Noudiari / Cuando en una casa se encera el suelo, hay que ponerse buenos zapatos y suela de nivel. Eso es lo que hicieron los jugadores de la UD Ibiza, que demostraron tener ganas de reencontrarse con su estadio y, sobre todo, de demostrar lo que todos sospechábamos: con un mejor terreno, sus prestaciones mejorarían. Los de Toni Amor despacharon al Serverense (6-1) con virulencia, la virulencia de un equipo que quiere ser campeón. Mejor estreno de la nueva hierba sintética, imposible.
Unos 250 espectadores se acercaron a comprobar cómo lucía el nuevo verde. Un césped con el que la UD pretende mejorar su juego, que últimamente no venía siendo el del Brasil del 70. A punto estuvo Cirio de allanar el camino a los 7 minutos, pero en el mano a mano ante el meta disparó demasiado cruzado.
También en las botas del delantero catalán estuvo otra gran ocasión, a la media hora. El punta dribló al portero, pero su disparo a puerta vacía se marchó alto. El dominio era total y absoluto del Ibiza ante un Serverense que bastante hacía con aguantar, ordenadito, el 0-0.
Tanto fue el cántaro a la fuente que se acabó rompiendo del lado que más le gustó a la dirección deportiva. Edu Oriol, que prácticamente no había entrado en contacto con el balón en toda la primera mitad, cazó un rechace del meta mallorquín para fusilar desde el punto de penalti a la red. Minuto 42, primer tanto del ex del Tenerife con la zamarra celeste, y lata abierta. El gol animó a las tropas, y de hecho apunto estuvo de llegar el segundo antes del descanso.
No hizo falta esperar mucho. Nada más salir de vestuarios, Cirio enganchó una buena contra y con su buen hacer habitual en esas lides, superó al meta en el uno contra uno. 2-0, y fantasmas del pasado fuera.
El pichichi de la UD estaba, como dicen los millenials, con la flecha para arriba. En una jugada prácticamente idéntica, tan sólo dos minutos después, perdonó el 3-0 tras otro desmarque eléctrico. No tuvo tanta piedad 7 minutos después, en el 65. Gran jugada de Rafa de Las Heras, y su pase de la muerte, medido, lo empuja Cirio a la red. Decimosegundo tanto suyo en Liga.
La UD estaba en modo apisonadora. Al fin. El equipo que todo el mundo espera, el que arrasa a un conjunto de barrio de Palma, por fin estaba aquí. La ola buena la aprovechó de nuevo Edu Oriol, que anotó el cuarto tras una buena asistencia de Gregori. Buen debut con doblete, casi sin comérselo ni bebérselo, del exprimera, llamado a ser uno de los que traen gente al estadio.
La sustitución de Oriol (61 minutos estuvo en el campo) coincidió con el intrascendente tanto del Serverense. El tanto mallorquín no fue precisamente un giro hitchcokiano de guión. El plan siguió el trazo establecido, y entre Gregori y el recién incorporado Cascón hicieron el quinto. Centra el valenciano y el punta intenta rematar un balón que, al parecer, no llegó a tocar antes de colarse en el arco. Se lo daremos a Gregori.
La superioridad vilera era escandalosa en el segundo tiempo. Cayó el sexto, de penalti anotado por Payán. Y pudieron caer algunos más, pero la puntería ya no dio más de sí, y el correctivo quedó en el 6-1 final. La UD llega al ecuador del campeonato como quería. Líder (eso si, con un partido más) y con sus opciones de soñar con la Segunda B intactas. El equipo da para ilusionarse… a la espera de algún regalo de reyes en forma de fichajes…