@Noudiari / Las despedidas son siempre amargas. Y si llegan poco a poco, como una lenta tortura, el sufrimiento aumenta. Eso es lo que le está pasando a la Peña Deportiva, que cada día que pasa está más cerca de Tercera. El durísimo correctivo encajado en Alcoy, precisamente el día que era ganar sí o sí, deja a los pitiusos al borde del abismo. Las opciones de permanencia se han reducido al campo ya de lo milagroso. Mal día escogió la Peña para marcarse uno de los peores partidos de la temporada.
Dani Mori removió el once con cambios importantes respecto del equipo que empató contra el Llagostera. Volvió a dejar al guerrillero lateral Javi Gallardo en el banquillo, pero no para dar entrada a su sustituto natural, Chechu, que también comenzó en el banco, sino para situar en el carril zurdo a Pau Cendrós.
Sí fueron de la partida esta vez Erik Polanco y marco Rosa, los dos hombres que revolucionaron el duelo del pasado domingo desde el banquillo y que se ganaron el puesto. Los damnificados ésta vez, Marc de Val, y Górriz. Salinas quedaba así como clara referencia ofensiva, con Guille Andrés como escudero. Por cierto, todo esto aliñado con una curiosidad. La Peña jugó de amarillo, con la segunda equipación del Alcoyano, la de la bandera de Alcoy. Los ibicencos viajaron a tierras valencianas tan solo con su equipaje titular blanco, y el árbitro consideró que se confundía con el blanquiazul de los locales. Así que de prestado al lío.
La Peña comenzó el partido convencida de la importancia del duelo, centrada, seria. La primera ocasión del duelo fue peñista, un disparo de Cendrós desde la esquina del área que el meta Bañuz desvió a córner. Todo parecía controlado hasta el primer gran susto. Fuentes recibe un balón en el punto de penalti, hace una buena maniobra que le deja solo ante Imanol y cuando en el Collao ya cantaban gol, el meta navarro sacó una mano salvadora prodigiosa.
Tan solo un minuto después, Imanol volvíó a ser providencial. Ésta vez con el pie, a disparo escorado de Poley. Una más del Alcoyano, que con el paso de los minutos se fue haciendo amo y señor del partido. La Peña no conseguía conectar con sus jugadores creativos, y Pepe Bernal y Marco Rosa participaban menos de lo deseable. Tampoco Salinas entraba demasiado en contacto con el balón.
La Peña se mostraba absolutamente inoperante en ataque, se olía el drama y el drama llegó al filo del descanso de falta directa. Gonzalo Poley, a los 43 minutos, aprovechó un libre directo por manos de Pau Pomar para marcarse un tanto, mitad golazo, mitad fallo defensivo peñista.
Le pegó abajo, con rosca, y la pelota pasó entre la pierna de Erik Polanco, el poste y la mirada de Imanol, que ahora hizo la estatua. No sabemos por dónde pasó el balón, pero pasó. Gol y una vez más a intentar remontar. Y sobre todo, a mejorar el juego tras un a primera parte en la que ya no ocurrió nada más, y en la que la Peña dejó una imagen muy floja. Ni una sola ocasión que llevarse a la boca de un equipo al que sólo le valía ganar.
El paso por vestuarios no trajo demasiada novedad pero los cambios llegaron a los 8 minutos del segundo tiempo. Cambios sorprendentes, porque Dani Mori se cargó de una tajada a Marco Rosa y a Salinas. Sorprendió que sentara a este último, autor de tres goles en las útliams semanas. Entraron por ellos Górriz y Marc de Val.
El efecto de los cambios fue totalmente gaseoso. Dio para una ocasión, un disparo desde la frontal de Pepe Bernal que se estrelló contra la manopla de Bañuz. Pero ya está. Tras ese espejismo, llegó la tormenta. El Alcoyano se dio un festín en plena festividad de Moros y Cristianos en la localidad alicantina a costa de una Peña a la deriva.
Primero Miguel Ángel Nieto anotó un gran gol, tras recoger un pase en largo, tirarle el sombrerito a Marcos Pérez y superar a un Imanol desesperado. Era el minuto 12 del segundo tiempo, y tan solo 4 minutos después llegó el tercero. Falta lateral desde la banda derecha que remata Mariano Sanz inapelable, duro, de cabeza, a la red. Partido sentenciado y calvario peñista el que quedaba por delante.
Poca historia más tuvo el asunto. Una travesía por el infierno para la Peña, con alguna llegada sin mucho punch, y una fiesta en las gradas alcoyanas que celebraban la permanencia virtual tras el “partido más cómodo de la temporada”, como se comentaba por la grada.
A la Peña le cuesta ya mucho que le salgan las cuentas. Habrá que ver qué pasa en el resto de la jornada, pero en todo caso sus opciones de seguir en Segunda B se han reducido a la mínima expresión.