@Noudiari / La plataforma ‘Mos Movem’ convoca una concentración en contra del ‘decretazo’ del catalán en Sanidad. La protesta tendrá lugar este sábado, 5 de mayo, a las 19 horas en Vara de Rey.
Esta plataforma además, tiene un grupo de Facebook en el que afirman que la marcha del Hospital Can Misses de la única neuropediatra de Ibiza por la imposición del catalán ha provocado la cancelación de todas sus citas. «A una madre que lleva un año y medio esperando una cita con la neuropediatra para que vea a su hija, ahora le dicen que será imposible».
Una de las impulsoras de esta plataforma que lucha para la no imposición del catalán en la Sanidad balear, es la menorquina Úrsula Mascaró, famosa internacionalmente por la marca de zapatos y complementos que lleva su nombre. Ella habla inglés, francés, italiano, español y menorquín. Y es este dialecto balear el único que habla en casa con sus tres hijos. Sin embargo ha recibido las críticas más duras de su carrera por no hablar catalán, o mejor dicho, por no querer que los médicos de Baleares tengan que hablarlo como condición fundamental para ejercer en las islas y por eso fundó esta plataforma.
La empresaria ha hablado estos días largo y tendido sobre el tema y, además de confirmar su presencia en la manifestación del sábado en Vara de Rey, ha explicado que aunque el decreto ya esté aprobado, «ahora nos queda impugnarlo». Además afirma que Francina Armengol no ha respondido a ninguna de sus llamadas ni correos porque «no quiere vernos o no tiene tiempo».
«No es por falta de interés, es que no hay manera de aprobarlo”, son los mensajes de los amigos sanitarios de Úrsula que han intentado obtener el título. El decreto que se acaba de aprobar, obliga a tener el B1 de catalán en el caso de médicos y enfermeras. «Te gastas 200 euros para el examen, las clases. Además de ser una imposición es un bussines», explica Mascaró.
Como madre, confiesa que aunque sus hijos van a un colegio público y allí les dan las clases en catalán, pide que al menos haya libre elección de lengua, que «podamos hablarlo pero que no se una imposición».
El hecho de alzar la voz siendo una persona conocida, no le está resultando fácil pues recibe mensajes privados con insultos, coacciones y amenazas por parte de aquellos que «se les llena la boca de la palabra hermandad y tolerancia en público», explica Mascaró.
Considera la empresaria que ya no hay sanitarios interesados en venir a las islas porque prefieren irse a otro sitio sin exigencias lingüísticas, pero que al menos, hay que luchar por los que aún están aquí, para que no se vayan.