaje también estaban Messi y Cesc Fabregas con sus familias. Y que muchos irlandeses también pasan días en Ibiza haciendo vida sana. «Ibiza sigue siendo una de las mejores islas del mundo», finaliza.
Esta es la Ibiza que queramos o no, estamos generando y consintiendo. Cuando pase la moda…