LA MIRADA de Juan Antonio Torres Planells
Con el inicio del mes de agosto iniciamos nuestras fiestas patronales o, como dijo Isidoro Macabich, nuestras Fiestas de la Tierra. Las fiestas más celebradas por la población de la ciudad, desde tiempo antiguo, eran las festividades de San Salvador y de San Ciriaco, pero la fiesta de Santa María de las Nieves no era una festividad que el pueblo celebrara, al menos no figura como tal en los medios escritos. La primera vez que se organizaron unas fiestas patronales en la ciudad fue el mes de agosto de 1897, cuando los hermanos Juan e Ignacio Wallis Llobet pusieron en marcha unas bien organizadas y variadas “Fiestas de la Conquista de Ibiza”.
La falta de celebración popular de nuestra patrona, Nuestra Señora de las Nieves, fue motivo de interés por parte del elemento eclesiástico para promover su devoción. Así, el día 5 de agosto de 1901, el escritor y periodista Jacinto Aquenza y Loaiza publicó en el diario El Correo de Ibiza un panegírico a la Virgen: “Día es el de hoy de señalada fiesta para el pueblo de Ibiza, por conmemorar y venerar en el mismo, Nuestra Madre la Iglesia, a la Reina inmortal de los Ángeles con el nombre de la Virgen de las Nieves, o Santa María la Mayor, como también suele llamársela (…)”. Es la primera vez que leo un escrito sobre nuestra patrona en el siglo XX, pues durante el siglo XIX escasísimas son las referencias y nunca como fecha destacada dentro de las festividades populares.
Tenemos que irnos al día 15 de junio de 1923 para encontrar un extenso artículo en portada del Diario de Ibiza, firmado por el sacerdote I.M. (Isidoro Macabich), artículo que tuvo su continuación el día 22 del mismo mes y año, en el que, bajo el título “Las fiestas de la tierra”, nuestro cronista e historiador hace un enorme trabajo de promoción de la fiesta de Santa María y las de San Salvador y San Ciriaco. En el citado artículo, Macabich, como buen sacerdote e historiador, rema para su puerto:
“Suene, pues, en buena hora el regocijado cascabeleo que busca principalmente la pública expansión; que en la vida pública como en la privada, la alegría sensata y honesta es sanidad y es virtud. Pero preferible será si esas mismas expansiones tienen un sentido de elevación educador y fortificante, llevándose al pueblo, por ese mismo camino de anhelado solaz, al culto de nobles ideales, al propio conocimiento y estimación propia, precisos para dar al pueblo un sentido completo de patriotismo y solidaridad. Tal lograríamos realzando con empeño la celebración de un grupo de festividades del más alto valor espiritual y patriótico, acogidas de ordinario con indiferencia glacial (…) Cinco de Agosto, Santa María la Mayor. Es la Patrona de la isla (…). En la Catedral celébrase oficio con sermón y, según costumbre en casi todas nuestras solemnidades catedralicias, dada la excéntrica situación de nuestra primera iglesia, con asistencia de fieles escasa (…). Y a la tradicional salve cantada en la tarde de la misma fiesta de Santa María ¿no se podrían asociar las parroquias rurales, hoy que les es tan fácil comunicarse con la ciudad, dados los nuevos medios de locomoción? ¡Oh, que vasallaje más solemne y adecuado el de las blancas banderas parroquiales, acudiendo a la vieja iglesia (…) el día de la fiesta común (…) rindiéndose ante la celestial Patrona ‘Santa María de Ibiza’ (…) Y luego, puesto que es la gran fiesta de la tierra, organícese un gran baile al estilo de la tierra (…), jóvenes parejas vestidas a la vieja usanza campesina, con los antiguos trajes (…). Añadid la correspondiente verbena nocturna (…) y tenéis completa la fiesta”.
Aquellos encendidos artículos sirvieron de bien poco, pues todo siguió igual: poca gente subía hasta la cumbre del monte de la ciudad para ir a rezar. Así y todo, la Comisión organizadora de los festejos de aquel año pidió a los vecinos de la ciudad “que tengan a bien contribuir a la celebración de la fiesta de Santa María, Patrona de la isla, engalanando el próximo día cinco sus respectivos balcones”.
El año 1929, siendo obispo Administrador Apostólico de la diócesis, Salvio Huix Miralpeix, se constituyó la Hermandad de Santa María para promover la devoción a nuestra patrona, y se publicó el texto de la “Visita Espiritual a Santa María” para que sirviera de guía de oración a todos los feligreses de parroquias y asociaciones católicas que visitaran su imagen en la catedral. Sin embargo, tuvo que ser una fecha indiscutible y el incansable afán de don Isidoro que consiguiera, en 1935, hacer realidad su sueño de construir unas “Fiestas de la Tierra”, como él se imaginaba que debían ser.
Así lo confirmó el mismo Macabich en un escrito en el Diario de Ibiza del 27 de julio de 1961: “De la tierra. Mirando más a su alcance cromático, a su limpio valor representativo, propuse en 1923, al iniciar (aquí mismo en el Diario) nuestras actuales Fiestas de la tierra, el homenaje a Nuestra Señora Santa María con parejas de oferentes vestidos a la antigua usanza. Que tuvo luego, a partir de las fiestas centenarias de la Reconquista, en 1935, magnífica ejecución (…)”.
Aquel año de 1935 estuvo lleno de acontecimientos que afectarían el desarrollo de la fiesta mariana que entretenía a nuestro Isidoro Macabich. Por un lado, metidos en plena II República, los alicientes religiosos no eran muchos, si bien en nuestra isla el sentir conservador de la mayor parte de la población y de nuestros dirigentes no afectó mucho a su desarrollo y mantenimiento. Por otro lado, el obispo Salvio Huix, que había albergado las esperanzas de los diocesanos de recuperar la diócesis perdida en 1851, era destinado a la diócesis de Lérida, dejando la isla el 15 de abril de 1935. Pocos días después, se tuvo noticia que el ibicenco Antonio Cardona Riera, obispo auxiliar de Menorca, a la órdenes del también ibicenco obispo Juan Torres Ribas (fue ordenado en nuestra catedral en 1902), había sido nombrado obispo honorario de Quersoneso y Administrador Apostólico de Ibiza en sustitución de Huix (fue ordenado en nuestra catedral el 27 de mayo de 1928). Finalmente, aquel 1935 se celebraba el VII Centenario de la conquista cristiana de la isla de Ibiza a los árabes. Un cóctel de acontecimientos dignos de un gran entusiasta y promotor como Macabich.
Puesto manos a la obra, antes de la marcha del obispo Huix, Macabich comenzó a contactar con todos los rectores de las parroquias de la isla para interesarles en su participación y la de sus feligreses en la ceremonia de Santa María con motivo de aquel centenario. Tuvo la idea de la composición de un himno que celebrara la tan destacada fecha y se puso en contacto con el compositor y folclorista Baltasar Samper Marqués, que había estado en Ibiza durante el año 1929 con la finalidad de recoger material musical autóctono para la Obra del Cançoner Popular de Catalunya, y le pidió su colaboración para poner música a un himno a la Virgen de las Nieves, cuya letra escribió el propio Macabich.
Finalmente, consiguió que las fuerzas políticas y sociales de la ciudad y de la isla se implicaran en la organización de unas fiestas dignas para tan gran acontecimiento. Y así fue. Todo el mundo colaboró en su organización y participación, desde el Ayuntamiento de la Ciudad y de los pueblos, como las parroquias del campo, sociedades culturales y deportivas y la población. Muchos habitantes de la ciudad buscaron viejos vestidos de gonella, las mujeres, y vestido blanco con barretina, chaleco y fajín, los hombres. La Diputación Provincial confirmó su asistencia a la ceremonia del día de San Ciriaco, acompañada de la Banda Republicana de la Provincia. Nuestra Banda Municipal tenía un amplio programa de actuaciones durante todos los días de las fiestas, así como una abundancia de fuegos artificiales y tracas harían las delicias de todos. Para más lustre a aquellas fiestas, la entrada oficial del nuevo obispo de Ibiza desde Menorca, Antonio Cardona Riera, se hizo el día 2 de agosto de aquel año, oficiando su primer pontifical el día 5 de agosto de 1935, festividad de Santa María de Ibiza.
Tal fue la repercusión de los actos que se estaban organizando para celebrar el VII Centenario de la conquista cristiana de Ibiza, que la colonia ibicenca en Barcelona, en colaboración con la Federación de Sociedades Excursionistas de Cataluña, llevaron a cabo en Barcelona diversas ballades y cantadas payesas, que fueron transmitidas por Radio Barcelona el mismo día 5 de agosto. La catedral lució esplendorosa, en cuya torre se instaló un letrero luminoso con el Ave Maria. Ese fue el programa previsto para la celebración de aquella tan esperada fecha: A las 7 de la mañana, misa de comunión en todas las iglesias de la ciudad. A las 8, repique general de campanas, disparo de morteretes y pasacalle por la Banda Municipal. A las 9,30, solemne misa de pontifical, con sermón, en la catedral, terminando con el Himno del Centenario. A las 5 de la tarde, la tradicional Salve de la Hermandad de Presbíteros, a la que asistirán representaciones de todas las parroquias de la Diócesis, con sus banderas. Visita espiritual a Santa María y canto del Himno del Centenario. A las 5 y media, baile típico en la plaza de la Catedral. A las 6, baile típico en el paseo de Vara de Rey. De 9,30 a 11 de la noche, verbena, cantada típica y concierto de la Banda Municipal en el paseo de Vara de Rey. A las 11,30 de la noche, audición, mediante altavoces, de la velada ibicenca transmitida por Radio Barcelona.
Set segles fa que sou Patrona Nostra, comienzan los versos del Himno a Santa Maria, himno que no se cantó el año siguiente, pues el inicio de la guerra civil, el 18 de julio de 1936, hizo que se suspendieran todos los actos populares a la patrona. La llegada de los milicianos republicanos desde la península, el día 8 de agosto de 1936, y los grandes destrozos que se hicieron en iglesias y la Catedral de Ibiza desde aquel día hasta su salida el 13 de septiembre de 1936, destrozos que habían alcanzado a la imagen de Santa María de las Nieves y a su templete, hizo que la festividad de nuestra patrona se celebrara modestamente en la iglesia de Santo Domingo durante los años siguientes, hasta que, el 5 de agosto de 1940, fue bendecida la nueva imagen que se venera ahora en la Catedral, obra de los escultores Román y Salvador. El 20 de julio de 1960, el obispo Francisco Planas Muntaner, decretó festivo el día de Santa María. Aún faltarían unos años para que se declarara festivo el día de nuestro patrón San Ciriaco.
Estaria bé que explicàs d’on va sortir la corona de la verge, ja que forma part de la història fosca de l’illa.