@Vicent Torres / «A ver si se acaba agosto de una vez». Esta frase ha sido repetida como un mantra por muchos residentes, especialmente cada vez que los diarios hemos informado de alguna muerte durante los últimos 31 días. Y es que Eivissa y Formentera han dejado atrás los días de mayor bullicio y actividad; las jornadas en las que los negocios han doblado esfuerzos para poder servir de la mejor manera posible a los visitantes. Pero también ha sido una época funesta para los servicios de emergencias, que han acudido de manera sistemática a aquellas llamadas que nunca querrían responder como son las de los avisos de muertes de algunos de esos mismos turistas. Las Pitiüses cierran agosto con diez muertes, una cada tres días.
Todavía hoy, la familia de Anwaar Lahrichi-Greenwood sigue buscando por debajo de las piedras qué le llevó a aparecer flotando el pasado 5 de agosto en la bahía de Sant Antoni. Se desplazaron hasta Eivissa y ofrecieron una recompensa a todo aquel que pudiera ofrecer información relevante en el caso. El dinero hizo salir a flote a más de un presunto testigo que aseguró que recibió varios botellazos en la cabeza durante una reyerta con un grupo de españoles. Sin embargo, la investigación determinó que el británico murió ahogado con solo 24 años tras una noche de fiesta.
En un primer momento se creyó que la causa de la muerte de un joven sevillano de 33 años fue el ahogamiento, después de que los servicios de emergencias encontraran su cuerpo sin vida en la piscina del hotel Paraíso Beach de es Canar pasadas las seis de la mañana del 7 de agosto. No obstante, todo apuntó finalmente a un fallo cardíaco, ya que no se encontró agua en sus pulmones. No era cliente del hotel y llevaba pocos días residiendo en la isla. Nada se pudo hacer por salvar su vida pese a los esfuerzos de los sanitarios durante más de 15 minutos.
Cinco muertes en siete días Cala Saona. Foto: Elisabeth Conrad
La semana más trágica se vivió entre los domingos 12 y 19 de agosto, en la que fallecieron cinco personas. Dos fueron los sucesos que se contabilizaron el 12 de agosto, el primero fue un hombre que cayó al vacío desde un sexto piso del edificio Tanit de Sant Antoni.
El segundo, en cambio, abrió un caso que todavía sigue abierto. Conor Spraggs, de 23 años, murió de madrugada en S’Arenal de Sant Antoni. Presuntamente caminaba solo por la zona cuando se cruzó con un grupo de gente y se originó una pelea que acabó con su vida.
De momento, la Guardia Civil ya ha detenido a seis personas relacionadas con el caso: cuatro han sido acusadas de un delito de homicidio, mientras que a otras dos se les imputan sendos delitos de omisión del deber de socorro. Todos ellos con nacionalidad británica, igual que la víctima.
La fatalidad se trasladó a Formentera dos días después. En este caso no se trató de una noche de fiesta, si no de una pequeña imprudencia que acabó de la peor manera posible. Una mujer, de 38 años de edad, murió al precipitarse de manera accidental desde los acantilados de la costa de Cala Saona, donde había accedido para disfrutar del atardecer junto a su pareja. Se trata de una zona rocosa muy peligrosa y en la que existen unas maromas que impiden el acceso. Al parecer, tropezó con un pareo y se precipitó al mar.
Algo parecido parece que le sucedió a Paul Garder, original de Newcastle. Estaba celebrando su 24 cumpleaños en Sant Antoni junto a un grupo de amigos cuando saltó al agua desde unas rocas en Cala Gració. La caída desde una altura de entre seis y ocho metros fue fatal. Todavía no ha trascendido si fue el golpe o si sufrió un colapso en el mar, pero su familia publicó un vídeo en las redes sociales para concienciar a la sociedad sobre la necesidad de conocer las técnicas básicas de reanimación. Según ellos, sus compañeros podrían haberle salvado la vida.
El viernes, día 17 de agosto, fueron las drogas las que desencadenaron un final fatal. Un joven español de 22 años murió en Platja d’en Bossa tras ingerir estupefacientes en la zona de bares y discotecas de la zona, en el municipio de Sant Josep. El hombre sufría una enfermedad. El cóctel de drogas y medicación acabó siendo fatal.
Fallo cardíaco del magnate Pedro Queiroz
La vida acabó para la quinta fortuna de Portugal en un yate en el Puerto de Vila. El magnate Pedro Queiroz sufrió un infarto, se desvaneció y cayó por las escaleras interiores del buque, de 30 metros de eslora.
Queiroz tenía 69 años y su muerte puso en el mapa informativo el nombre de Eivissa, una vez más, ligado a la desgracia. El empresario portugués era uno de los más importantes del país, dueño de la papelera Navigator y la cementera Secil.
La última semana de agosto puso el punto final a la desgracia, una en cada isla. El 26 de agosto, un hombre de 70 años apareció ahogado en el Caló des Trull de Formentera, cerca de Cala Saona. Un día después fue en su habitación del Aparthotel Jabeque Soul de Vila donde hallaron sin vida el cuerpo de un británico de 39 años.
Pues muchos accidentes de circulacion, mas de uno mortal no o publica ninguna prensa de la isla, porque?