@Noudiari / A Nilda Ventura, argentina de nacimiento, siempre le gustó pintar, pero no es hasta su llegada a Ibiza, cuando empieza en el taller de Orlando Herrera y Amanda Echeverría, a experimentar con las diferentes técnicas artísticas.
Toda su obra destaca por la explosión de color, con el que transmite todas sus emociones. Colores con los que trabaja la libertad, la energía positiva y la felicidad.
Principalmente su temática es figurativa; retratos de mujeres y niños de diferentes etnias y condiciones sociales enmarcados en colores vivos, que no dejan a nadie indiferente.
Valorando mis raíces es como se titúla la nueva exposición que acogerá Sa Residència a partir del día 2 de noviembre, gracias a la Fundación Julián Vilás Ferrer, y es un homenaje a su bisabuela Eustaquia Sosa, curandera y descendiente de indígenas Querantíes de Chivilcoy en Buenos Aires, Argentina.
El motivo, según la pintora no es otro, que el de »reconocer toda su gran labor y valentía». Recuerda cuando de pequeña junto con sus hermanos, fue cuidada durante unos años por esta maravillosa mujer.
Con el tiempo, según Ventura ha sabido apreciar todo ese esfuerzo y la magia que le rodeaba.
Durante la etapa de su infancia, fue donde la artista atesoró los cuentos maravillosos narrados por su bisabuela sobre sus orígenes y sobre su madre, presa por los aborígenes durante años.
Así comienza la historia de su vida, llena de mujeres valientes que salieron adelante a pesar de las adversidades a las que se tuvieron que enfrentar.