LA MIRADA, por Juan Antonio Torres
Las penurias de las dos postguerras comenzaron a disiparse en Ibiza durante la década de 1950 y el mejor síntoma que tenemos de la salud económica de nuestra sociedad fue la proliferación de espectáculos para entretenimiento del personal de a pie. Tras las reaperturas de algunos teatros y cines de nuestra ciudad a finales de la década de 1930 (el Teatro Serra, propiedad de Ángel Serra Guasch, reabrió sus puertas el 19 de marzo de 1937 con la proyección de la superproducción ‘Mimí’, y el Salón Ibiza o Católico, propiedad del Obispado, reabrió sus puertas el 23 de mayo de 1937 con la proyección de la película ‘Las Cruzadas’ de Cecil B. de Mille), le llegó el turno a la reapertura del más veterano de los teatro-cines de Ibiza, el Teatro Pereira, propiedad de la familia Matutes, que tuvo que hacerlo un año después que los otros, el 16 de noviembre de 1940, con la proyección de la película ‘El pequeño lord’ con F. Bartholomew y Dolores Costello, debido a las obras de reparación del teatro por haber sido usado por el ejército franquista durante varios años.
El final de la década de 1940 nos deparó otra novedad cinematográfica: el domingo, 1 de febrero de 1948, se inauguraba un nuevo cine en la ciudad de Eivissa, el Central Cinema, propiedad de las Empresas Molina, con la proyección de la película ‘No estamos solos’ con Paul Muni y Jane Bryan, teniendo que acomodar las funciones a las restricciones del fluido eléctrico, una a las 19 horas y la otra a las 21:45 horas. La orden de la Delegación del Gobierno en nuestras islas por este motivo, publicada en el Diario de Ibiza del 21 de enero de 1948, decía lo siguiente: “Debido a las dificultades momentáneas para el suministro de gas oil a las centrales eléctricas, a partir de esta fecha se disponen las restricciones siguientes: El fluido se dará a las 19 horas (7 de la tarde). Se forman dos sectores con los cuatro actuales que estarán, por turno sin fluido el día que les corresponda de las 21 a las 24 horas (de las 9 a las 12 de la noche). I Sector: Ciudad Alta y Marina, empezando hoy la restricción por este sector. II Sector: Peña y Ensanche. Se reducirá el alumbrado público y queda prohibida toda iluminación de escaparates. Ibiza, 20 de enero de 1948. El Delgado Gubernativo, César Puget Riquer”.
El inicio de la década de 1950 tenía unas perspectivas más halagüeñas pues las exportaciones de productos agrícolas y de animales, de las manufacturas de nuestras fábricas y del creciente turismo comenzaban a vislumbrar mejoría económica en nuestras casas gracias a posibilidades de trabajo. A la diversión de las salas de fiesta, dedicadas, básicamente, a los turistas, pues los precios de las entradas y consumiciones eran prohibitivos para la mayoría de la población, se añadieron espectáculos y actos festivos varios para la población, organizados tanto por empresas locales como por foráneas.
El año 1950 se inauguró con la representación del auto sacramental ‘La Cena del Rey Baltasar’, de Calderón de la Barca, el día 29 de febrero de 1950, en el Teatro Pereira, a cargo de una compañía de aficionados ibicencos que dirigió Félix Costa Fajarnés, representación que se llevó a cabo para celebrar el XV aniversario de la creación de nuestra Escuela de Artes y Oficios, centro educativo profesional que sirvió para que muchos jóvenes aprendieran oficios especializados que les abrió nuevas perspectivas de trabajo en el futuro, destacando la forja artística, el torno de madera, la ebanistería, el dibujo lineal y artístico y el corte y confección. Algunos de aquellos alumnos ganaron importantes premios provinciales, nacionales e internacionales en su especialidad, sobre todo la forja y cerrajería artística. Durante la primavera de aquel año, la empresa del Teatro Serra comenzó a contratar espectáculos para animación del personal. Aquel 1950 acabó con la instauración, por parte de las sociedades Casino de Ibiza y Club Náutico, de bailes de las uvas en los teatros de nuestra ciudad. El Club Náutico lo celebró en el Teatro Serra y el Club Náutico en el Teatro Pereira. A partir de aquel fin de año, estas sociedades celebraron cada año este baile hasta el inicio de la década de 1960.
El año 1951, la sociedad cultural y recreativa Ebusus comenzó una nueva andadura, implicándose en la promoción de actos culturales a base de conferencias, conciertos y, posteriormente teatro, siendo su época de máximo esplendor la década que acababa de comenzar. Durante el verano de 1951, la gente de la ciudad se levantó expectante ante el montaje de una plaza de toros portátil en un solar de la actual avenida de Ignasi Wallis, cercano al inicio de la actual avenida de Isidor Macabich. El dia 5 de agosto de 1951, se celebró la primera corrida de novillos en aquella plaza a cargo de los toreros Eleuterio Moya, de Sevilla; Paco Simó, de Valencia, y Joaquín Ortiz, de Madrid, con la presentación del torero de vaquillas ibicenco, Joselito Gisbert. El día 7 de agosto de 1951, hubo una nueva corrida toreándose un novillo a cargo del promotor de aquellas corridas, Pedro Mayol, además de un espectáculo de equilibrismo sobre una rueda a cargo del acróbata Mestelrich. La fuga de un novillo del corral de aquella plaza y su persecución por las calles de la ciudad, hasta ser abatido de un disparo por un guardia civil, levantó un enorme revuelo entre la gente y la chiquillería, circunstancia que dio fin a la presencia de aquella plaza. Pero como el empresario vio posibilidades de negocio con sus espectáculos, al año siguiente hizo sociedad con Antonio Ramírez, propietario de una plaza de toros portátil con cabida para unas 4.000 personas. En aquella ocasión, la plaza se instaló en la zona des Pratet de la ciudad, detrás del actual edificio de aparcamiento de vehículos de la avenida de Santa Eulària des Riu.
El 29 de junio de 1952, se inauguró aquella plaza de toros con cinco novillos-toros de la ganadería de Roberto Tato, de Salamanca, que serian toreados por el rejoneador, Juanito Balañà, y por los toreros Augusto Yatojo ‘El Japonés’ y Eugenio Alegre ‘Ruesca’, espectáculo al que asistió mucha gente. En la corrida de toros actuaron por primera vez músicos miembros de la Banda Municipal de Música de Eivissa. El día 5 de julio de 1952, se hizo una charlotada con dos vaquillas para la actuación de la banda cómico-taurina-musical ‘La Revoltosa’, con más de treinta artistas. Gracias a que los precios fueron populares, la asistencia de público hizo que la plaza se llenara hasta los topes. Este rotundo éxito hizo que se repitiera el espectáculo al día siguiente con dos funciones. El éxito empresarial de aquellos espectáculos populares animó a los organizadores a continuar con más espectáculos. Así, los días 12 y 13 de julio de 1952, se llevó a cabo el espectáculo ‘Ópera flamenca’, en el que actuaron artistas de segunda fila. Esta plaza de toros siguió funcionando hasta el día 25 de julio, con una becerrada para aficionados ibicencos y residentes, varias veladas de lucha libre y una corrida de novillos-toros. El Diario de Ibiza, del día 29 de julio de 1952, publicó en su sección ‘Portal Nou’ un artículo titulado “Adios, plaza de toros”, donde se daba a conocer que se estaba desmontando aquella plaza de toros, a la vez que se hacía una severa crítica a la empresa de aquella plaza por la poca calidad de alguno de los espectáculos artísticos realizados, además de la poca seriedad manifestada en el cambio del precio de las entradas a la baja, según vieran como iba la venta. La economía de los ibicencos iba mejorando pero no tanto como para hacer dispendios de entradas cada dos por tres en espectáculos fuera del tradicional cine semanal, que en sí ya era un gasto que superaba, a veces, las economías familiares. Muchos niños nos las veíamos negras para recoger unas pesetas para pagar una entrada cuando era posible ver la película por no estar censurada a los menores de edad.
Aquel mismo año de 1952, el Ayuntamiento de Eivissa organizó para las Fiestas Patronales un gran concurso de ganado de todo tipo en Vara de Rey, con gran expectación de la población, lo cual nos muestra que aún no habíamos dejado de ser un pueblo muy cercano a lo rural. Durante las fechas cercanas a las Navidades de 1952, la sociedad Ebusus inició unas veladas artístico-musicales para recoger dinero para los pobres, actos que se convertirían en habituales durante varios años. Así, aquel fin de año, celebró la primera velada benéfica en el Teatro Pereira consistentes en varios ballets, danzas, interpretaciones de piano y la actuación ante el público ibicenco como violinista de nuestro músico de flauta de la Banda Municipal de Eivissa, Miguel Colom Marí, que se había iniciado en el estudio del violín con el violinista aficionado ibicenco, Juan Marí Cervera, y que había obtenido el título de Grado Superior de Violín por el Conservatorio de Valencia el año anterior (Colom, uno de los hijos del último alcalde socialista de Eivissa antes de la guerra civil, marchó a vivir a Alemania en 1955 destacando como violinista). Junto con el entretenimiento cultural, la gente también se divertía con las riñas de gallos, que se celebraron, desde 1953, en una pequeña plaza instalada en un lugar cercano al lado de poniente del paseo de Vara de Rey. El mes de julio de 1953, también tuvimos la noticia que la ibicenca, Pepita Escandell, había conseguido superar las pruebas para la obtención del título de profesora de piano y canto en el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona, profesión que tuvimos la oportunidad de escuchar en nuestros teatros, destacando en su mayoría de edad como profesora de técnica vocal y como autora de teatro costumbrista.
Sea lo que sea, la llegada de las salas de fiesta durante aquella década y sus animadas variedades y bailes de verano habían hecho abrir los ojos a los empresarios de nuestros teatros y quisieron probar suerte con nuevos experimentos. Por este motivo, la empresa del Teatro Serra organizó para el invierno de 1953 bailes para la población a precios populares con las orquestas ibicencas ‘Samba’ y ‘Mambo’. Pero no todo eran espectáculos en teatros y salas de fiesta. La vida normal de la gente era modesta y estábamos habituados a vivir con lo básico. No fue de extrañar que se recibiera como algo normal que en los colegios nos dieran, desde el curso de 1953, leche en polvo y queso para desayunar a media mañana, comida que formaba parte de la ayuda norteamericana a nuestro país después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
El mes de diciembre de 1954, tuvimos la oportunidad de ver ponerse en marcha en el teatro Pereira de una nueva velada artístico-musical benéfica a cargo de la sociedad Ebusus. En aquella ocasión apareció en escena la Agrupación Artística de la Peña Deportiva de Santa Eulalia, bajo la dirección teatral de un personaje que se había instalado en la Villa del Rio, José Vives, hijo del compositor Amadeo Vives, representando el juguete cómico ‘Las cosas de Gómez’, a demás de la aparición del grupo de teatro de Ebusus, que formó y dirigió Vicente Valero Riera, representando la comedia en verso de Jardiel Poncela, ‘Angelina o un drama en 1880’. Pero lo que más llamó la atención a la población aquel mes de diciembre fue la noticia que llegaría a Ibiza un circo. Fue el 25 de diciembre de 1954, cuando tuvimos la oportunidad de ver por primera vez un circo con espectáculos acrobáticos y de variedades, el Circo Lauri, que se instaló en la explanada del Portal Nou, con gran aceptación por parte del público.