@Noudiari / La UD Ibiza tiene un problema. No marca. Un gol en cuatro partidos es un bagaje pobre e insuficiente para mantener el pulso de una exigente Segunda B en la que no hay bicocas. En Murcia esta jornada no ha rematado ni una sola vez entre palos. Una cosa es no convertir y otra no generar, algo que no le había pasado hasta la fecha. Esta jornada no solo ha marrado claras ocasiones de gol, como en otros encuentros, sino que no las ha creado.
Es cierto que el Real Murcia es un equipo temible, de los mejores de la categoría, pero fiar toda suerte a la defensa es un suicidio, como se ha visto. El gol del conjunto murciano ha llegado en un penalti más que discutible, eso no se puede discutir. Tampoco que si había en el terreno de juego un equipo que mereciera la victoria ese era el de casa.
Además de la carencia de juego ofensivo al Ibiza se le ha sumado un nuevo contratiempo en el desplazamiento de esta semana, la lesión de Cirio, que ha tenido que retirarse del campo mediado el primer tiempo por un golpe en el hombro. Borriello, la estrella del Calcio que tiene que sacar las castañas del fuego, ha jugado un rato y no se le ha visto.
El Ibiza tuvo que construir una plantilla para jugar en Segunda B deprisa y corriendo tras pagar por una plaza vacante. Esas prisas están pasando factura, al grupo y al cuerpo técnico, que no da con la tecla para que el grupo juegue como un equipo, con un sistema apreciable desde fuera y que no se limite a la fortaleza defensiva, que la tiene. Con eso, sin embargo, como mucho se puede empatar y ganar se convierte en una lotería.
Solo se han jugado cinco jornadas de Liga y queda mucho margen de mejora. Este Ibiza tiene mucho potencial y los jugadores deben creer en sí mismo para salir de un bache quizá previsible pero que es conveniente dejar atrás cuanto antes para no tener que sufrir más de la cuenta en una competición en la que nadie regala nada y en la que, por el momento, el cuadro insular está dejando escapar demasiados puntos de forma inocente.
Tras cinco jornadas, el equipo de Ñoño Méndez está en la frontera del descenso, empatado a puntos con rivales que están en la zona roja, en el vagón de cola de la clasificación y de donde es conveniente escapar lo antes posible para no caer en un estado de ansiedad innecesario. Solo los goles y le pueden alejar del peligro. Está está siendo su única asignatura pendiente y en cuanto la recupere, la plantilla tiene mimbres para escalar posiciones en la tabla.