VENGADORES REVISITADOS
@L.F./ Si algún experimento editorial en el mundo del cómic de la pasada década mereció el reconocimiento tanto de público como de crítica esa fue sin duda la línea “Ultimate” de Marvel Comics. Esta suerte de universo “alternativo” reinventaba las principales franquicias de la compañía, dotando a personajes clásicos como Spiderman, los X-Men, Iron man, Daredevil, Elektra o los 4 Fantásticos entre otros, de nuevos orígenes y personalidades más complicadas, generando unas historias de trepidante ritmo cinematográfico, mucho más contemporáneas y adultas. Y todo ello sin alterar la atribulada continuidad argumental del universo “clásico” donde los superhéroes habituales seguían viviendo sus aventuras mas ortodoxas. De ahí el éxito de la propuesta respecto a funestos intentos previos que proponían algo parecido como la infame Heroes Reborn, que alteró impunemente la mencionada continuidad clásica reformándola de tal modo que no la reconocería ni la madre que la parió. Situando estas nuevas visiones de los personajes más importantes de la compañía en un universo paralelo que no interfiriera en el tradicional se solucionaba el problema.
Uno de los platos fuertes del invento fue la revisión de Los Vengadores, convertidos ahora en los Ultimates, un supergrupo de personas de destrucción masiva (no es broma, en el cómic se les describe de tal modo) que trabajan a las ordenes del gobierno y junto al ejército bajo la supervisión de una organización paragubernamental de oscuros intereses conocida como SHIELD.
Aquellos que esperen encontrarse con sus superhéroes de siempre se llevaran una sorpresa morrocotuda al descubrir el tratamiento dado a los mismos por el irreverente guionista británico Mark Millar (1969) Así, descubrimos en las páginas del cómic que el coordinador del proyecto, el general Nick Furia, es un militar sin escrúpulos que antepone la consecución de sus objetivos a cualquier tipo de metodología quirúrgica susceptible de no ocasionar daños colaterales a la población civil. Fue aquí precisamente donde vimos a Furia caracterizado como Samuel L. Jackson, toda una sorpresa de la que el actor supo sacar un importante beneficio económico en posteriores adaptaciones cinematográficas que mencionaremos más adelante. Pero eso no es todo, Tony Stark, alter ego civil de Iron Man y financiador del proyecto, es un alcohólico con un tumor cerebral inoperable del tamaño de una pelota de golf que devora playmates a la misma velocidad que engulle martinis.
El Capitán América, a pesar de ser el líder natural del grupo y un magnifico estratega, es un hombre de talante radicalmente conservador cuya mentalidad vive anclada en la década de los cuarenta, época en la que resultó congelado para no ser recuperado hasta 60 años después; imaginaos el tinglado mental que carga encima el pobre hombre. El científico Henry Pym tiene la cualidad de convertirse en un hombre gigante, mientras su esposa Janet, que suele llevarse unas palizas de muerte de su marido, tiene la habilidad de encogerse hasta el tamaño de una avispa (con alitas y todo) y lanzar unos rayos bioeléctricos capaces de dejar patitieso al más plantado. Thor no parece ser otra cosa que un enfermo mental zumbao como una chota que pasó dieciocho meses en el loquero tras una crisis nerviosa; ahora va dando tumbos por ahí dándoselas de neohippie antisistema. Pietro y Wanda Maximoff, Mercurio y La Bruja Escarlata respectivamente, son los hijos del supervillano Magneto, y a pesar de ser hermanos de sangre dan mucho de que hablar con sus continuos tonteos y toqueteos íntimos, que inducen a pensar en una relación incestuosa. Natasha Romanov, ex-espía del KGB conocida como la Viuda Negra, es una despiadada asesina que hace honor a su nombre clave, mientras que su compañero, el arquero Clint Barton, utiliza su proverbial puntería olímpica para hacer blanco en objetivos humanos.
Pero eso no es todo, el científico neurótico y cargado de puñetas Bruce Banner abunda en la bipolaridad más reconocible al estilo de Dr. Jeckill y Mr. Hyde transformándose en Hulk, un monstruo sexualmente agresivo que asesina y devora (y no necesariamente en ese mismo orden) a 852 personas en uno de esos malos días de furia desatada que solemos tener todos de tarde en tarde. El juicio al que es sometido Banner por depravación, asesinato y canibalismo múltiple se salda con la sentencia de pena de muerte mediante zambombazo atómico (¡) del que consigue escaquearse transformándose de nuevo en La Masa en el último instante…
Cualquiera diría que al guionista se le ha ido definitivamente la pinza y la mano a la hora de “ultimatizar” a semejantes iconos de nuestra infancia (y aun todavía) pero lo cierto es que sus tramas son corrosivas y sarcásticas a la par que cínicas y muy divertidas. A fin de cuentas, estamos ante superhéroes plenamente reconocidos que son muy buenos en lo suyo, y a eso se dedican. El humor es hiriente y las frases lapidarias abundan por doquier en unos arcos argumentales presentados a modo de irregulares “temporadas” televisivas. Las historias hilvanadas por Millar tienen un trasfondo social, pero sobretodo político, que incide en la legitimidad y la ética (o falta de la misma) de las estructuras gubernamentales del Estado a la hora de aplicar un poder militar inmenso.
Ayudado por el dibujo espectacular, detallista y cargado de acción trepidante del también británico Brian Hitch (1966) esta saga se convirtió en un blockbuster fenomenal que cautivó a un amplísimo espectro de aficionados al género de muy diversas ideologías políticas. Sin ir más lejos, recuerdo haber visto fotografías de soldados norteamericanos exhibiendo sus cómics en Irak mientras los leían en la cama del mismísimo Sadam Hussein. Asimismo, personajes más ortodoxos como el también guionista de cómics y director de cine Joss Whedon, responsable del reciente taquillazo Los Vengadores, debe mucho más a esta nueva concepción de los personajes que a la serie original, y eso que en lo referente a la continuidad argumental del universo clásico Whedon es el tipo más puritano que haya parido madre. Así de agradecida y polivalente es la saga creada por Millar y Hitch, tal vez la más brillante del género de superhéroes publicada durante la pasada década.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada recientemente en El Hondero (2013), y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)
Una pena lo que ha pasado con la línea ultimate los últimos años. Ha perdido el norte y el realismo que tenia en origen.
No te falta razon, Bruno, aunque lo cierto es que a mi incluso me sorprende que el experimento llegara a perdurar tanto. Durante casi una decada se publicaron muy buenas historias de muchos personajes, basicamente, hasta que se agoto el filon y las buenas ideas. Una pena, si, pero no por ello menos previsible. Gracias por tu comentario 🙂
Una pena lo que ha pasado con la línea ultimate los últimos años. Ha perdido el norte y el realismo que tenia en origen.
No te falta razon, Bruno, aunque lo cierto es que a mi incluso me sorprende que el experimento llegara a perdurar tanto. Durante casi una decada se publicaron muy buenas historias de muchos personajes, basicamente, hasta que se agoto el filon y las buenas ideas. Una pena, si, pero no por ello menos previsible. Gracias por tu comentario 🙂