@Luciana Aversa/Sa Pedrera de Cala d’Hort, conocida como Atlantis; los acantilados de Santa Agnès (Sa Penya Esbarrada), bautizados como las ‘puertas del cielo’, y zonas como Na Coloms (cueva de la luz) o el puente de piedra de Cala Aubarca, protagonizan un informe elaborado por el Grupo de Rescate Vertical de los Bomberos de Ibiza, donde señalan todos los peligros que ocultan los paisajes más visitados por turistas y por residentes de la isla durante todo el año.
Este documento, entregado a la Central de Emergencias del Govern balear a principios de verano, pide que los ayuntamientos competentes de cada zona instalen señalización para advertir del nivel de peligrosidad de la ruta así como de los preparativos necesarios, como llevar agua y buen calzado. También piden la instalación de un mapa que indique puntos de salida y ayude a los senderistas a ubicarse y regresar. Además, solicitan que se instalen algunos vallados, que no sean impactantes sobre el paisaje, pero que limiten el acceso a los acantilados.
Esta petición se dirige también para la costa de Sant Antoni, para la zona comprendida entre ses Variades y Caló des Moro. Allí no es por los senderistas poco preparados sino por los turistas borrachos que se caen por los acantilados.
El portavoz del Grupo de Rescate Vertical del Cuerpo de Bomberos de Ibiza, Bernat Escrivá, señala que estas cuatro zonas son las que más necesitan señalización e intervenciones por parte de la administración por la gran cantidad de gente que las visita.
Según explica, los senderistas experimentados no suelen tener problemas y son los inexpertos los que provocan más rescates. Esto ocurre, por ejemplo, en uno de los paisajes más visitados, como es Atlantis. «La gente baja poco preparada sin tener en cuenta que hay un desnivel de unos 200 metros y que abajo de todo es un arenal», explica Escrivá.
«La gente baja con chancletas, con apenas agua, como mucho una botella, y lo que suele pasar es que se queda bloqueada y no sabe por dónde subir. También se hacen esguinces de tobillo porque no van preparados con botas o con zapatillas adecuadas para poder bajar y después subir», añade. Saltar a la piscina natural que hay abajo, en Sa Pedrera de Cala d’Hort, también ha provocado algún que otro esguince que ha motivado una evacuación por mar. El estado físico del senderista no es una cuestión menor. Este verano, sin ir más lejos, los efectivos tuvieron que rescatar allí a un hombre con un ataque al corazón.
`Selfies’ junto al acantilado
En las ‘puertas del cielo’ en Santa Agnès, la belleza del paisaje ha llevado a algunos visitantes a hacerse fotos «exponiéndose mucho a la vertical y han terminado cayendo». También en esa zona hay una ruta de senderismo complicada «para gente inexperta». «Lo más habitual es que se pierdan, aunque también han sufrido esguinces», señala Escrivá.
El puente de roca natural de Cala Aubarca, en Sant Mateu «es una zona de muy fácil acceso», pero que también entraña riesgos. Después de las últimas lluvias, el camino ha quedado en muy mal estado, según explica el bombero, pero aún así «la gente baja para ver el puente de roca natural que es muy conocido por fotos». El problema llega cuando deben subir: «Se deshidratan porque van sin estar preparados con agua o comida, o no van equipados con un buen calzado y tienen algún esguince», detalla. Escrivá añade que lo mismo ocurre en la cueva de la luz, a la que se llega por otro sendero de la misma montaña.
Más vigilancia en Sant Antoni
En Sant Antoni, más que señalización, el integrante del Grupo de Rescate Vertical cree que se necesita vigilancia policial. «Hemos tenido alguna pelea entre ellos y han terminado tirando a alguno por el pequeño acantilado que hay», detalla sobre los turista ebrios que se accidentan en esta zona.
Según Escrivá, el informe se completa con otras áreas donde el paso es complicado y se han puesto cuerdas y ganchos de forma muy rudimentaria, para los que también se piden mejoras para evitar accidentes.
A principios de verano, los bomberos de Ibiza tuvieron una reunión con el Centro de Emergencias de Baleares, cuyos responsables se desplazaron a isla «y vieron que eran sitios de alto riesgo de posibles caídas para la gente».
Por ello, insisten en que se adopten medidas como instalar «paneles informativos o barreras que no sean de impacto visual, pero que sí limiten el acceso a los acantilados». Sobre todo, un cartel con recomendaciones sobre el calzado y el agua, con planos e indicaciones sobre el nivel de riesgo de la ruta.
«Porque como no puedes poner puertas al campo lo mejor que puedes hacer es divulgación e información», concluye Escrivá.