EFE / Los libros de feminismo, hasta hace poco relegados en librerías especializadas, han salido del «gueto» y ahora irrumpen con fuerza en el espacio público con títulos como «Morder la manzana», «Feminismo para principiantes», «Leonas y zorras» o reediciones de «Teoría King Kong» o «Mujeres que corren con los lobos».
Ensayos, novelas, tebeos y teorías han encontrado su espacio en las estanterías para arrojar luz sobre el movimiento feminista,que comenzó su primera ola en el siglo XVIII, y que en el XXI lucha, todavía, por la igualdad plena de derechos entre mujeres y hombres.
«Yo diría que, claramente, el feminismo ha conseguido ser central en muchos aspectos de la vida pública, de la política, la cultura y el arte, y también de la industria del libro. Eso tiene que ver con el avance y la hegemonía del feminismo, que es el resultado de una conquista de las mujeres», explica Clara Serra, filósofa, política y autora de «Leonas y zorras».
Ese título, editado por Catarata, no ha sido el único que ha irrumpido en la industria. «Morder la manzana», de Leticia Dolera; «Todos deberíamos ser feministas», de Chimamanda Ngozi Adichie o «Microfísica sexista del poder», de Nerea Barjola, también se agrupan en los estantes de pequeñas librerías o grandes cadenas.
Se unen a ellos los clásicos para leer con las «gafas moradas», que vuelven a reeditarse ahora que el feminismo ha conquistado el debate público.
«Hay nuevas ediciones de libros clásicos del feminismo, de Simone de Beauvoir, Kate Millett, Virginie o Despentes y sus. Libros de cabecera de las feministas, que ahora pueden ser libros accesibles para más gente», apunta Serra.
«Que los libros de feminismo salgan de los guetos donde estaban es bueno, siempre, porque queremos que todo el mundo lea un libro de feminismo. Creo que es una cosa a celebrar y a aprovechar, como una gran oportunidad para contar un montón de cosas que ahora sabemos que un montón de gente va a leer», añade.
Aunque, en este «boom» del feminismo, también «puede haber libros malos o regulares», reconoce Serra, y otros «más superficiales» que cumplan la «interesante función» de «contar por primera vez el feminismo a los lectores».
Más libros escritos por mujeres
«Pero también tiene que haber más libros escritos por mujeres, no solo de feminismo», apunta Serra,al tiempo que añade que el «matiz» de este auge es la «capitalización» y que «hay gente que se sube al carro» para sacar beneficios, pero «no hay que dejar de verlo como un éxito del feminismo».
Coincide con ella Nerea Pérez, periodista y promotora de los vídeos virales «Feminismo para torpes», que también pone énfasis en la «capitalización» del movimiento feminista, no solo en la industria editorial, sino en otras como la textil.
«Volverse ‘mainstream’ tiene dos caras. Hay cosas igual de muy poca calidad, de pasarlo por encima o comercial, pero por otro lado es fantástico porque del millón de chavales que se han enterado de que Beyoncé es feminista o que han leído un ‘panfletillo ilustrado’, igual rascan más en el tema y conocen por lo que se está luchando de verdad», explica a Efe.
No deja de ser una «buena noticia», porque «se están recuperando muy buenos textos y muy didácticos», apostilla Pérez, que menciona «Feminismo para principiantes», de Nuria Varela, o «Historia ilustrada del feminismo», de Marta de la Rocha.
Acampada Feminista Sol
Libros que salen del «gueto», pero también, literalmente, a la calle. La Acampada Feminista Sol, que desde el pasado 22 de junio ocupa parte de la Puerta del Sol, organizó el 19 de agosto un intercambio de libros gracias a la colaboración de entidades como Librería Mujeres, Ciento Volando y Biblioteca de Mujeres.
«Morder la manzana»; «Teoría King Kong», de Virginie Despentes; títulos de Simone de Beauvoir, y otros en inglés de Virginia Woolf, se dieron cita en esta iniciativa que espera convertirse en un evento «periódico».
«La iniciativa tenía dos objetivos: el patriarcado no se esperaba que las mujeres se iban a juntar a hablar, y el capitalismo no se esperaba que íbamos a dejar de consumir. Esto -intercambiar- ya es otra forma de economía», explica a Efe Anna, una de las portavozas de la Acampada.
«Hace diez años no te ibas a encontrar una estantería con libros feministas, o en el ‘prime time’ de un telediario no iban salir feministas a hablar. Ahora la palabra feminista ya está casi en la boca de todo el mundo, y eso es muy interesante», concluye esta activista sobre una lucha que «no es un sprint, es una maratón».