@Noudiari / Sensación extraña la que había entre los futbolistas peñistas al subir al bus de retorno al Prat, desde ese municipio conocido casi exclusivamente por su equipo de fútbol llamado Llagostera.
Las urgencias clasificatorias, y las ausencias forzosas de dos piezas hasta ahora titularísimos como Erik Polanco (pichichi del equipo con dos dianas) y Carlos Selfa, llevaron a Dani Mori a introducir una pequeña revolución en el once.
Dio entrada a Rueda, Górriz y Fran Núñez, quedando fuera otro habitual como Jandrín. Un planteamiento sobre el papel más ofensivo de lo habitual, incluso cuando juega en casa. También el Llagostera salió alegre y corrió riesgos. Toda estos ingredientes acabaron convirtiendo la primera mitad en un partido entretenido, aún sin ocasiones clarísimas.
Ambos equipos llegaban a la línea de tres cuartos con relativa comodidad, y a partir de allí, pues ya cada uno hacía lo que podía/sabía. En la ocasión más clara del primer tiempo, Dennis Díaz sacó una buena mano en un mano a mano con Gabarre.
En esa misma acción, Borja Navarro cayó lesionado en su intento por evitar el remate del delantero catalán, y tuvo que ser sustituido por el sorprendentemente suplente Javi Gallardo. Por parte peñista, Guille Andrés fue quien más lo intentó, sin éxito. Fran Núñez también puso voluntad, pero poco más. Descanso, y tablas justas.
En la reanudación la Peña seguía con brío. No se llevaban ni 5 minutos de la segunda parte y Górriz ya había avisado dos veces. También el Llagostera tuvo la suya, en un disparo de Pablo Sánchez que se marchó desviado, y en otro chut de Leo que repelió, puños fuera, un inspirado Dennis.
Pero cuando el partido se encontraba en su momento más bonito, llegó la jugada clave. Segunda amarilla en una falta innecesaria en el centro del campo para Pau Pomar, y tercera, sí, tercera expulsión del curso para el central mallorquín.
La Peña tenia por delante media hora de fútbol en inferioridad. Curiosamente, y en una clara muestra de que el Llagostera no es ya ni la sombra del conjunto que llegó a flirtear con el sueño de ascender a Primera División, los ibicencos no sufrieron demasiado.
Incluso se atrevió la Peña a lanzar algún ataque, buscando balones largos a la carrera de Fran Núñez o a la testa de Górriz, pero tampoco quedaban ya demasiadas fuerzas. Al final, el bloque santaeulaliense arrancó un punto que sirve de poco a efectos clasificatorios, pero que al menos sí vale para lamerse las heridas. Que no es poco.