Ja ho escrivia fa uns quants dies: estic segur que fins i tot amb els lectors més poc conformats amb les meues afirmacions i conviccions trobaríem punts importants de coincidència. Un amable anònim que em suposa radicalment envinagrat (oblidant que moltes vegades els còmics són o estan tristos i coses per l’estil) demana que la gent m’abraci quan em trobi pel carrer. Bons desigs impliquen, normalment, bones voluntats.
Cada dia em fa més pla tenir intercanvi amb els amables lectors, encara que sovent se m’amaguin sota un nick (nic?) en comptes d’aparèixer-hi amb nom i llinatges. Abraçar un nic sempre es fa una mica més difícil, sobretot perquè els nics tenen tendència a no deixar-se abraçar.
Però a mi m’agrada abraçar els que no pensen com jo, especialment quan coincidim en projectes que ens atrauen mútuament. Aquest cap de setmana m’hauria agradat abraçar la gent que comparteix pis en una illa del carrer Còrsega de Barcelona, on, en un mateix balcó, hi havia una bandera espanyola i una estelada (bandera de la independència de Catalunya per qui no ho sàpiga). Com m’hauria agradat abraçar l’home amb la bandera d’Espanya que va acudir a les manifestacions contra l’empresonament dels Jordis, i que hi va ser rebut amb aplaudiments pels que duien estelades. (Cosa que, per cert, no crec que fos possible si algú amb una estelada es presentàs a una manifestació monàrquico-unionista).
No em recava en absolut compartir amb Aleix Vidal-Quadras (a les meues antípodes quant a ideologia de referents nacionals) espai dins l’intergrup Amics de l’Iran Lliure al Parlament europeu. Estàvem d’acord que l’oposició democràtica de l’Iran mereixia tot el suport per mirar de substituir els nefast règim dels aiatol·làs. Ni em reca en absolut l’amistat amb diverses persones del Grup Popular Europeu (amb les quals sí que tenc, per cert, afinitats en qüestió nacional, encara que no n’hi tengui en d’altres aspectes). Na Kinga Gál, en Walter Dombrowski, el mític Vytautas Landsbergis tenen i tendran sempre tota la meua estima i consideració.
En fi, abraçades a tots, ni que siguin electròniques. Només faltaria. Compartir el fet de ser gent de pau és el que més podem demanar, i és la cosa de què podem estar més contents. Ah! M’agradaria poder abraçar més gent amb qui compartir el projecte dels Estats Units d’Europa. Estic segur que només dins aquest àmbit es podran acabar de construir els meus somnis.
Per Bernat Joan i Marí
Joan Tardà, ha comparado a la justicia española con la del apartheid sudafricano “por su crueldad” y ha denunciado “el abuso de poder” del Estado, que ha actuado en Cataluña “con violencia” y que alimenta el “prejuicio anticatalán”. (…).
Recientemente oí reflexionar en voz alta a cierta persona, en referencia al Estado de las autonomías, que si hay tres Castillas ¿por qué no puede haber dos Cataluñas? Es decir, la Cataluña gerundense e ilerdense por un lado, mayoritariamente nacionalista, y la barcelonesa y tarraconense por otro, mayoritariamente catalana, española y europea, ergo Tabarnia. Pues precisamente ahí radica el problema, que esas dos Cataluñas ya existen y son irreconciliables, y una de ellas nos ha helado el corazón. Nos ha helado el corazón con su corrupción y su corruptela; nos ha helado el corazón con su desprecio del Estado de Derecho y de las sentencias de los tribunales; nos ha helado el corazón con su propaganda mediática institucional e institucionalizada; nos ha helado el corazón con el adoctrinamiento de nuestros hijos en la escuela; nos ha helado el corazón con su desprecio étnico constante hacia el resto de ciudadanos españoles que vinieron a dejar su sudor ─y también afortunadamente su sangre fuente de sano mestizaje─ en nuestra tierra; nos ha helado el corazón con su desdén y su ataque diglósico contra la lengua común de todos los españoles; nos ha helado el corazón con sus políticas lingüísticas y legislaciones varias destinadas a construir una identidad nacional exclusiva y excluyente; en definitiva, nos ha helado el corazón con su espíritu totalitario y su voluntad de construir un ─verdadero─ apartheid contra los que ellos consideran castellans y miembros del estat espanyol.
Y yo sí que uso con propiedad el concepto apartheid. (…) Apartheid es un término en lengua afrikáans ─lengua germánica derivada del neerlandés medio hablada en Sudáfrica y Namibia─ que se traduce por “separación” y que se refiere a la segregación de tipo racial (…) El apartheid se construyó como una sucesión a sabiendas y a conciencia de leyes injustas, arbitrarias, supremacistas, xenófobas y excluyentes en contra de la población negra, que no podía compartir el mismo espacio público que los blancos ni vivir en los mismos barrios ni estudiar en las mismas escuelas ni acudir a los mismos hospitales ni usar los mismos transportes públicos… No tenían derecho a voto ni legalmente estaban aceptados los matrimonios interraciales. Para la población negra todo era peor, escaso, inexistente… y, sobretodo, vejatorio y denigrante. Los afrikaaners instauraron, a lo largo de 4 interminables décadas, el supremacismo como ley, la segregación como medio de vida y el odio como motor social. (…)
El Papa Pablo VI en su encíclica POPULORUM PROGRESSIO (1967) denunciaba que dos obstáculos se oponían a la formación de un mundo más justo y más estructurado dentro de una solidaridad universal: el nacionalismo y el racismo. Del nacionalismo afirma que “aísla los pueblos en contra de lo que es su verdadero bien” (…). Y del racismo asevera que “es un obstáculo a la colaboración entre naciones menos favorecidas y un fermento de división y de odio en el seno mismo de los Estados (…)”. Creo que queda más que patente que racismo y nacionalismo van siempre de la mano, que son las dos caras de una misma moneda y que, a pesar del paso de los años y de la evolución histórica, la definición sigue teniendo plena vigencia aunque trate de ocultarse bajo formas pseudodemocráticas como en la Cataluña nacionalseparatista.
Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con nosotros? Todo y nada.
Todo porque en Cataluña el nacionalismo y su apartheid nos ha aislado a los catalanes en contra de nuestro verdadero bien, nosotros mismos: nos ha negado el uso institucional y administrativo de una de nuestras dos lenguas oficiales; nos ha privado de la veracidad informativa y de una cultura libre; nos ha robado nuestras empresas y ha malbaratado nuestra economía; ha destrozado nuestra sanidad; ha puesto en peligro nuestras pensiones; ha puesto en riesgo los valores educativos mediante su sometimiento a la ideología y la imposición de la inmersión lingüística; ha abandonado la construcción de infraestructuras necesarias para mantener e incentivar el desarrollo económico de nuestra región; ha promulgado leyes discriminatorias e identitarias que atentan contra los derechos de los ciudadanos que no pensamos como ellos; en definitiva, porque el nacionalismo ha tratado de imponer mediante la ingeniería social ─usando nuestro propio dinero para ello─ un apartheid de barretina, un verdadero régimen totalitario y legalizado de excepción social, cultural y lingüístico contra el concepto de España y la lengua común de todos los españoles.
Nada porque muchos catalanes ya no queremos vivir en esa región catalana ─antaño dinámica, integradora, respetuosa y productiva pero hoy por el peso del nacionalismo cansada─ y preferimos vivir en otra comunidad autónoma de España ─Tabarnia─ en donde se garantice que todo se regirá bajo el imperio de la ley; donde prime la libertad, el respeto, la pluralidad, el bilingüismo real y efectivo; donde la educación se entienda como valor y no como herramienta política, y los medios de comunicación como proveedores de información y no como transmisores de ideología, victimismo y cizaña; una región donde los creyentes puedan asistir a los oficios en beneficio de su alma y no a misas amarillas con oraciones por los presos y sermones del odio ─Pablo Planas dixit─; en definitiva, muchos catalanes queremos vivir en una nueva comunidad donde nadie nos imponga leyes discriminatorias ni quiera robarnos nuestra identidad ni ninguna de nuestras lenguas, y donde nadie dude que pertenece a España. Porque Tabarnia no es sólo la deconstrucción del esperpento nacionalista, no es sólo la reducción al absurdo del absurdo separatista: Tabarnia es el anhelo de libertad e igualdad que 40 años de nacionalismo institucional nos han robado. (…)
Mandela afirmó: “En el curso de mi vida me he dedicado a la lucha del pueblo africano. He combatido la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, hasta lograrlo”. Y ese es, ni más ni menos, el espíritu de Tabarnia (…) porque Tabarnia es el fin del apartheid nacionalista catalán y de su execrable y ominoso modelo de sociedad étnica, clasista, corrupta, diglósica y adoctrinada.
Los versos finales del poema Invictus, del poeta inglés William Ernest Henley, que Mandela tenía escrito en una hoja de papel y que conservó durante su cautiverio, rezaban: “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”. Los catalanes de seny también lo somos y por eso seremos Tabarnia; porque en la Cataluña del apartheid, Tabarnia es el único faro que emite la luz de la libertad que tantos ciudadanos anhelan, es el resplandor que acabará con la oscuridad del totalitarismo nacionalista, es el bien que acabará con el monstruo separatista destructor de la razón y es el marco que finalmente nos permitirá vivir bajo los auspicios de ese espíritu de libertad e igualdad que mostramos muchos catalanes el histórico 8 de octubre de 2017″.
Joan Manuel Serrat qualifica el procés de «carreró sense sortida» i s’ha convertit en «la fira dels disbarats»
A més, ha insistit en què la situació que estem vivint actualment és «la fira dels disbarats».
Hem passat de tenir un president a tenir-ne dos, i a hores d’ara ja no sé on és»
El cantant, a més, ha advertit que «estan marejant la perdiu i acabaran marejant-se ells».
En Serrat que ha fet més per Catalunya i per la llengua catalana que la majoria dels que van de «salvadors» de Catalunya ho diu ben clar, no?… I tenim «martellet» cada dia i a totes hores (televisió, ràdio, premsa)….a pasturar!!
Otro abrazo para ti ¡¡¡
Algunos no necesitamos reconocimiento público ni figurar en los libros de historia. Otros quieren ser recordados con sus nombres en plazas, calles o libros subvencionados. Esos sentimientos rancios típicos de nobleza intelectual vestida de política de hoy, que solo es cercana en época de elecciones, no va con la gente, solo con los convencidos.
Cierto, no me conoces, no sabes de mi pasado ni a lo que me dedico y puede que eso te crispe o te consideres estar en desventaja. ¿Pero mi identidad importa? Deberías prestar más atención en lo que se dice y no quién lo dice. Que importa que yo sea más alto o más bajo, más rico o más pobre o que me codee con Toni el panadero de la esquina o con Noam Chomsky. En la sociedad encontrarás personas de todo tipo y seguramente todos coincidan en un objetivo común aunque no estén de acuerdo en las formas de como conseguirlo.
De ahí la importancia de las leyes, que tienen que ser iguales para todos.
«la verdadera democracia para Cataluña llegará el día que acepte sin complejos la natura plural de su territorio. Cualquier política que excluya el respeto por la diversidad puede ocasionar todavía más pérdidas territoriales para Cataluña. Si Cataluña quiere reforzar su estatus quo e ingresar a medio termínio en la Unión Europea tiene que abandonar de una vez por todas su política de expansionismo Catalán»
Curiosa «declaración», eh! Bernat 😉
devila, és tant important el que es diu, al igual que com es diu i qui ho diu.
Reflexiona bon al.lot que encara et falten un bon parell de ruixades d´aigua de bolla.
No has entés res de res. ¿A caso una obra carece de valor por el hecho de ser anónima? ¿Te cito algunas?…
Tu mismo lo has dicho, «es tan importante» no es excluyente. Hi ha que llegir més fillet meu 😉
Ahora ya sabemos que eres de del grupo de los convencidos 🙁