@Noudiari / La conocida como ‘la Biblia de la Moda’, la revista Vogue en su versión original (la americana), dedica un artículo a las espardenyes pitiuses confeccionadas de manera artesanal por la ibicenca María Morcillo en Formentera. «Hechas a mano y sostenibles, estas alpargatas tradicionales de Formentera merecen la pena», así titulan el reportaje.
A day’s work and about 27 yards of cordellí are required to construct a pair of shoes. https://t.co/v2k1M3WHuJ
— Vogue Magazine (@voguemagazine) 21 de mayo de 2018
«En Formentera, donde el cielo es azul y el mar brilla, encontrarás a María Morcillo creando las tradicionales espardenyes», citan en el artículo. La marca de María es Estrivancus Eivissa y lleva tres años produciendo «moda sostenible, hecha despacio y con amor», afirman en la publicación.
Los zapatos Estrivancus no tienen cuñas y no están hechos con lona, solo fibras naturales y caucho; la parte superior es un delicado enrejado. «Este calzado es muy antiguo y pertenece a la cultura de Ibiza y Formentera», recogen esta cita de Morcillo en la famosa editorial y explican que este tipo de calzado era usado por los granjeros para el trabajo, los zapatos no fueron diseñados originalmente para la ropa de calle, y hoy en día siguen formado parte del atuendo regional.
«Cuando era pequeña, recuerdo que todas las mujeres mayores las usaban», dice Morcillo a Vogue. «Vestían los trajes típicos, con faldas hasta los pies, donde apareció este hermoso zapato». Su popularidad disminuyó con la llegada del calzado prefabricado en el mercado, dicen desde Vogue, «una tendencia que esta artesana está tratando de revertir en cada puntada de lo que ella considera el nuevo concepto de lujo».
Nacida en Ibiza y siempre interesada por la moda, un amigo le enseñó cómo hacer espardenyes, algo que él, a su vez, había aprendido de su abuelo. El ensamblaje «lento y personalizado» de estos zapatos es, según le cuenta la diseñadora a Vogue, «un trabajo de tiempo y paciencia».
Primero se cortan y raspan a mano las espigas de la pita, se extraen sus fibras, que son lavadas y secadas antes de ser tejidas en cuerdas (cordellí). Se requiere un día de trabajo y unos 24 metros de cuerda para elaborar un par de zapatos. «Con herramientas de madera, Morcillo une las partes superiores a las suelas de yute revestidas de goma. A veces se ensartan amuletos o una borla, coloreadas en los tonos de la isla: amarillo, aguamarina, creados en la tierra con tintes naturales hechos de plantas y flores. No es sorprendente que Morcillo encuentre inspiración en la naturaleza. El buen diseño, ella cree, «es el sostenible». «En sus manos es envidiablemente elegante también», finaliza diciendo el artículo de Vogue sobre la artesana.