Guillem Romaní / En un partido de ida y vuelta en el Campo Municipal de Formentera, que estrenaba nuevas gradas, el equipo local salvó un punto y sigue si encontrase con la victoria en la Liga, 0-0. El empate fue valorado por ambos entrenadores como ‘bueno’, aunque los dos pensaban que su equipo podía y debía haberse llevado los tres puntos.
En un constante toma y daca, con mayor verticalidad de los visitantes y demasiado toque lateral del Formentera, un centro de Fobi se perdía porque el delantero se dejaba la pelota atrás. Después fue el Ebro el que puso el corazón en un puño a los aficionados locales con una clara ocasión en el 36. La primera parte se despidió con un choque entre Garmendia y Rubiato, que se llevó la primera amarilla del partido por sus protestas.
En la segunda mitad, el Formentera dio un paso adelante y se echó hacia campo contrario. Imprimía más velocidad pero seguía fallando pases, los controles no eran buenos pese a que la presión sobre los visitantes se acentuaba en el medio campo y alrededor del minuto 70 se desató la locura. En apenas tres minutos de descontrol en los que el Ebro botó dos corners seguidos encerrando al equipo local, la pelota terminó en el palo derecho de Contreras cuando los formenterenses parecían batidos.
A continuación, una contra llevada por Dailos por el carril izquierdose perdía en última instancia porque el centro no llega a Juan Antonio, que había salido en el descanso por Riera. En el 75, Gabri entró por Bruno, que se resintió de la lesión que padecía y en el 80, Omar hace lo propio por Garmendia.
La gran ocasión de los locales llegaría en el 81, con una magnífica chilena de Omar en el área que no encuentró la red visitante. Tres minutos después, un disparo raso y colocado aunque flojo del mismo jugador acababa en manos del portero. Los tres minutos de descuento, presión y prisas aparte, no aportaron nada al encuentro, salvo estériles pelotazos arriba sin tino ni receptor.