@Noudiari / La UD recuperó la sonrisa en Santa Eulària (para algunos, como se oyó por la grada, como si el Barça juega de local en el Bernabéu) con una victoria balsámica, necesaria y terapéutica contra el Constancia. Y la sonrisa se tornó gran alegría hora y media después de ducharse: el Mallorca B había caído en Felanitx y el líder volvía a estar a sólo un punto. Saldo inmejorable para un equipo que ha acabado pagando en exceso su particular trashumancia desde que Salvo quiso cambiar el césped de Can Misses: ha disputado, ojo, sus últimos 10 partidos en 10 estadios diferentes. Por el camino, algún disgusto que otro.
Sorprendió también la presencia de Cruz en posiciones ofensivas, caído a banda izquierda. Precisamente el ibicenco estuvo muy activo en las primeras acciones de ataque de los suyos, en esta ocasión azules celeste (curiosa la alternancia sin demasiado patrón en los equipajes titulares, un día rojo, otro azul).
La UD necesitaba vencer tras tres tropiezos consecutivos, pero también convencer. El Mallorca B fue muy superior el pasado sábado y dejó mal poso en el grupo y en la afición, que quiere creer pero necesita feedback en forma de resultados. El Constància no parecía un rival propicio para grandes alardes vileros, con un bloque compacto, con calidad y que lucha por volver a glorias pasadas. A los 16 minutos, los inquers avisaron con un córner que se estrelló directamente en el larguero defendido por Jesús (Manolo sigue de baja), a la manera olímpica.
Pero las dudas iniciales locales las despejó de cuajo Gregori de la mejor manera, con un golazo que pasa directamente al resumen del año. El talentoso media punta valenciano se inventó el 1-0 con un latigazo desde más allá de 25 metros, un misil tierra-aire directo a la escuadra. Poca cosa pudo hacer el meta Sabaté, que llegó a tocar un balón que llevaba escrito el gol desde que salió de la bota de Gregori.
El gol maquilló una primera media hora en la que el Ibiza sesteó algo, se mostró sólido, pero le costó mucho crear peligro. No fue hasta el minuto 33 cuando Cascón fregó de nuevo el gol, con un trallazo que esta vez sí repelió el arquero mallorquín. También Cruz tuvo la suya, con un mano a mano algo forzado que disparó demasiado cruzado. Justo en los mejores instantes unionistas, se llegó al descanso con merecido triunfo de la UD.
El viento a favor animó a un Ibiza que no quería dejarse remontar, algo que le sucedió contra Petra y Platges. Cristian Cruz seguía con ganas y acarició el dos a cero en dos ocasiones, sobre todo en un gran disparo ‘a lo Gámiz’ que besó el larguero.
No aprovechar las ocasiones inquietó a la parroquia ibicenca, que ya ha visto volar puntos en partidos que parecían controlados. Eso sí, el Constància tampoco asomaba demasiado por el área celeste.
Toni Amor regaló a la afición el retorno de Cirio, que ingresó en el campo con 25 minutos aún por jugar. El punta barcelonés no dejó demasiado repertorio de su chistera, pero su solo retorno fue casi la mejor noticia del día.
Con el partido en un momento de stand-by extraño, llegó la polémica que pudo marcar el duelo y el futuro inmediato de la UD. Un centro desde la banda izquierda mallorquina lo acabó rematando, en propia puerta, a gol, Verdú. El asistente tenía la bandera levantada, invalidando la posición del delantero del Constància que buscaba el remate. Aunque a todas luces es Verdú quien “remata”, el árbitro entendió que el punta mallorquín participaba en la acción al intentar rematar, y anuló el gol. Salvados por los pelos.
Otro susto, el último, llegó en el minuto 88, cuando apunto estuvo Chus Seco de empatar. Pero esta vez e consiguió aguantar los tres puntos en el zurrón. Victoria, que es de lo que se trataba, para seguir a la caza del líder, ahora más cerca.