El famoso congreso de música electrónica celebrado por la plataforma International Music Summit (IMS) vuelve a Eivissa otro año más. Tal y como informó Noudiari en estos días, ya se conoce quiénes serán algunos de los ponentes y los temas a abordar. Uno de ellos llama poderosamente su atención por encima del resto. La DJ estadounidense Honey Dijon, conocida también por su activismo en favor del movimiento trans, hablará para todos los asistentes acerca del ‘Acoso sexual en la cultura del DJ’. Sin lugar a dudas, los movimientos #MeToo y #TimesUp, que han dado visibilidad mediática denunciando los abusos a mujeres en el mundo del cine, han abierto la veda para contar una problemática que nos afecta a todas. ¿Nos resulta sorprendente que el acoso sexual pueda encontrarse también en el ambiente de la música electrónica? Si algo hemos aprendido ya, también gracias a la estela de la huelga feminista del 8 de marzo, es que los contextos donde se desarrolla el acoso sexual hacia las mujeres son intercambiables. Por ello, cuando hablamos de acoso, hablamos de una cuestión estructural.
En las clases que imparto a alumnado de secundaria acerca de los medios de comunicación, del feminismo y de las redes sociales, suelo encontrar a chicas (de entre 14 y 18 años) que manifiestan cómo sufren diaria y sistemáticamente esta violencia sexual. Por lo general, todas ellas confiesan haber tenido miedo en su camino de vuelta casa tras una noche de fiesta con amigos y, en esa situación, sus únicas herramientas para sentirse seguras son aligerar el paso, fingir que van hablando con alguien a través del teléfono móvil y tener las llaves cerca para poder utilizarlas como “arma” en caso de que la cosa se ponga fea. Precisamente, esta es una dinámica que se ha repetido intergeneracionalmente: no es una cuestión de edades, ni de épocas, ni siquiera es cultural. Nos pasa a todas en todo el mundo siempre. Es evidente que, tal y como concluyen mis alumnas, las mujeres vivimos con miedo y si tenemos miedo, corremos el gran peligro de convertirnos en seres dóciles.
Recordemos que hace unos meses supimos que una persona alquilaba habitaciones en Platja d’en Bossa a cambio de 150 euros al mes más relaciones sexuales semanales con el propietario. En un contexto de crisis de vivienda tan devastador como el que encontramos en la isla, ¿esto es todo a lo que puede aspirar una mujer que desee independizarse?
Por otro lado, en plena Feria de Abril, en Sevilla, el colectivo feminista Amazonas ha organizado un dispositivo de asistencia y auxilio a mujeres que hayan sido víctimas de agresiones sexuales dentro del recinto. Así, todas aquellas mujeres que se sientan violentadas podrán solicitar ayuda acudiendo a una caseta en concreto o recurriendo a alguna de las voluntarias, identificables por lucir un brazalete morado por encima del traje de flamenca.
No son casos aislados, no es coyuntural, ni circunstancial: se trata de un sistema de violencias contra las mujeres, de amenaza sexual continua.
Y en esta realidad poco alentadora, conviene cuestionarse críticamente qué hay de ellos. ¿Tienen los hombres miedo a acosar y violar a sus compañeras? ¿Están preocupados por eso? ¿Hay talleres, charlas, cursos en centros educativos que enseñen a nuestros jóvenes a dejar de violentar a las mujeres? Porque si el mayor porcentaje de depredadores sexuales son varones, la solución al problema está en ellos, en que dejen de acosarnos.
Por Bianca Sánchez-Gutiérrez, periodista.
Lo primero, como es obvio mi repulsa a los/las acosadores/as sexuales o de la índole que sea.
Lo segundo: a que será debido que hoy en dia se sigan produciendo este tipo de conductas teniendo unos «supuestos» conocimientos en educación, con estudios, democracia, psicólogos (muchos) y estando en una (supuesta) sociedad «avanzada». Con más medios para informarnos,protección social y expertos en el tema.
Será que viene en la condición humana?, que el acoso, al igual que otros muchos males que padecemos y se han padecido a lo largo de la historia son de difícil solución aún con las leyes en la mano y con la repulsa de la mayoría?.
3°Fué antes el huevo o la gallina? Sin duda, como sociedad tenemos que seguir luchando contra esta lacra del acoso sexual y otras muchas que hoy, siguen existiendo y desgraciadamente hemos padecido a lo largo de la historia.