@Noudiari/ Alianza Mar Blava ha entrado al Ministerio de Medio Ambiente una carta firmada por 25 científicos y 36 grupos de conservación internacionales, que representan a varios millones de personas de los cinco continentes, con el fin de reclamar la protección del corredor de cetáceos del Mar Mediterráneo.
Desde la Alianza Mar Blava recuerdan que la región citada es «hábitat y corredor migratorio para una gran variedad de especies de mamíferos marinos, incluyendo la segunda y tercera especies más grandes de la Tierra, los rorcuales y los cachalotes, así como especies de cetáceos buceadores de gran profundidad como los calderones y los zifios de Cuvier». Todas estas especies han recibido ya estatus de protección por parte de varios regímenes de conservación tanto nacionales como internacionales. «Sin embargo, la industria petrolera persiste en sus esfuerzos para explorar nuevos potenciales campos de petróleo y gas en la región. Esto ha provocado una reacción decidida por parte de las comunidades científicas y de conservación a nivel local e internacional», detallan en un comunicado.
«El Gobierno español, que se ha comprometido internacionalmente a declarar este corredor migratorio de cetáceos como un Área Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) del Convenio de Barcelona, debe adoptar urgentemente un estricto régimen de protección preventiva en la zona, prohibiendo totalmente tanto las prospecciones de hidrocarburos como la exploración sísmica con tecnologías dañinas para la fauna marina», ha apuntado Carlos Bravo, portavoz de Alianza Mar Blava.
«Si tomamos en serio la protección de las especies y ecosistemas vulnerables, resulta absolutamente necesario impedir la utilización de fuentes extremas de ruido, como las explosiones con cañones de aire comprimido (air guns) utilizados en la búsqueda de yacimientos de petróleo y gas. Declarar el corredor de migración de cetáceos como área protegida también contribuiría a los objetivos del Acuerdo de París», ha manifestado Nicolas Entrup, portavoz de las organizaciones internacionales OceanCare y NRDC, y que ha estado presente en la reunión en el Ministerio de Medio Ambiente.
A principios de 2016, un informe encargado por el Secretariado del Acuerdo internacional para proteger las ballenas y delfines en el mar Mediterráneo (ACCOBAMS), del que España es miembro de pleno derecho, identificó el Corredor de Migración de Cetáceos de la demarcación levantino-balear del Mediterráneo como un «punto negro” de ruido submarino, es decir, «como una zona expuesta a altos niveles de contaminación acústica submarina».
La exploración sísmica submarina de los recursos de hidrocarburos mediante sondeos acústicos emplea los denominados air guns, cañones de aire comprimido que emiten sonidos explosivos de enorme intensidad (hasta 240 decibelios), muy lesivos para la fauna, con una duración continuada de varias semanas o incluso meses. Por lo tanto, mantener estas actividades contribuiría significativamente a empeorar la situación de la fauna marina y, en particular, de las especies de cetáceos sensibles al sonido.