@Noudiari / Hace semanas, o quizá meses, que un partido está marcado a fuego en el calendario de los aficionados ibicencos, en cuanto a la Tercera División se refiere: el UD Ibiza – Mallorca B del próximo sábado. Pues bien, tanto mirar al horizonte del mar, y nos hemos ido comiendo todas las medusas del camino. Tanto divisar el duelo del Mallorca para sentenciar la Liga, y el duelo ya está aquí y las opciones de campeonar se han ido esfumando antes. Justo en la víspera del choque ante el filial bermellón la distancia entre ambos equipos se ha ido hasta los 5 puntos; ni goleando al Mallorca la UD saldrá líder de Can Misses, y sólo quedarán tres jornadas más.
El pasado 24 de febrero, el conjunto de Toni Amor ganaba al Santa Catalina y cerraba la jornada 27 cómodamente en el liderato, con 4 puntos de ventaja respecto al Mallorca B y 7 más que el Poblense. Pero fue con la llegada de marzo cuando el acorazado vilero empezó a resquebrajarse. El iceberg particular del Titanic pitiuso fue la derrota en Manacor. Desde entonces, han sido dos meses nefastos, con muchísimas más sombras que luces, en los que el Ibiza ha sumado tan sólo 12 puntos de 21, con performances a cuál más decepcionante. La comentada derrota en Manacor, el empate en casa siete días después contra el Santanyí, y las tristes igualadas sin goles en Lloseta y Calvià.
Estos guarismos han ido acompañados de la increíble racha que acumulan tanto Mallorca B y Poblense, disfrazados del Brasil del 70 y la Holanda de Cruyff. Ambos equipos suman 8 triunfos seguidos, asestando goleadas además al rival de turno domingo tras domingo. Así las cosas, el Ibiza ha caído a la tercera posición, viéndose cinco puntos por debajo del filial y dinamitando los 7 de ventaja con los de Sa Pobla para verse dos por debajo. Una tercera posición que le dejaría sin el factor campo a favor en los play-offs… y sin Copa del Rey. Ni en las peores pesadillas del mandamás de Power Electronics…
Pero más preocupante si cabe que los resultados, que lo son, y mucho, es la imagen del equipo los últimos partidos. A excepción de la goleada en Alcúdia y el atropellamiento al colista Petra, el equipo ha dejado sensaciones muy negativas. Sobre todo ofensivamente. Un equipo con jugadores de la talla de Cirio, Terán, Liñán o Gámiz. Un equipo que se permite el lujo de dejar fuera de la convocatoria a un exprimera como Edu Oriol o el ex del Formentera Álvaro Muñiz (del gol de San Mamés a la grada de Tercera). Un equipo que realiza un mini stage de 4 días en Valencia, que no será precisamente barato. Un equipo con unas redes sociales propias de Primera División. Un equipo con 1.311 abonados (como informó el club hace unos días). Un equipo que anuncia el fichaje estrella del argentino Cochis y tan sólo se le han visto tres ratos. A ese equipo, quizá, se le debería exigir algo más. Porque, más allá de tener que jugar tres eliminatorias en lugar de una, la pregunta que se hacen los aficionados ahora es… ¿cuándo llegue el play-off, será capaz este equipo de ganar a rivales de mucha más entidad que el Llosetense, el Santanyí o el Platges de Calvià? Ahora mismo, resulta complicado dar una respuesta optimista…
A la UD, para ser campeón, le queda una bala. Debería superar al Mallorca B (sábado, 16:00) por 2 o más goles para ganar el average particular (derrota 2-0 en Son Bibiloni), ganar los otros tres partidos que le restan (visitas al Constància y al Serverense y en casa ante el Esporles) y esperar al menos un pinchazo del Mallorca B y del Poblense. Aunque, ojo, queda una rocambolesca posibilidad más. Si el Ibiza gana todo y sus rivales también, le quedaría todavía una opción. En la última jornada, se enfrentan en Palma Mallorca B y Poblense, probablemente jugándose el título entre ellos. Pero un empate brindaría el título a la UD. Una carambola remota de la que seguro, al presidente Amadeo Salvo le gustaría no tener que estar pendiente…